I. Definicion de Este Punto de Vista
El pretribulacionalismo enseña que el rapto de la iglesia (tanto de los santos muertos como de los vivientes) ocurrirá antes del período de los siete años de la Tribulación, es decir, antes del comienzo de la septuagésima semana de Daniel 9:24–27. Es necesario decir “antes del período de los siete años de la Tribulación”, porque algunos que se adhieren a un rapto mesotribulacional dicen que el Rapto es pretribulacional, porque entienden que la Tribulación se refiere solamente a los últimos tres años y medio del período de siete años.
II. Partidarios de Este Punto de Vista
John Nelson Darby (1800–1882) le dio el mayor ímpetu inicial a la sistematización del pretribulacionismo. Ello se debió a que él consideraba a la iglesia como una obra especial de Dios, distinta de Su programa para Israel. Esto, integrado a su premilenialismo, lo trajo a la posición de que la iglesia sería arrebatada antes del período de la Tribulación, en el cual Dios de nuevo trataría especialmente con Israel.
En el siglo veinte este punto de vista ha sido explicado y defendido por The Scofield Reference Bible, Is The Rapture Next? por Leon Wood (Grand Rapids: Zondervan, 1956); The Rapture Question, por John F. Walvoord (Grand Rapids: Zondervan, 1970), Eventos del porvenir, por J. Dwight Pentecost (Editorial Vida, Miami, Florida); A Revelation of Jesus Christ, por J.B. Smith (Scottdale, Pa.: Herald Press, 1961), y What You Should Know about the Rapture, por Charles C. Ryrie (Chicago: Moody, 1981).
III. Apoyo para Este Punto de Vista
A. Apocalipsis 3:10
La promesa se basa en guardar la palabra de Su paciencia, una referencia a todos los creyentes (véanse designaciones Juaninas similares en Juan 8:51; 14:23–24; y 1 Juan 2:3). Fue hecha a todas las iglesias, no sólo a la de Filadelfia en el primer siglo (note Apocalipsis 3:13 y la conclusión similar de las cartas a estas iglesias representativas). Se relaciona con la hora de prueba que vendrá sobre la tierra; es decir, las tribulaciones profetizadas más adelante en el Apocalipsis. Declara que los creyentes serán guardados de esa hora (tereso ek tes horas). Aquellos que se oponen al pretribulacionismo entienden que la frase significa “te guardaré en”; es decir, que los creyentes serán guardados durante los siete años de la Tribulación, y entonces saldrán de ésta a la segunda venida de Cristo.
La comprensión del pretribulacionista de ek es apoyada por varios versículos que no tienen que ver nada con el Rapto y, por lo tanto, no es algo que no pueda probarse. “El que guarda su boca y su lengua, su alma guarda de aflicciones” (Proverbios 21:23). Guardar su boca y su lengua no es el medio de uno protegerse en el tiempo de aflicción; más bien, es el medio de escapar de una aflicción por la que no está pasando en la actualidad. En la Septuaginta ek indica una preservación externa, no interna. Ek también se usa igualmente en cuanto a protección externa en Josué 2:13 y Salmos 33:19; 56:13. También en el Nuevo Testamento ek tiene claramente el mismo sentido. En Hechos 15:29 se les pidió a los gentiles que se guardaran de ciertas prácticas que eran ofensivas a los creyentes judíos. Esto podía lograrse únicamente por abstenerse del todo de esas prácticas. Ellos debían abstenerse de esas cosas, no protegerse de alguna manera mientras las practicaban. En Santiago 5:20 se nos dice que si se puede hacer volver de su mal camino a un cristiano que peca, será salvado de muerte física. No hay forma de que ek pueda significar que él sea protegido en medio de la muerte física y después emerja de ésta en una resurrección de alguna clase. El escapará de la muerte prematura por ser eximido de ella. (Para una discusión excelente de estos y otros puntos relacionados con Apocalipsis 3:10, véase Jeffrey L. Townsend, “The Rapture in Revelation 3:10”, Bibliotheca Sacra, Julio de 1980, pp. 252–66).
La misma frase, guardar de, se halla en Juan 17:15: “No ruego que los quites del mundo, sino que los guardes del mal”. Los postribulacionistas señalan que esta promesa no se cumple por sacar a los creyentes del mundo sino por protegerlos de Satanás mientras vivan en la tierra. Entonces ellos afirman que de igual manera vivirán los creyentes durante la Tribulación, pero serán guardados de su ira.
Esa analogía no puede responder a la pregunta básica: ¿Cómo son guardados los creyentes del poder de Satanás? Ciertamente, no es por sacarlos del mundo, pero sí implica un traslado. Pablo lo describió de esta manera: “El cual nos ha librado de la potestad de las tinieblas, y trasladado al reino de su amado Hijo” (Colosenses 1:13). Juan dijo lo mismo cuando escribió que “el maligno no le [al creyente] toca [se adhiere] (1 Juan 5:18). Los creyentes han sido transferidos de un dominio (el de Satanás) a otro (el de Cristo), es así como somos guardados del maligno.
Sin embargo, la promesa de Apocalipsis 3:10 no sólo garantiza el ser guardado de las pruebas del período de la Tribulación, sino el ser guardado del período de tiempo de la Tribulación. La promesa no es: “Te guardaré de las pruebas”, sino: “Te guardaré de la hora de la prueba”. Los postribulacionistas tienen que recurrir a forjar medios de “rebajar el énfasis en la palabra ‘hora’” (Robert H. Gundry, The Church and the Tribulation [Grand Rapids: Zondervan, 1973], p. 59) insistiendo en que “hora” significa las experiencias del período de tiempo pero no el tiempo mismo. En otras palabras, la iglesia pasará por el período, pero no experimentará (algunos de) los eventos. Pero si los eventos de la Tribulación son mundiales y afectan directa o indirectamente a todos, ¿cómo puede estar la iglesia en la tierra y escapar las experiencias? Si nuestro Señor hubiera sido salvado de la hora de Su sacrificio expiatorio (Juan 1:27) por haber vivido a través de ese tiempo pero sin experimentar los eventos de Su pasión, entonces no habría habido expiación alguna.
Por supuesto, es posible vivir a través de un período y estar excluido de algunos de los eventos (como estar presente en una función social y no participar en algunas de las actividades), pero no es posible estar exento del período sin también estar exento de los eventos.
En resumen, los postribulacionistas no enseñan el significado de Apocalipsis 3:10 claramente. (1) Algunos parecen decir que significa protección (para algunos creyentes que escapan de ser martirizados durante la Tribulación) y entonces el Rapto al final. (2) Otros parecen decir que significa protección de la última crisis (que incluye el Armagedón y la “calma” de paz y seguridad que supuestamente le precede) por medio del Rapto justamente antes de esa crisis. (3) Unos parecen decir que significa que la iglesia vivirá durante el Armagedón, será guardada durante ese período, y saldrá (todos los creyentes ilesos) en el Rapto-Segunda Venida. Una cosa está clara para los postribulacionistas: no puede significar liberación antes del comienzo de la Tribulación.
Pero cuán clara y sencilla es la promesa: “Yo … te guardaré de la hora de la prueba”. No simplemente de cualquier persecución, sino del tiempo venidero que afectará a toda la tierra. (La única manera de escapar de la aflicción mundial es no estar en la tierra). Y la única manera de escapar del período cuando los eventos ocurran es estar en un lugar donde el tiempo no transcurra. El único lugar que llena estas condiciones es el cielo.
Quizás una ilustración ayudará a mantener la promesa en su forma clara y sencilla. Como maestro, yo tengo que realizar exámenes con frecuencia. Supongamos que le anuncie a una clase que voy a efectuar un examen en determinada fecha a la hora regular de clase. Entonces supongamos que yo diga: “Quiero hacerles una promesa a los estudiantes cuyas calificaciones del semestre sean hasta ahora ‘A’. La promesa es: Yo los libraré del examen”. Si yo no dijese nada más a manera de explicación, había de esperar que los estudiantes de A estuvieran perplejos acerca de esa promesa. “¿Significa que tenemos que tomar el examen, o no?”, se preguntarían. Y sólo para estar seguros, se presentarían al tiempo establecido, porque no habrían entendido claramente lo que yo quise decir.
Ahora bien, yo pudiera cumplir mi promesa a esos estudiantes de A de esta manera: les podría entregar un examen a todos, y darles a los estudiantes de A una hoja con las respuestas. Ellos tomarían el examen, pero en realidad estarían exentos del examen. Pasarían por el período, pero no sufrirían la prueba. Esto es el postribulacionismo. Protección mientras sufren.
Pero si yo le dijese a una clase: “Voy a efectuar un examen la semana que viene. Quiero hacerles una promesa a los estudiantes de A. Yo los eximiré de la hora del examen”. Dudo mucho que los estudiantes de A de la clase emplearían tiempo en debatir lo que quise decir o si deben de presentarse o no al período del examen. Entenderían claramente que el ser guardados de la hora del examen los exime de estar presentes durante esa hora. Esto es el pretribulacionismo, y este es el significado de la promesa de Apocalipsis 3:10. Y la promesa vino del Salvador resucitado, el mismo que es nuestro Libertador de la ira venidera (1 Tesalonicenses 1:10).
B. 1 Tesalonicenses 5:1-11
En 4:13–18 Pablo trató de aliviar el temor de algunos que pensaban que los creyentes muertos quizás no participarían del reino. Su explicación en ese párrafo era algo acerca de lo cual ellos no estaban informados. Pero, por el contrario, ellos sí estaban bien informados en cuanto al inicio del día del Señor, como él explica en 5:1–11.
El comienzo de ese día llegará inesperadamente en un tiempo de paz y seguridad (v. 2), con dolor (v. 3) e ira (v. 9). Mientras tanto, los creyentes han de vivir con vigilancia y sobriedad. Las exhortaciones de los versículos 6, 8, 10 no son a estar atentos a señales durante la Tribulación en preparación para el día del Señor al final de la Tribulación, sino a vivir vidas piadosas en vista de la Tribulación venidera, de la cual los creyentes escaparán. Pablo dijo que ellos estaban plenamente conscientes de esta enseñanza (v. 2). ¿Cómo? En parte debido a la misma enseñanza de Pablo, pero también por razón de sus conocimientos del Antiguo Testamento.
En el Antiguo Testamento, al día del Señor se le designa con esa frase cerca de veinte veces, a menudo con implicaciones escatológicas. Además, un término paralelo, “los postreros días” (o su equivalente) ocurre catorce veces, siempre en sentido escatológico. Asimismo, la frase “en aquel día” ocurre más de cien veces, y es generalmente escatológica. En Isaías 2:2, 11–12, las tres frases aparecen, refiriéndose al mismo período escatológico. Así que había amplia razón para que Pablo dijera que sus lectores conocían acerca del día del Señor por el Antiguo Testamento mismo.
Pero tocante al Rapto no hay ninguna revelación en el Antiguo Testamento. Esta omisión de más de cien pasajes parece ser difícil de comprender si el Rapto es el primer evento del día del Señor, como enseña el postribulacionismo. Pero si el Rapto es un misterio, no revelado en el Antiguo Testamento, y si precede al inicio mismo del día del Señor, entonces no es extraño que Pablo tuviese que informarles acerca del Rapto pero solamente recordarles lo que ellos ya sabían referente al día del Señor.
Los postribulacionistas, pues, quieren hacer una estrecha conexión entre 1 Tesalonicenses 4:13–18 y 5:1–11, mientras que los pretribulacionistas ven un contraste entre los temas de los dos párrafos.
De modo que, el escenario postribulacional se presenta así: Pablo se mueve fácilmente de su discusión del Rapto en 4:13–18 a la de la parousia en 5:1–11 porque está hablando de eventos que ocurren simultáneamente, y no con siete años de separación. El hecho de que Pablo escogiera de (la primera palabra griega en 5:1), una conjunción simple con sólo un leve sentido adversativo, indica esta estrecha conexión. Y puesto que el día del Señor no comenzará hasta la Segunda Venida, el Rapto también ocurrirá entonces.
Los pretribulacionistas señalan que el contraste entre los temas de los dos capítulos se agudiza por el hecho de que Pablo no usó simplemente un de para comenzar el versículo 1, sino una frase, peri de. Esto es muy significativo, porque en otras partes en sus escritos Pablo usa peri de para denotar un tema nuevo y contrastante. Note 1 Corintios 7:1, 25; 8:1; 12:1; 16:1, 12; y 1 Tesalonicenses 4:9 y 5:1. Por supuesto, la alegación de los postribulacionistas de que se está tratando el mismo tema en 4:13–18 y 5:1–11 puede que tuviera apoyo en caso de que se hubiera empleado de solamente, pero se nulifica del todo por el uso de peri de. De modo que el uso de este pasaje por parte de los pretribulacionistas tiene un fuerte apoyo exegético. El Rapto no es parte del día del Señor, y por lo tanto no puede ser postribulacional.
En resumen: La cuestión del inicio del día del Señor es la línea divisoria entre el “pre” y el “pos” tribulacionismo. El pretribulacionismo considera el día del Señor como el inicio de la Tribulación por las siguientes razones:
(1) Los primeros juicios (por cualquier cronología que se emplee) incluyen guerra, hambre, y la muerte de un cuarto de la población de la tierra.
(2) La única vez que las Escrituras mencionan la paz y la seguridad durante el período de Tribulación es al comienzo mismo. Este período será seguido inmediatamente por guerra, destrucción, y cataclismos que continuarán sin disminución hasta el final. Así que, el día del Señor ha de comenzar al principio de la Tribulación, y el Rapto tiene que ocurrir antes.
(3) La manifestación del hombre de pecado ocurrirá al principio de la Tribulación, cuando él haga un pacto con el pueblo judío.
(4) El entendimiento mucho más normal del verbo en Apocalipsis 6:17 comunica la idea de que la ira ya ha llegado y continúa.
(5) El que Pablo use peri de, y no simplemente de, en 1 Tesalonicenses 5:1 indica temas contrastantes.
(6) La remoción de la paz de la tierra justamente después que comienza la Tribulación sólo encaja en el pretribulacionismo.
Si el postribulacionismo está en lo cierto, entonces tiene que proveer respuestas más satisfactorias que las que ha dado a las siguientes preguntas:
(1) ¿Cómo puede el día del Señor no comenzar con la Tribulación ni en cualquier parte de ella y sin embargo comenzar con los juicios de Armagedón?
(2) ¿Cómo puede el conflicto final, al concluir la Tribulación, reducirse a una batalla de duración suficiente corta para que la iglesia sea raptada antes que empiece (para escapar de la ira) y aun regresar inmediatamente acompañando a Cristo a la tierra a la conclusión de lo que tendría que ser una batalla muy breve?
(3) ¿Acaso la protección contra la ira derramada sobre los incrédulos realmente incluye la exención de los efectos resultantes de las acciones de esos incrédulos sobre los cuales la ira se derrama? No es así en la actualidad. ¿Por qué ha de serlo en el futuro?
(4) ¿Cómo el agrupar los juicios de la ira al final de la Tribulación resuelve el problema de que juicios igualmente severos parecen ocurrir más temprano en la Tribulación y caer sobre creyentes al igual que sobre no creyentes?
(5) ¿Cuál es la interpretación más normal del aoristo en Apocalipsis 6:17? ¿No indica que la ira ya ha sido derramada, que no comenzó con el sexto sello?
(6) ¿No indica el uso de la frase peri de en 1 Tesalonicenses 5:1 que el Rapto realmente no es parte del día del Señor y que no ocurrirá al final de la Tribulación?
Sólo el pretribulacionismo encaja armoniosamente con toda la evidencia bíblica y responde satisfactoriamente a esas preguntas.
C. La iglesia
Otros argumentos a favor del Rapto pretribulacional incluyen la ausencia de la iglesia en Apocalipsis 4–19, donde se describe la Tribulación en gran detalle; la remoción del que detiene antes del día del Señor y de la manifestación del hombre de pecado (2 Tesalonicenses 2:1–9); y la necesidad de que algunos seres humanos sobrevivan la Tribulación en sus cuerpos terrenales para que sean los progenitores de la población milenial. Examinaremos en detalle este último argumento en el próximo capítulo.
Charles Caldwell Ryrie, Teologı́a básica (Miami: Editorial Unilit, 2003), 552–558.

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