Desde hace mucho, los eruditos han identificado la visión de Juan en Apocalipsis 4–6 como una escena del consejo divino.13 Un especialista en el libro del Apocalipsis observa lo siguiente:
El centro de la visión del trono es Dios entronizado en su corte celestial, rodeado de una serie de seres angélicos y deidades inferiores (ángeles, arcángeles, serafines, querubines) que actúan como cortesanos. Todas estas descripciones de Dios entronizado en medio de su corte celestial están basadas en antiguas concepciones del consejo o la asamblea divina que encontramos en Mesopotamia, Ugarit y Fenicia, además de en Israel.14
Dado todo lo que hemos cubierto hasta ahora, la descripción de la visión de Juan resultará bastante familiar:
1 Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí, como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que sucederán después de estas. 2 Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí, un trono establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado. 3 Y el aspecto del que estaba sentado era semejante a piedra de jaspe y de cornalina; y había alrededor del trono un arco iris, semejante en aspecto a la esmeralda. 4 Y alrededor del trono había veinticuatro tronos; y vi sentados en los tronos a veinticuatro ancianos, vestidos de ropas blancas, con coronas de oro en sus cabezas. 5 Y del trono salían relámpagos y truenos y voces; y delante del trono ardían siete lámparas de fuego, las cuales son los siete espíritus de Dios. 6 Y delante del trono había como un mar de vidrio semejante al cristal; y junto al trono, y alrededor del trono, cuatro seres vivientes llenos de ojos delante y detrás. 7 El primer ser viviente era semejante a un león; el segundo era semejante a un becerro; el tercero tenía rostro como de hombre; y el cuarto era semejante a un águila 8 Y los cuatro seres vivientes tenían cada uno seis alas, y alrededor y por dentro estaban llenos de ojos; y no cesaban día y noche de decir:, Santo, santo, santo es el Señor Dios Todopoderoso, el que era, el que es, y el que ha de venir
(Ap 4:1–8).
La adoración con la triple repetición de “santo” nos retrotrae a Isaías 6:3, una clara escena del consejo divino. Otros puntos de semejanza con diversas visiones del consejo incluyen a las criaturas (cf. la descripción de los querubines en Ez 1; 10); las alas sobre las criaturas (cf. los serafines de Is 6); Dios entronizado (Is 6; Ez 1; Dn 7), múltiples tronos (Dn 7); las piedras preciosas, colores y el mar de cristal (Ez 1); espíritus de adivinación (1 Re 22). De hecho, la visión de Juan combina rasgos anteriores del consejo divino en esta visión.15
Dios está rodeado por veinticuatro ancianos entronizados. La identificación de estos ancianos ha provocado un enorme debate. Se ha propuesto que los veinticuatro eran
• seres celestiales, bien sea homólogos cósmicos de las veinticuatro divisiones sacerdotales de Israel o representantes divinos de las doce tribus de Israel y los doce apóstoles;
• creyentes humanos glorificados que representan a todos los creyentes;
• los creyentes del Antiguo Testamento (cf. Heb 11); o
• los miembros no humanos del consejo divino.16
La descripción de la escena en Apocalipsis 5 distingue a los ancianos de los ángeles (Ap 5:11) y concretamente presenta a los ancianos, no a los ángeles, cerca del trono que rodea a Dios como un consejo, una imagen similar a la de Daniel 7.17 Nuestro análisis del capítulo 35 sobre la divinización de los humanos tras la muerte o la resurrección hace posible que los ancianos sean seres humanos convertidos en divinos. Sin embargo, la inclusión de mártires en la escena de Apocalipsis 6:9–11 parece requerir que los ancianos también sean distintos de los creyentes glorificados. Si bien es cierto que tanto a los ancianos como a los mártires se les describe vistiendo ropas blancas (Ap 4:4; 6:11), los mártires reciben sus ropas después de la descripción de los ancianos, y cuando esto sucede no se hace referencia a ellos como ancianos.18
Hasta cierto punto, la identificación de los ancianos como humanos es bastante coherente con otro material del consejo divino que ya hemos estudiado, especialmente la presentación de los creyentes glorificados por Jesús en el consejo divino (Heb 1–2).19 En cambio, identificarlos como divinos no afecta a la presencia humana en el consejo. El cielo y la tierra, la divinidad y la humanidad, no son fáciles de separar cuando se trata del consejo divino y el plan de Dios para la restauración del Edén.
La importancia para la interpretación de concebir a los ancianos como miembros divinos del consejo de Yahvé es que tal lectura encaja con las escenas veterotestamentarias del consejo divino relacionadas con el juicio de las naciones y sus dioses.
La elección de “ancianos” para describir el consejo deriva de Isaías 24:23, un pasaje que, y no es coincidencia, es de género apocalíptico, como el libro de Apocalipsis.
21 En aquel día el Señor castigará a los poderes celestiales en el cielo y a los reyes terrenales en la tierra. 22 Serán amontonados en un pozo, como prisioneros entre rejas, y después de muchos días se les castigará. 23 La luna se sonrojará y el sol se avergonzará, porque sobre el monte Sión, sobre Jerusalén, reinará el Señor Todopoderoso, glorioso entre sus ancianos (Is 24:21–23 nvi).
Isaías 24:23 describe un juicio apocalíptico sobre los enemigos divinos de Yahvé y los reyes de la tierra que se han asociado con ellos.20 Cuando su juicio es definitivo, Yahvé es glorificado “delante de sus ancianos”. Los intérpretes que se han centrado en este lenguaje tan poco frecuente de Isaías han llamado la atención sobre el carácter divino de los ancianos siguiendo dos vías: (1) pasajes comparables acerca de ancianos en el Antiguo Testamento para establecer que el término se refiere concretamente a miembros selectos de una casa real; y (2) similitudes entre las descripciones de los ancianos en Apocalipsis 4–5 y las de aquellos seres divinos que aparecen en otras escenas del consejo celestial.21
El propósito de la reunión del consejo es triple: (1) la exaltación del Cordero que fue inmolado (Ap 4:11; 5:11–12); (2) la celebración de la victoria del Cordero (Ap 5:1–5), un evento que convirtió a sus seguidores en “un reino y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán sobre la tierra” (Ap 5:10); y (3) la apertura de los siete sellos (Ap 6).22 La escena de Apocalipsis 4–6 nos demuestra que los autores del Nuevo Testamento estaban atentos al patrón veterotestamentario de la actividad del consejo divino en las ocasiones trascendentales de la planificación de Dios. La escena del consejo divino de Apocalipsis 4–6 da inicio al juicio final de Yahvé sobre la tierra que se describe en Isaías 24:23, cuyo resultado final está en sintonía con Daniel 7, donde el hijo de hombre obtiene el dominio eterno y lo comparte con los santos y el pueblo de los santos leales a él y a Yahvé.23
Apocalipsis 4–6 prepara la escena para la confrontación final entre Yahvé y su pueblo por un lado y los poderes de las tinieblas y aquellos que están bajo su dominio por el otro. Tal como veremos en los siguientes dos capítulos, el enfrentamiento no es solo a cuenta de las almas de la humanidad y las naciones de la tierra, sino del control del propio mundo invisible.
13 Joseph M. Baumgarten, “The Duodecimal Courts of Qumran, Revelation, and the Sanhedrin”, Journal of Biblical Literature 95 (1976): 59–78, esp. 65–70. Baumgarten escribe: “Resulta sorprendente que los eruditos que se ocupan de los problemas exegéticos relacionados con los veinticuatro ancianos no mencionen el hecho de que la participación de los ancianos en el juicio final es un concepto judío sólidamente establecido que tiene raíces en el pensamiento bíblico y apocalíptico. El propio tribunal celestial es un elemento familiar de la imaginería bíblica que ha sido comparado con sus semejantes entre las culturas paganas del antiguo Oriente Próximo” (p. 67).
14 David E. Aune, Revelation 1–5, Word Biblical Commentary 52A (Dallas: Word, 1998), 277.
15 G. K. Beale, The Book of Revelation: A Commentary on the Greek Text, New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI; Carlisle, Cumbria: Eerdmans; Paternoster Press, 1999), 320–22.
16 Aune enumera estos y otros enfoques (Revelation 1–5, 288–89).
17 Véase Aune, Revelation 1–5, 286.
18 Identificar a los ancianos como seres divinos y no humanos no es esencial para identificar la escena como una sesión del consejo divino. Por otro lado, la identificación de los ancianos con el pueblo de Dios no queda eliminada si los ancianos son seres divinos, ya que el propósito de la asamblea del consejo es la fase final del triunfo de Dios sobre la tierra y el hecho de que la intención original de Dios era incluir a los seres humanos en el gobierno de su consejo. El cielo y la tierra, la divinidad y la humanidad, no son fáciles de separar cuando se trata del consejo divino y el plan de Dios para la humanidad.
19 Véase el capítulo 36.
nvi Nueva Versión Internacional
20 A veces se emplea la frase “ejército de los cielos” como una designación genérica habitual de los seres divinos: miembros del mundo no terrestre, sean buenos o malos (p. ej., 1 Re 22:19 y 2 Re 17:16, respectivamente). Sin embargo, se relaciona claramente con esos elohim inferiores puestos sobre las naciones que son enemigos de Yahvé y su pueblo (Dt 4:19; 17:3).
21 Véase John D. W. Watts, Isaiah 1–33, ed. rev., Word Biblical Commentary 24 (Nashville: Thomas Nelson, 2005), 389; Timothy M. Willis, “Yahweh’s Elders (Is 24,23): Senior Officials of the Divine Court”, Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 103.3 (1991): 375–85. Muchos eruditos buscan identificar a los ancianos de este pasaje con los ancianos humanos de Israel debido a la referencia a Sion y Jerusalén, así como a pasajes como Ex 24:9–11, donde Moisés, Aarón, Nadab, Abiú y 70 ancianos vieron al Dios de Israel. Por esta razón, algunos pretenden traducir “sus ancianos” (de Dios) como “sus ancianos” (i.e., los ancianos de Sion o Jerusalén). Si este fuera el caso, cabría esperar un sufijo pronominal femenino para que concordara gramaticalmente con estos sustantivos femeninos. La forma en Is 24:23 es el sustantivo plural (“ancianos”) más el sufijo de tercera persona del masculino singular. Esta forma solamente aparece en otro lugar de la Biblia hebrea, el Sal 105:22, donde el contexto se refiere claramente a oficiales selectos de la corte de la casa del rey (Faraón). Además, las referencias a Sion y Jerusalén no requieren una lectura literal, ya que también se trata de conceptos escatológicos claramente atestiguados en contextos apocalípticos y, más generalmente, en la teología bíblica del Nuevo Testamento. Véase C. C. Newman, “Jerusalem, Zion, Holy City”, Dictionary of the Later New Testament and Its Developments (ed. Ralph P. Martin y Peter H. Davids; Downers Grove, IL: InterVarsity Press, 1997).
22 Aune observa: “El libro o rollo con los siete sellos se puede interpretar que contiene todo el escenario de los acontecimientos escatológicos hasta 22:5. Los siete sellos abarcan las siete trompetas, mientras que la séptima trompeta abarca las siete copas” (Revelation 1–5, 276).
23 Con respecto a la escena del consejo divino en Ap 4–5, Baumgarten observa lo siguiente: “El juicio no es un mero episodio, sino que sirve como el marco que unifica los diversos apocalipsis” (Baumgarten, “Duodecimal Courts”, 66). Baumgarten vincula concretamente el pasaje con el juicio de los dioses de las naciones en el Sal 82 (p. 69).
Michael S. Heiser, El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia, ed. David Lambert, Primera edición. (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2019).

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