Resolviendo problemas (Perspectivas sobre el milenio)

Ahora vamos a tratar la cuestión de cuál es la postura sobre el milenio que debemos adoptar. Los problemas son grandes y complejos, pero analizándolos cuidadosamente se pueden reducir a relativamente pocos. Hemos señalado a lo largo de este libro que la teología, como otras disciplinas, a menudo es incapaz de encontrar un punto de vista que sea apoyado de forma concluyente por todos los datos. Lo que se debe hacer en estas situaciones es encontrar aquél que plantea menos dificultades que los alternativos.

La perspectiva postmilenarista tiene mucho menos apoyo en la época actual que la que tuvo a finales del siglo xix y a principios del siglo xx. Esto por sí mismo no debería persuadirnos para rechazar esta posición. Sin embargo, deberíamos buscar las razones del declive del postmilenarismo, porque pueden ser determinantes para nuestras conclusiones. Aquí deberíamos señalar que el optimismo del postmilenarismo en cuanto a la proclamación del evangelio parece en cierta manera injustificado. Ha habido un declive en el éxito evangelístico y misionero. En algunas partes del mundo el porcentaje de población que realmente practica la fe cristiana es muy bajo. Además muchos países musulmanes están cerrados a los esfuerzos misioneros cristianos de tipo convencional. Por otra parte, no debemos ignorar que en algunas partes del mundo, especialmente en África y en Sudamérica, el cristianismo está creciendo, y está empezando a alcanzar un nivel de mayoría. Incluso algunos países que antes eran comunistas ahora están abiertos a los misioneros. ¿Quién sabe qué cambios de fortuna habrá para la predicación del evangelio?

También hay una sólida base bíblica para rechazar el postmilenarismo. Las enseñanzas de Jesús sobre grandes maldades y que la fe de muchos se enfriará antes de su venida parece estar en conflicto con el optimismo postmilenarista. La ausencia en las Escrituras de una descripción clara de un reinado de Cristo en la tierra sin su presencia física parece ser otra importante debilidad de esta posición.

Esto nos deja con una opción entre el amilenarismo y el premilenarismo. El tema se reduce a las referencias bíblicas sobre el milenio: ¿hay base suficiente para adoptar la perspectiva más complicada, la premilenarista, que la más simple, la amilenarista? A menudo se argumenta que todo el concepto premilenarista se basa en un único pasaje de las Escrituras, y que ninguna doctrina se debería basar en un único pasaje. Pero si una perspectiva puede explicar una referencia mejor que otra, y ambas perspectivas explican el resto de las Escrituras relativamente igual de bien, entonces la primera debe considerarse más adecuada que la segunda.

Señalamos que no hay pasajes bíblicos que el premilenarismo no pueda tratar, o que no pueda explicar adecuadamente. Por otra parte, hemos visto que las referencias a dos resurrecciones (Apoc. 20) ofrecen dificultades al amilenarismo. Sus explicaciones de que aquí tenemos dos tipos diferentes de resurrecciones o dos resurrecciones espirituales fuerzan los principios normales de la hermenéutica. La postura premilenarista parece más fuerte en este punto.

La interpretación premilenarista tampoco se basa en un único pasaje de la Biblia. Indicios de ello se encuentran en varios lugares. Por ejemplo, Pablo escribe: “Así como en Adán todos mueren, también en Cristo todos serán vivificados. Pero cada uno en su debido orden: Cristo, las primicias; luego los que son de Cristo, en su venida. Luego el fin, cuando entregue el Reino al Dios y Padre, cuando haya suprimido todo dominio, toda autoridad y todo poder” (1 Co. 15:22–24). Pablo utiliza los adverbios ἔπειτα (epeita—v. 23) y εἶτα (eita—v. 24), que indica secuencia temporal. Podía haber utilizado el adverbio τότε (tote) para indicar sucesos simultáneos, pero no lo hizo.23 Parece que al igual que la primera venida y la resurrección de Cristo fueron sucesos distintos separados por el tiempo, así habrá un intervalo entre la segunda venida y el final.24 También deberíamos observar que aunque se habla explícitamente de las dos resurrecciones solamente en Apocalipsis 20, hay otros pasajes que insinúan bien una resurrección de un grupo selecto (Lc. 14:14; 20:35; 1 Co. 15:23; Fil. 3:11; 1 Ts. 4:16) o una resurrección en dos etapas (Dn. 12:2; Jn. 5:29). En Filipenses 3:11, por ejemplo, Pablo habla de su esperanza de llegar “a la resurrección de entre los muertos.” Literalmente, la frase lee “la resurrección que sale de entre los muertos” (τὴν ἐξανάστασιν τὴν ἐκ νεκρῶν— tēn exanastasin tēn ek nektrōn). Nótese especialmente la preposición prefijada y el plural. Estos textos encajan bien con el concepto de las dos resurrecciones. Según esto, juzgamos que la perspectiva premilenarista es más adecuada que la amilenarista.

23 Joseph H. Thayer, Greek-English Lexicon of the New Testament (Edinburgh: T. & T. Clark, 1955), pp. 188, 231, 629.

24 George E. Ladd, Crucial Questions about the Kingdom of God (Grand Rapids: Eerdmans, 1952), p. 178.

Millard J. Erickson, Teología sistemática, ed. Jonatán Haley, trans. Beatriz Fernández, Segunda Edición., Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie, 2008), 1217–1219.

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