Aunque en la época primitiva de la historia del cristianismo la literatura apócrifa judía tenía una gran estima, poco a poco se fue quedando en el olvido, hasta llegar a ser relegada y hasta menospreciada tanto por cristianos como por judíos.
Actualmente, sin embargo, estas obras vuelven a ser objeto de mucho interés desde diversos ámbitos de estudio:
1. Desde el humanismo. Las ciencias humanistas, como la historia, la antropología y la misma literatura, entre otras, encuentran en los libros apócrifos judíos una magnífica fuente de estudio para conocer la historia de las ideas, de las formas de conducta, de los géneros literarios, etc., de una época significativa. Los imaginarios o arquetipos colectivos sobre el mal, la imagen de Dios y su relación con el hombre, las ideas escatológicas de la resurrección, inmortalidad, paraíso, infierno, tienen su especificidad en las obras apócrifas del Antiguo Testamento.
2. Desde el judaísmo. El autor J. Charlesworth menciona cuatro razones por las cuales importa a la religión judía el estudio de la literatura apócrifa: 1) En estas obras están presentes un importante, aunque negado, capítulo en la historia de las ideas judías. 2) Estos escritos reflejan el mejor aspecto central del judaísmo prerabínico. 3) Ellos contienen reflexiones tempranas significativas sobre las expansiones de las Escrituras hebreas. 4) Clarifican que para el primer siglo de nuestra era estaban presente diversas y, a veces, excluyentes definiciones del judaísmo.
3. Desde el cristianismo. Nuevamente se pueden mencionar cuatro razones importantes por las que un cristiano se puede acercar al estudio de los apócrifos judíos: a) Esta literatura proporciona la historia social y cultural de un intervalo de tiempo de cerca de dos siglos entre el Antiguo Testamento y el Nuevo Testamento. b) Estos libros provienen de la misma época y del mismo contexto histórico-cultural en que vivió Jesús. c) Algunos autores del Nuevo Testamento y muchos padres de la Iglesia consideraban algunas obras apócrifas del Antiguo Testamento como canónicas, o al menos autoritativas. d) Muchos apócrifos judíos tienen inserciones o reelaboraciones cristianas, lo que revela muchas veces un paralelo del pensamiento cristiano que es contemporáneo con los autores neotestamentarios.
Nuestro interés por la exposición sencilla de estas obras apócrifas es suscitar la curiosidad del lector y, con ello, provocar el estudio de algún o algunos libros apócrifos que más hayan llamado la atención. Juntamente con la mención de cada libro y sus principales características, me propongo añadir temas o textos selectos en relación con los libros canónicos, principalmente del Nuevo Testamento; pero también proporciono algunos estudios específicos de los apócrifos mismos, teniendo en cuenta la variedad de métodos y acercamientos.
Un ejemplo de Apócrifos y Liturgia La frase «Dales Señor el descanso eterno: y brille para ellos la luz perpetua» está tomada del texto apócrifo de 4 Esdras 4:34–35: «Por eso yo les digo, Naciones que escuchan y entienden: Esperen a su pastor, el descanso eterno dará a ustedes, porque él está próximo, quien al fin de la era vendrá. Estén preparados para las recompensas del reino, porque la luz perpetua brillará para ustedes por tiempos eternos». |
Sin duda el gran interés para la cultura latinoamericana radica, añadido a lo anterior, en la influencia que los apócrifos, tanto del AT como del NT, han tenido en la religiosidad, la liturgia y el arte cristiano de esta región. Muchas manifestaciones culturales están basadas en narraciones, personajes y símbolos que la literatura apócrifa ha proporcionado a una sociedad curiosa de detalles desconocidos tanto de la vida de los personajes del pasado, como de las realidades que están más allá de lo que nuestros sentidos o la vida terrena nos pueden ofrecer.
Para profundizar • Una lectura que puede ayudar a ubicar los escritos apócrifos en su contexto literario es el siguiente artículo: Domingo Muñoz, «Panorama de literatura intertestamentaria», ResB 23 (1999), pp. 5–12. • Diversos acontecimientos históricos marcaron la finalidad, el estilo y el contenido de los libros apócrifos, por ello puede resultar útil ubicar las fechas (años) de los siguientes sucesos en los apéndices cronológicos de las distintas Biblias: traducción de los LXX; dedicación del templo de Jerusalén a Zeus por Antíoco IV; revuelta macabea; Jerusalén tomada por Pompeyo; comienzo del reinado de Herodes el Grande en Palestina; persecución de Nerón; destrucción del segundo Templo; segunda revuelta judía y destrucción de Jerusalén. • Es importante, siempre que nos acercamos a textos antiguos, tener conciencia de que somos «turistas» en el mundo y el género de esos textos. Por eso las preguntas de actualización de cada capítulo tienen que ver con las diferencias y analogías de lo que pensaban los habitantes del Mediterráneo de la época helenista y lo que pensamos nosotros como sociedad posmoderna latinoamericana. En este primer apartado pueden pensarse las respuestas a estas preguntas: ¿Qué pensarías de alguien que utiliza el nombre de otro para publicar su obra? ¿Por qué para las sociedades antiguas no constituía un problema? ¿Qué connotaciones tiene en la actualidad la palabra «apócrifo»? ¿Cuáles fueron los criterios para que la comunidad judía reconociera unos libros como «canónicos», dejando otros como «extracanónicos»? |
LXX Traducción griega de los Setenta
Gabriel Fierro Nuño, «APÓCRIFOS DEL ANTIGUO TESTAMENTO», en Ester, Judit, Rut, Tobías. Apócrifos del Antiguo Testamento, vol. 12, Biblioteca Bíblica Básica (Estella, España: EVD, 2010), 266–269.

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