Apocalipsis 13:3–8, RVR-60
«Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia, y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella? También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses. Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo. Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación. Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo».
Introducción
La persona del Anticristo encuentra su contexto profético en el libro de Daniel, y su revelación en el libro del Apocalipsis. Pero la teología paulina y la teología joanina hacen referencia a dicho personaje.
1. El trasfondo de la bestia Anticristo
a) La bestia terrible de los diez cuernos. «Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos» (Dan. 7:7).
Esa cuarta «bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte» con «dientes grandes de hierro», alude al Imperio Romano. Las legiones romanas se hicieron expertas en el uso y empleo del hierro para sus campañas bélicas. Con sus torres, catapultas y arietes con cabezas de machos cabríos asaltaban las ciudades amuralladas de sus enemigos.
b) El cuerno pequeño que crece de uno de los diez cuernos. «Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas» (Dan. 7:8 RVR-60).
Este «otro cuerno pequeño salía entre los diez», es todavía futurístico. Y es una figura del Anticristo que se levantará durante el tiempo de esa alianza de diez reyes en un futuro venidero. Sin lugar a dudas esos diez cuernos naciones saldrán de la Unión Europea, y serán integradas por diez países del antiguo Imperio Romano: Roma, Galia Cisalpina, Galia Transalpina, Galia Central, Helvecia, Etruria, Lacio, Britania, Hispania, Cartago, Numidia, Egipto, Capadocia, Sicilia, Ponto, Judea, Macedonia, Grecia, Tracia, Libia, Dacia, Palmira y Armenia en ocasiones.
En la actualidad el antiguo Imperio Romano se puede ver en estos países: España, Portugal, Francia, Andorra, Inglaterra (no el Reino Unido), Bélgica, Luxemburgo, sur de Alemania, Suiza, Austria, Eslovenia, Croacia, oeste de Hungría, Bosnia-Herzegovina, Servia, Bulgaria, Rumanía, Albania, Montenegro, Macedonia, Grecia, Turquía, Península de Crimea (sur de Ucrania). Algunos países del norte de la costa Norafricana: Marruecos, Argelia, Túnez, Libia y Egipto (completo). Israel, oeste de Jordania y Siria, Líbano, norte de Iraq, parte de Georgia, Armenia, Azerbaiyán y norte de Irán
c) El cuerno pequeño que crece del cuerno de Siria. «Y de uno de ellos salió un cuerno pequeño, que creció mucho al sur, y al oriente, y hacia la tierra gloriosa» (Dan. 8:9).
Ese «cuerno pequeño» históricamente vio su cumplimiento en Antíoco IV Epífanes, un rey seleúcida de Siria. Pero todavía tiene una proyección escatológica con el Anticristo venidero.
2. El carácter de la bestia Anticristo
a) La soberbia del Anticristo. «Y el rey hará su voluntad, y se ensoberbecerá, y se engrandecerá sobre todo dios; y contra el Dios de los dioses hablará maravillas, y prosperará, hasta que sea consumada la ira; porque lo determinado se cumplirá» (Dan. 11:36).
«El rey hará lo que le venga en gana, se exaltará a sí mismo y afirmará ser más grande que todos los dioses, incluso blasfemará contra el Dios de dioses. El éxito lo acompañará, pero solo hasta que se cumpla el tiempo de la ira, pues lo que se ha establecido, sin lugar a dudas, ocurrirá» (Dan. 11:36, NTV).
Por naturaleza, el Anticristo al igual que su tipo Antíoco IV Epífanes, será un personaje voluntarioso, caprichoso, orgulloso, un verdadero enemigo de la religión y un archienemigo del gobierno divino. Esta campaña mundial en contra de Dios, de la iglesia, está preparando ese camino para una religión mundial que adore a un hombre.
b) El carácter del Anticristo. «Del Dios de sus padres no hará caso, ni del amor de las mujeres; ni respetará a dios alguno, porque sobre todo se engrandecerá». (Dan. 11:37).
«No tendrá ningún respeto por los dioses de sus antepasados, ni por el dios querido por las mujeres ni por ningún otro dios, porque se jactará de ser más grande que todos ellos» (Dan. 11:37, NTV).
El comentario al Apocalipsis de Victorino de Pettau, escrito en el siglo III, declara: «Daniel dice: No conoce con el deseo de las mujeres, en esto será muy impuro, y con ningún Dios de sus padres él será familiar. Pero él no será capaz de seducir al pueblo de la circuncisión, a menos que se convierta en un defensor de la ley».
La expresión «ni del amor de las mujeres», y el comentario de Victorino que lee «no conoce con el deseo de las mujeres, en esto será muy impuro», ha dado conjeturas para pensar en la sexualidad del Anticristo.
Lo cierto es que este personaje de los tiempos finales, será un desconsiderado con la religión y con el amor de las mujeres que debe ser primero Dios, segundo sus hijos y tercero su esposo.
c) El militarismo del Anticristo. «Mas honrará en su lugar al dios de las fortalezas, dios que sus padres no conocieron; lo honrará con oro y plata, con piedras preciosas y con cosas de gran precio» (Dan. 11:38).
«Este rey adorará al dios de las ciudades amuralladas, dios al que ni sus padres ni sus abuelos adoraron, y hasta le ofrecerá oro, plata, piedras preciosas y objetos de mucho valor» (Dan. 11:38, TLA).
Esto indica que la bestia Anticristo hará uso del militarismo en la implementación de su política y de su gobierno en los días finales. Su dios será la guerra. Su religión será la supresión. Aunque se valdrá de la misma.
d) El dios del Anticristo. «Con un dios ajeno se hará de las fortalezas más inexpugnables, y colmará de honores a los que le reconozcan, y por precio repartirá la tierra» (Dan. 11:39).
«Para defender las ciudades conquistadas, pedirá el apoyo de un ejército que adora a otros dioses. Y a todos los que le rindan honores, los recompensará con puestos muy importantes y con grandes territorios» (Dan. 11:39, TLA).
«Atacará las fortalezas más resistentes, afirmando que cuenta con la ayuda de este dios extranjero. Honrará a quienes se sometan a él, al ponerlos en puestos de autoridad y al repartir la tierra entre ellos como recompensa» (Dan. 11:39, NTV).
Por otro lado, el enemigo de la religión, se valdrá de la religión para alcanzar sus propósitos y desarrollar su megalomanía conquistadora. No le gusta la religión, pero usará la religión. Al final el mismo será el objeto de la religión.
3. La manifestación de la bestia Anticristo
a) El tema de la Segunda Venida de Jesucristo. «Pero con respecto a la venida de nuestro Señor Jesucristo, y nuestra reunión con él, os rogamos, hermanos» (2 Tes. 2:1).
Pablo de Tarso creía en esa doctrina del pronto retorno de Jesucristo a la tierra, para levantar a su iglesia gloriosa y victoriosa. Ese encuentro de Jesucristo con la iglesia era visto por el apóstol como «nuestra reunión con él». Y nosotros, como la iglesia, anhelamos ese maravilloso encuentro con Jesucristo.
b) La amonestación sobre la Segunda Venida de Jesucristo. «Que no os dejéis mover fácilmente de vuestro modo de pensar, ni os conturbéis ni por espíritu ni por palabra ni por carta como si fuera nuestra, en el sentido de que el día del Señor está cerca» (2 Tes. 2:2).
«No pierdan la cabeza ni se alarmen por ciertas profecías, ni por mensajes orales o escritos supuestamente nuestros, que digan: ¡Ya llegó el día del Señor!» (2 Tes. 2:2, NVI).
En medio de un mensaje verdadero, se darían mensajes falsos sobre esa venida. Los mismos estarían arropados de elementos de profecías, mensajes hablados y cartas espurias.
c) El Anticristo vendrá antes de la Segunda Venida de Jesucristo. «Nadie os engañe en ninguna manera; porque no vendrá sin que antes venga la apostasía, y se manifieste el hombre de pecado, el hijo de perdición» (2 Tes. 2:3).
«No se dejen engañar por lo que dicen. Pues aquel día no vendrá hasta que haya una gran rebelión contra Dios y se dé a conocer el hombre de anarquía, aquel que trae destrucción» (2 Tes. 2:3, NTV).
La venida de Jesucristo o traslado de la iglesia sería antecedido por la apostasía, que luego prepararía el escenario para que esa venida fuera precedida por la manifestación pública del títere de Satanás, un hombre vestido de pecado, de perdición, de anarquía y de destrucción.
d) El Anticristo será el usurpador de Dios. «El cual se opone y se levanta contra todo lo que se llama Dios o es objeto de culto; tanto que se sienta en el templo de Dios como Dios, haciéndose pasar por Dios» (2 Tes. 2:4).
«Se exaltará a sí mismo y se opondrá a todo lo que la gente llame ‘dios’ y a cada objeto de culto. Incluso se sentará en el templo de Dios y afirmará que él mismo es Dios» (2 Tes. 2:4, NTV).
Este personaje escatológico manifestará un espíritu anti-Dios y un espíritu anti-culto. Se presentará en su momento como un sustituto de Dios. Al principio de su agenda utilizará la religión establecida, pero luego él mismo será su propia religión.
Del querubín que se rebeló contra el gobierno divino, llamado Lucero, Lucifer y Luzbel, se declara lo siguiente:
Su caída. «¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana! Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones» (Is. 14:12).
Su pensamiento. «Tú que decías en tu corazón: Subiré al cielo; en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono, y en el monte del testimonio me sentaré, a los lados del norte» (Is. 14:13).
Su libertinaje. «Sobre las alturas de las nubes subiré, y seré semejante al Altísimo» (Is. 14:14).
Su derrumbamiento. «Mas tú derribado eres hasta el Seol, a los lados del abismo» (Is. 14:15).
Su creación. «En Edén, en el huerto de Dios estuviste; de toda piedra preciosa era tu vestidura; de cornerina, topacio, jaspe, crisólito, berilo y ónice; de zafiro, carbunclo, esmeralda y oro; los primores de tus tamboriles y flautas estuvieron preparados para ti en el día de tu creación» (Ez. 28:13).
Su lugar. «Tú, querubín grande, protector, yo te puse en el santo monte de Dios, allí estuviste; en medio de las piedras de fuego te paseabas» (Ez. 28:14).
Su perfección. «Perfecto eras en todos tus caminos desde el día que fuiste creado, hasta que se halló en ti maldad» (Ez. 28:15).
Su degradación. «A causa de la multitud de tus contrataciones fuiste lleno de iniquidad, y pecaste; por lo que yo te eché del monte de Dios, y te arrojé de entre las piedras del fuego, oh querubín protector» (Ez. 28:16).
Su orgullo. «Se enalteció tu corazón a causa de tu hermosura, corrompiste tu sabiduría a causa de tu esplendor; yo te arrojaré por tierra; delante de los reyes te pondré para que miren en ti» (Ez. 28:17).
e) El aviso del Apóstol Pablo. «¿No os acordáis que cuando yo estaba todavía con vosotros, os decía esto?» (2 Tes. 2:5).
Pablo de Tarso, ya había prevenido a los creyentes de los tiempos que vivirían, y que ya habían comenzado a vivir. Él les «decía esto», ahora nos toca a nosotros «decir esto».
f) La detención del Anticristo. «Y ahora vosotros sabéis lo que lo detiene, a fin de que a su debido tiempo se manifieste» (2 Tes. 2:6).
«Y ustedes saben qué es lo que lo detiene, porque solo puede darse a conocer cuando le llegue su momento» (2 Tes. 2:6, NTV).
La fuerza que detiene al Anticristo es el Espíritu Santo residiendo en la Iglesia. Mientras la Iglesia está aquí en la tierra, el Anticristo no podrá manifestarse, aunque sí su espíritu.
g) La acción del misterio de iniquidad. «Porque ya está en acción el misterio de la iniquidad; solo que hay quien al presente lo detiene, hasta que él a su vez sea quitado de en medio» (2 Tes. 2:7).
«Pues esa anarquía ya está en marcha en forma secreta, y permanecerá secreta hasta que el que la detiene se quite de en medio» (2 Tes. 2:7, NTV). El «ministerio de la iniquidad» es la contraposición al «misterio de la piedad».
«E indiscutiblemente, grande es el misterio de la piedad: Dios fue manifestado en carne, Justificado en el Espíritu, Visto de los ángeles, Predicado a los gentiles, Creído en el mundo, Recibido arriba en gloria» (1 Tim. 3:16).
h) La manifestación del Anticristo
Es el inicuo. «Y entonces se manifestará aquel inicuo, a quien el Señor matará con el espíritu de su boca, y destruirá con el resplandor de su venida» (2 Tes. 2:8).
Es el hombre de iniquidad. «Entonces el hombre de anarquía será dado a conocer, pero el Señor Jesús lo matará con el soplo de su boca y lo destruirá con el esplendor de su venida» (2 Tes. 2:8, NTV).
i) El Anticristo matará los dos testigos apocalípticos. «Cuando hayan acabado su testimonio, la bestia que sube del abismo hará guerra contra ellos, y los vencerá y los matará» (Apoc. 11:7).
«Cuando los testigos hayan terminado de dar su testimonio, la bestia que sube del abismo sin fondo declarará la guerra contra ellos, los conquistará y los matará» (Apoc. 11:7, NTV).
Victorino Pettau, comentarista del siglo III, declaró: «Muchos piensan que [es] Elías para estar con Eliseo o Moisés, pero son dos muertos. Pero Jeremías no ha encontrado la muerte. Todos nuestros ancestros pensaban que debía ser Jeremías».
Victorino Pettau, añade sobre la resurrección de los dos testigos lo siguiente: «Por lo tanto, el Apocalipsis muestra a estos profetas asesinados por el mismo [Anticristo] y resucitando hasta el cuarto día, para que no se encuentren igual a Dios».
El texto bíblico dice: «Y los de los pueblos, tribus, lenguas y naciones verán sus cadáveres por tres días y medio, y no permitirán que sean sepultados» (Apoc. 11:9).
Luego añade: «Pero después de tres días y medio entró en ellos el espíritu de vida enviado por Dios, y se levantaron sobre sus pies, y cayó gran temor sobre los que los vieron» (Apoc. 11:11).
Victorino Pettau con la expresión «y resucitando hasta el cuarto día», toma la figura literaria de la sinécdoque «de la parte por el todo». Es decir, que los dos testigos resucitarán a la mitad del cuarto día. Y aun esa resurrección «de tres días y medio», representa los tres años y medio de la Gran Tribulación, para la liberación del Israel tribulacionista.
j) Las señales del Anticristo. «Inicuo cuyo advenimiento es por obra de Satanás, con gran poder y señales y prodigios mentirosos» (2 Tes. 2:9).
«Ese hombre vendrá a hacer la obra de Satanás con poder, señales y milagros falsos» (2 Tes. 2:9, NTV).
«Y con todo engaño de iniquidad para los que se pierden, por cuanto no recibieron el amor de la verdad para ser salvos» (2 Tes. 2:10).
«Se valdrá de toda clase de mentiras malignas para engañar a los que van rumbo a la destrucción, porque se niegan a amar y a aceptar la verdad que los salvaría» (2 Tes. 2:10, NTV).
k) El poder engañoso. «Por esto Dios les envía un poder engañoso, para que crean la mentira» (2 Tes. 2:11).
«Por lo tanto, Dios hará que ellos sean engañados en gran manera y creerán esas mentiras» (2 Tes. 2:11, NTV).
«A fin de que sean condenados todos los que no creyeron a la verdad, sino que se complacieron en la injusticia» (2 Tes. 2:12).
«Entonces serán condenados por deleitarse en la maldad en lugar de creer en la verdad» (2 Tes. 2:12, NTV).
Los evolucionistas con sus mentiras para desacreditar a los creacionistas, tratan de negar la participación directa de Dios en la creación del mundo, tal y como se narra en los primeros capítulos del Génesis. Por otro lado los humanistas con sus argumentos racionales, se anteponen a la fe cristiana. De tal manera que una subcultura basada en mentiras y engaños ha embrutecido la razón de una sociedad.
4. El espíritu de la bestia Anticristo
a) Los muchos anticristos. «Hijitos, ya es el último tiempo; y según vosotros oísteis que el anticristo viene, así ahora han surgido muchos anticristos; por esto conocemos que es el último tiempo» (1 Jn. 2:18).
«Queridos hijos, llegó la última hora. Ustedes han oído que el Anticristo viene, y ya han surgido muchos anticristos. Por eso sabemos que la última hora ha llegado» (1 Jn. 2:18, NTV).
Una pléyade de «muchos anticristos» comenzaron a verse públicamente desde la época joanina hasta la época presente. Cada generación después de Pablo de Tarso y de Juan el Apocalipta, han visto a uno o varios anticristos.
b) La procedencia de los anticristos. «Salieron de nosotros, pero no eran de nosotros; porque si hubiesen sido de nosotros, habrían permanecido con nosotros; pero salieron para que se manifestase que no todos son de nosotros» (1 Jn. 2:19).
«Esas personas salieron de nuestras iglesias, pero en realidad nunca fueron parte de nosotros; de haber sido así, se habrían quedado con nosotros. Al irse demostraron que no eran parte de nosotros» (1 Jn. 2:19, NTV).
Para la época del apóstol Juan, una avalancha de anticristos se había manifestado. Interesante, es que estaban adentro de las congregaciones y de las mismas salían con las malas enseñanzas. El espíritu del anticristo es de adentro hacia afuera.
c) La unción del Santo da discernimiento. «Pero vosotros tenéis la unción del Santo, y conocéis todas las cosas» (1 Jn. 2:20).
«Pero ustedes no son así, porque el Santo les ha dado su Espíritu, y todos ustedes conocen la verdad» (1 Jn. 2:20, NTV).
«No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad» (1 Jn. 2:21).
«Así que les escribo no porque no conozcan la verdad, sino porque conocen la diferencia entre la verdad y la mentira» (1 Jn. 2:21, NTV).
La unción es la revelación de la verdad. Es conocer al «Santo» que es Jesucristo. Él envió al Espíritu Santo para revelarlo en nuestros corazones. Y esa «verdad» nos ayuda a diferenciar la mentira.
d) El espíritu del Anticristo. «¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? Este es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo» (1 Jn. 2:22).
«Todo aquel que niega al Hijo, tampoco tiene al Padre. El que confiesa al Hijo, tiene también al Padre» (1 Jn. 2:23).
El espíritu del Anticristo niega al Jesús histórico como el Cristo o Mesías enviado desde el cielo, quien posee la deidad y es eterno. Negar al Padre es negar al Hijo que este envió.
e) La perseverancia contra el espíritu del Anticristo. «Lo que habéis oído desde el principio, permanezca en vosotros. Si lo que habéis oído desde el principio permanece en vosotros, también vosotros permaneceréis en el Hijo y en el Padre» (1 Jn. 2:24).
Perseverar en la verdad de las doctrinas apostólicas da firmeza en la relación con el Padre celestial y con su Hijo Jesucristo, nuestro salvador y Señor. La palabra permanece en nosotros y nosotros permanecemos en Dios.
5. La descripción de la bestia Anticristo
a) La subida del Anticristo. «Me paré sobre la arena del mar, y vi subir del mar una bestia que tenía siete cabezas y diez cuernos; y en sus cuernos diez diademas; y sobre sus cabezas, un nombre blasfemo» (Apoc. 13:1).
El mar dentro de la apocalíptica representa naciones. Y de las naciones se crea el escenario para que emerja la bestia-Anticristo. Las siete cabezas representan siete imperios (Egipto, Asiria, Babilonia, Media-Persia, Grecia, Roma y el imperio romano restaurado); y los diez cuernos representan diez naciones que se unirán como la coalición de la bestia-Anticristo. Se encuentran en la Europa moderna, fueron parte del antiguo Imperio Romano y muchas están ya en la Unión Europea.
b) La descripción del Anticristo.·«Y la bestia que vi era semejante a un leopardo, y sus pies como de oso, y su boca como boca de león. Y el dragón le dio su poder y su trono, y grande autoridad» (Apoc. 13:2).
Las bestias de la apocalíptica de Daniel 7, representan cuatro imperios en sucesión inmediata, y se encuentran reasumidas en la bestia representativa del Anticristo con boca de león, patas de oso, cuerpo de leopardo y diez cuernos y sumando todas sus cabezas son siete:
«Y cuatro bestias grandes, diferentes la una de la otra, subían del mar» (Dan. 7:3).
«La primera era como león, y tenía alas de águila. Yo estaba mirando hasta que sus alas fueron arrancadas, y fue levantada del suelo y se puso enhiesta sobre los pies a manera de hombre, y le fue dado corazón de hombre» (Dan. 7:4).
«Y he aquí otra segunda bestia, semejante a un oso, la cual se alzaba de un costado más que del otro, y tenía en su boca tres costillas entre los dientes; y le fue dicho así: Levántate, devora mucha carne» (Dan. 7:5).
«Después de esto miré, y he aquí otra, semejante a un leopardo, con cuatro alas de ave en sus espaldas; tenía también esta bestia cuatro cabezas; y le fue dado dominio» (Dan. 7:6).
«Después de esto miraba yo en las visiones de la noche, y he aquí la cuarta bestia, espantosa y terrible y en gran manera fuerte, la cual tenía unos dientes grandes de hierro; devoraba y desmenuzaba, y las sobras hollaba con sus pies, y era muy diferente de todas las bestias que vi antes de ella, y tenía diez cuernos» (Dan. 7:7).
«Mientras yo contemplaba los cuernos, he aquí que otro cuerno pequeño salía entre ellos, y delante de él fueron arrancados tres cuernos de los primeros; y he aquí que este cuerno tenía ojos como de hombre, y una boca que hablaba grandes cosas» (Dan. 7:8).
«Estuve mirando hasta que fueron puestos tronos, y se sentó un Anciano de días, cuyo vestido era blanco como la nieve, y el pelo de su cabeza como lana limpia; su trono llama de fuego, y las ruedas del mismo, fuego ardiente. Un río de fuego procedía y salía de delante de él; millares de millares le servían, y millones de millones asistían delante de él; el Juez se sentó, y los libros fueron abiertos» (Dan. 7:9, 10).
c) La herida del Anticristo. «Vi una de sus cabezas como herida de muerte, pero su herida mortal fue sanada; y se maravilló toda la tierra en pos de la bestia» (Apoc. 13:3).
«Vi que una de las cabezas de la bestia parecía estar herida de muerte, ¡pero la herida mortal sanó! Todo el mundo se maravilló de este milagro y dio lealtad a la bestia» (Apoc. 13:3, NTV).
El primer comentario existente del Apocalipsis lo escribió Victorino Pettau y declara: «Una de las cabezas fue asesinada, y murió; pero después de su tiempo de muerte fue sanada: habla de Nerón. Pues es cierto que cuando él fue seguido por la caballería enviada por el Senado, recibió un corte en su propia garganta. Por tanto, una vez levantado Jesús, Dios le debe enviar como un rey digno a los judíos y a los perseguidores de Cristo; un Cristo de este tipo es el que han merecido los perseguidores y los judíos. Pero otros tendrán como Cristo a Nerón y recibirán su castigo».
La bestia Anticristo experimentará una aparente muerte, de la cual se levantará al ser sanado milagrosamente de la herida infligida. De esta manera imitará la resurrección del verdadero Cristo.
d) La adoración del Anticristo. «Y adoraron al dragón que había dado autoridad a la bestia, y adoraron a la bestia, diciendo: ¿Quién como la bestia, y quién podrá luchar contra ella?» (Apoc. 13:4).
«Todos adoraron al dragón, porque le había dado su autoridad al monstruo, y también adoraron al monstruo. Decían: ‘No hay nadie tan fuerte como este monstruo. Nadie puede luchar contra él’» (Apoc. 13:4, TLA).
La autoridad de la bestia Anticristo procede del dragón-Satanás. El Anticristo será la obra maestra de este querubín rebelde. Será el súper-hombre de Satanás, y el instrumento para su propia adoración.
e) La autoridad del Anticristo. «También se le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias; y se le dio autoridad para actuar cuarenta y dos meses» (Apoc. 13:5).
El dragón Satanás «le dio boca que hablaba grandes cosas y blasfemias». Pero la autoridad «para actuar» se la da Dios. Y habla de un tiempo periodo de la Gran Tribulación, determinado por «cuarenta y dos meses» o «tres años y medio».
f) La boca del Anticristo. «Y abrió su boca en blasfemias contra Dios, para blasfemar de su nombre, de su tabernáculo, y de los que moran en el cielo» (Apoc. 13:6). «Y abrió la boca con terribles blasfemias contra Dios, maldiciendo su nombre y su habitación, es decir, a los que habitan en el cielo» (Apoc. 13:6, NTV).
La bestia Anticristo será el más grande blasfemador de Dios. Se ensañará de la persona y de las obras del Eterno. De su boca saldrán serpientes, escorpiones y tarántulas e hienas de blasfemias.
g) El permiso del Anticristo. «Y se le permitió hacer guerra contra los santos, y vencerlos. También se le dio autoridad sobre toda tribu, pueblo, lengua y nación» (Apoc. 13:7).
Veamos este ejemplo de la autoridad divina: «Entonces le dijo Pilato: ¿A mí no me hablas? ¿No sabes que tengo autoridad para crucificarte, y que tengo autoridad para soltarte? Respondió Jesús: Ninguna autoridad tendrías contra mí, si no te fuese dada de arriba; por tanto, el que a ti me ha entregado, mayor pecado tiene» (Jn. 19:10, 11).
h) La adoración al Anticristo. «Y la adoraron todos los moradores de la tierra cuyos nombres no estaban escritos en el libro de la vida del Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo» (Apoc. 13:8).
La bestia Anticristo se presentará como dios al mundo, y el mundo le creerá y le adorará. Pero los elegidos no le adorarán. Los que siguen a José Luis De Jesús Miranda, llamado «Jesucristo Hombre» o «El Anticristo» o «Rey de Reyes», es porque no conocen al verdadero Jesucristo.
i) La moraleja del Anticristo. «Si alguno tiene oído, oiga» (Apoc. 13:9, RVR-60). «Todo el que tenga oídos para oír debe escuchar y entender» (Apoc. 13:9, NTV).
«Si alguno lleva en cautividad, va en cautividad; si alguno mata a espada, a espada debe ser muerto. Aquí está la paciencia y la fe de los santos» (Apoc. 13:10).
«Todo el que esté destinado a la cárcel, a la cárcel será llevado. Todo el que esté destinado a morir a espada, morirá a filo de espada. Esto significa que el pueblo de Dios tiene que soportar la persecución con paciencia y permanecer fiel» (NTV).
Luego en el último capítulo de la apocalíptica joanina se da una amonestación paralela:
«El que es injusto, sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía; y el que es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese todavía» (Apoc. 22:11).
«Deja que el malo siga haciendo lo malo; y que quien tenga la mente sucia, siga haciendo cosas sucias. Al que haga el bien, déjalo que siga haciéndolo, y al que haya entregado su vida a Dios, deja que se entregue más a él» (TLA).
Parafraseo: «Al que practica el pecado que lo siga practicando; pero el que practica las cosas que agradan a Dios, que las siga practicando. Los adúlteros sigan siendo adúlteros, los borrachos sigan siendo borrachos, los homosexuales sigan siendo homosexuales, pero los creyentes santos sigan siendo santos».
El mundo seguirá siendo el mundo, pero la Iglesia seguirá siendo la Iglesia. Lamentablemente hay creyentes que conocen más del mundo que lo que el mundo conoce de sí mismo. Hay un mundo que conoce más de la Iglesia, que lo que la Iglesia conoce de sí misma. Muchas congregaciones se han mudado al mundo y muchos mundanos se han mudado a las congregaciones. Antes el mundo se quería parecer a la Iglesia, ahora la Iglesia se quiere parecer al mundo. Hoy vemos a muchas iglesias pidiéndole perdón al mundo, en vez de que el mundo le pida perdón a Jesucristo.
6. El ayudante de la bestia Anticristo
a) La subida del Falso Profeta. «Después vi otra bestia que subía de la tierra; y tenía dos cuernos semejantes a los de un cordero, pero hablaba como dragón» (Apoc. 13:11). «Luego vi a otra bestia; esta salía de la tierra. Tenía dos cuernos como los de un cordero, pero hablaba con la voz de un dragón» (Apoc. 13:11, NTV).
El Falso Profeta será un cordero con voz de dragón. Posee dos cuernos como de cordero, pero es una bestia apocalíptica. Es un engendro de maldad. Es la bestia-Falso Profeta.
b) La autoridad del Falso Profeta. «Y ejerce toda la autoridad de la primera bestia en presencia de ella, y hace que la tierra y los moradores de ella adoren a la primera bestia, cuya herida mortal fue sanada» (Apoc. 13:12).
La bestia Falso Profeta será un buen número dos. Su misión es presentar a la bestia-Anticristo, servirle al mismo, y promocionar la adoración hacia aquel. Es el lugarteniente de la bestia-Anticristo.
c) Los milagros del Falso Profeta. «También hace grandes señales, de tal manera que aun hace descender fuego del cielo a la tierra delante de los hombres» (Apoc. 13:13).
La bestia Falso Profeta sabe que a las multitudes los milagros los empalagan. La gente es atraída por los milagros, aun los de las congregaciones. ¡Corren detrás de los milagreros!
d) El engaño del Falso Profeta. «Y engaña a los moradores de la tierra con las señales que se le ha permitido hacer en presencia de la bestia, mandando a los moradores de la tierra que le hagan imagen a la bestia que tiene la herida de espada, y vivió» (Apoc. 13:14).
Todo lo que hace Satanás va arropado de mucho engaño. Este enemigo de Dios y de la Iglesia, se dedica a anestesiar las almas y a darles soporíferos religiosos. Muchas congregaciones en nuestros días buscan más entretenimiento que sometimiento, información que transformación.
e) El instrumento del Falso Profeta. «Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que la imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase» (Apoc. 13:15).
Luego se le permitió a la bestia-Falso Profeta dar vida a esa estatua de la bestia-Anticristo para que pudiera hablar. Entonces la estatua de la bestia-Anticristo ordenó que todo el que se negara a adorarla debía morir (Apoc. 13:15, NTV).
En la Roma Antigua como en Grecia, los sacerdotes del imperio se valían de trucos de animación para atraer a los seguidores de los dioses. De alguna manera con la tecnología digital moderna presente o del futuro, la bestia-Falso Profeta animará la estatua de la bestia-Anticristo. Utilizará los robóticos tan populares en nuestros días.
7. La marca de la bestia Anticristo
a) El lugar de la marca. «Y hacía que a todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se les pusiese una marca en la mano derecha, o en la frente» (Apoc. 13:16).
Hoy vivimos en la cultura del tatuaje. Esa práctica produce adicción. El llamado «Jesucristo Hombre», el puertorriqueño José Luis De Jesús Miranda se tatuó el 666. Sus seguidores lo han hecho, y ellos también se han tatuado el 666, el rostro de su líder, el logos de su secta religiosa y las letras SSS.
Pero aun es más triste cómo muchos creyentes se tatúan con símbolos cristianos y lo ven bien. Se han marcado el cuerpo que es templo del Espíritu Santo, y dice la Biblia: «No se hagan heridas en el cuerpo por causa de los muertos, ni tatuajes en la piel. Yo soy el Señor» (Lev. 19:28, NVI).
Un creyente se tatuó una paloma en su costado. Su pastor al verle, le preguntó: ¿Y por qué te tatuaste? Su respuesta arropada con risa fue: Me tatué la paloma del Espíritu Santo. A lo que el pastor le repuso: El Espíritu Santo no necesita que lo tengas tatuado ahí, sino que lo tengas dentro de tu corazón.
El mundo que no le sirve a Dios y que rechaza a su Hijo Jesucristo, ya está marcado por su pecado y desobediencia. Pero los creyentes, los nacidos de nuevo, ya están marcados con el sello del Espíritu Santo.
b) El propósito de la marca. «Y que ninguno pudiese comprar ni vender, sino el que tuviese la marca o el nombre de la bestia, o el número de su nombre» (Apoc. 13:17). «Y nadie podía comprar ni vender nada sin tener esa marca, que era el nombre de la bestia o bien el número que representa su nombre» (NTV).
«Aquí hay sabiduría. El que tiene entendimiento, cuente el número de la bestia, pues es número de hombre. Y su número es seiscientos sesenta y seis» (Apoc. 13:18). «Aquí se requiere sabiduría. El que tenga entendimiento, que resuelva el significado del número de la bestia, porque es el número de un hombre. Su número es 666» (NTV).
Aquellos que vivan en el tiempo de la bestia-Anticristo, el de la Gran Tribulación apocalíptica, podrán identificar al 666 con este personaje. Interesante que algunos manuscritos antiguos no leen 666, sino 616. Y eso por si da otro giro de especulación sobre este misterioso número.
c) El juicio a los que tengan la marca del Anticristo. «Después un tercer ángel los siguió mientras gritaba: ‘Todo el que adore a la bestia y a su estatua o acepte su marca en la frente o en la mano’» (Apoc. 14:9, NTV).
«Tendrá que beber el vino de la ira de Dios, que se ha servido sin diluir en la copa del furor de Dios. Ellos serán atormentados con fuego y azufre ardiente en presencia de los ángeles santos y del Cordero» (Apoc. 14:10, NTV).
«El humo de su tormento subirá por siempre jamás, y no tendrán alivio ni de día ni de noche, porque adoraron a la bestia y a su estatua y aceptaron la marca de su nombre» (Apoc. 14:11, NTV).
Cuando los artistas de películas, cantantes, deportistas y conductores de programas de radio y televisión se hicieron los tatuajes, el mundo lo vio aceptable.
Aun en algunos círculos religiosos, se les ha dado entrada. Hasta se ha vuelto un tema de si la Biblia los desaprueba o permite. Dicho sea de paso el tema del tatuaje no debe ser de discusión, sino de desaprobación para los que están en Cristo Jesús. Esa cultura del tatuaje es una señal de los últimos días.
8. La alianza de la bestia Anticristo
a) La religión sentada sobre el Anticristo. «Y me llevó en el Espíritu al desierto; y vi a una mujer sentada sobre una bestia escarlata llena de nombres de blasfemia, que tenía siete cabezas y diez cuernos» (Apoc. 17:3).
El comentarista al Apocalipsis del siglo III, llamado Victorino Pettau dice: «Y la bestia que has visto, dice, es de los siete: porque antes de estos reyes Nerón reinaba. Y es la octava, dice solamente que cuando este llega, cuenta el octavo lugar. Y porque en su (reinado) será el final, agrega: se dirige a la destrucción. Pero diez Reyes recibieron el poder real: cuando se traslada desde el este, se enviará desde la ciudad de Roma con sus ejércitos. Habla de estos diez cuernos y diez diademas. Y Daniel muestra: tres de los primeros fueron desarraigados, que es, tres de los exlíderes del Anticristo son destruidos. Los otros siete dan gloria y honran y un trono y el poder, de los cuales, dice, odian a la ramera, es decir, habla de la ciudad, y queman su carne con fuego».
b) La descripción de la religión. «Y la mujer estaba vestida de púrpura y escarlata, y adornada de oro, de piedras preciosas y de perlas, y tenía en la mano un cáliz de oro lleno de abominaciones y de la inmundicia de su fornicación» (Apoc. 17:4).
El púrpura y escarlata eran los colores de la Roma de los césares, manifestados en su brazo religioso de los sacerdotes. El oro, piedras preciosas y perlas hablan del lujo de Roma. El cáliz de oro de sus brindis y prácticas sacerdotales. Una situación paralela se tendrá en los días de la tribulación.
c) El asentamiento de la mujer. «Esto, para la mente que tenga sabiduría: Las siete cabezas son siete montes, sobre los cuales se sienta la mujer, y son siete reyes. Cinco de ellos han caído; uno es, y el otro aún no ha venido; y cuando venga, es necesario que dure breve tiempo. La bestia que era, y no es, es también el octavo; y es de entre los siete, y va a la perdición. Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia. Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia. Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles» (Apoc. 17:9–14).
El primer comentarista del libro de Apocalipsis en el siglo III, Victorino Pettau escribió: «Por consiguiente, es útil para entender el momento en que fue escrito el Apocalipsis, porque Domiciano fue César entonces. Y antes que él era Tito, su hermano y Vespasiano su padre, Otón, Vitelio y Galba. Se trataba de cinco que han caído; uno es, afirma, bajo quien dice que el Apocalipsis fue escrito, es decir, Domiciano. Otro aún no ha llegado: habla de Nerva, que cuando él venga, su tiempo será corto: para el que no se ha completado dos años».
Aunque los estudiantes de escatología vemos a cinco imperios que han caído que son Egipto, Asiria, Babilonia, Persia, Grecia. Un imperio sexto vigente para la época de Juan el Apocalipta era Roma. Y un séptimo imperio que no era todavía y es el Imperio Romano restaurado.
d) La alianza al Anticristo. «Y los diez cuernos que has visto, son diez reyes, que aún no han recibido reino; pero por una hora recibirán autoridad como reyes juntamente con la bestia» (Apoc. 17:12).
«Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia» (Apoc. 17:13).
La bestia-Anticristo tendrá una coalición o liga política de diez naciones que rendirán a la bestia-Anticristo sus gobiernos. Juan los vio como diez reyes sin reino, que en el éscaton recibirán reinos y por poco tiempo.
9. El juicio de la bestia Anticristo
a) Juicio con tinieblas. «El quinto ángel derramó su copa sobre el trono de la bestia; y su reino se cubrió de tinieblas, y mordían de dolor sus lenguas» (Apoc. 16:10).
Este juicio recuerda la plaga de tinieblas sobre Egipto declarada por Moisés y Aarón. Jesucristo tratará al mundo de la bestia-Anticristo como fue tratado el cocodrilo-Faraón. Los que viven en tinieblas espirituales, tendrán tinieblas literales.
b) Juicio con dolores. «Y blasfemaron contra el Dios del cielo por sus dolores y por sus úlceras, y no se arrepintieron de sus obras» (Apoc. 16:11).
Las plagas sobre Egipto trajeron dolores. Los tribulacionistas tendrán úlceras que les producirán dolores. Pero serán tercos como el cocodrilo-Faraón, no se arrepentirán. El arrepentimiento debe nacer por iniciativa del corazón y no por miedo.
10. La guerra de la bestia Anticristo
a) Los aliados del Anticristo. «Estos tienen un mismo propósito, y entregarán su poder y su autoridad a la bestia» (Apoc. 17:13).
«Pelearán contra el Cordero, y el Cordero los vencerá, porque él es Señor de señores y Rey de reyes; y los que están con él son llamados y elegidos y fieles» (Apoc. 17:14).
Las naciones que se identificarán con la bestia-Anticristo y la bestia-Falso Profeta, entregarán su poder y autoridad a la bestia-Anticristo. Estas naciones eran sumisas a ese gobierno del mal. Y se enfrentarán al Cordero-Cristo. Ahora no como un cordero manso, sino como el Cordero-Guerrero.
b) Los instigadores de la Batalla del Armagedón. «Y vi salir de la boca del dragón, y de la boca de la bestia, y de la boca del falso profeta, tres espíritus inmundos a manera de ranas» (Apoc. 16:13).
«Pues son espíritus de demonios, que hacen señales, y van a los reyes de la tierra en todo el mundo, para reunirlos a la batalla de aquel gran día del Dios Todopoderoso» (Apoc. 16:14).
«Estos son espíritus de demonios que hacen milagros y salen a reunir a todos los gobernantes del mundo para pelear contra el Señor en la batalla del gran día del juicio de Dios, el Todopoderoso» (Apoc. 16:14, NTV).
Los demonios están detrás de las guerras. Son impulsadores de las mismas. Buscan la destrucción de los seres humanos por ellos mismos. Y Dios responde moviendo a ejércitos terrenales, ya que Armagedón no es un evento circunscrito únicamente a Israel, sino a todo el mundo. De ser la batalla entre naciones, será la batalla en contra del Cordero.
c) El pronto retorno de la Segunda Venida de Jesucristo. «He aquí, yo vengo como ladrón. Bienaventurado el que vela, y guarda sus ropas, para que no ande desnudo, y vean su vergüenza» (Apoc. 16:15).
La verdadera Iglesia de Jesucristo se irá al cielo antes de esa última semana profética. Hay tres posturas escatológicas sobre ese evento: pre-tribulación (la Iglesia se irá al cielo antes de la tribulación), medio-tribulación (la Iglesia se irá al cielo en medio de la tribulación) y post-tribulación (la Iglesia se irá al cielo después de la tribulación).
Aún para los tribulacionistas hay un mensaje de esperanza, para que muchos se vuelvan al Señor Jesucristo. Y fue también un mensaje alentador para aquellos creyentes víctimas de las persecuciones imperiales. El Apocalipsis en medio de todo, ofrece una luz de esperanza para los creyentes de todos los tiempos.
d) El lugar de la Batalla del Armagedón. «Y los reunió en el lugar que en hebreo se llama Armagedón» (Apoc. 16:16).
Ese valle es conocido como Jezreel, Meguido o Esdraelón. Está rodeado por la cordillera del Carmelo, los montes de Nazaret, montes de Efraín; monte Moré, monte Tabor y monte Gilboa. Y no debe ser confundido con el valle de Josafat que está al lado oriental de la antigua Jerusalén. Los que lo hemos visitado lo encontramos pequeño para las dimensiones de esta batalla. Por lo tanto, Armagedón abarcará a todo Israel, la Palestina y más que un conflicto local será mundial.
11. La derrota de la bestia Anticristo
a) La guerra se tornará contra Jesucristo. «Y vi a la bestia, a los reyes de la tierra y a sus ejércitos, reunidos para guerrear contra el que montaba el caballo, y contra su ejército» (Apoc. 19:19).
Armagedón es la batalla entre naciones, que luego se unen para batallar contra Jesucristo y su ejército. Es el encuentro entre el bien y el mal, entre los hijos de luz y los hijos de las tinieblas, entre el Cordero y la Bestia.
b) El aprisionamiento de las dos bestias. «Y la bestia fue apresada, y con ella el falso profeta que había hecho delante de ella las señales con las cuales había engañado a los que recibieron la marca de la bestia, y habían adorado su imagen. Estos dos fueron lanzados vivos dentro de un lago de fuego que arde con azufre» (Apoc. 19:20).
«Y la bestia fue capturada, y junto con ella, el falso profeta que hacía grandes milagros en nombre de la bestia; milagros que engañaban a todos los que habían aceptado la marca de la bestia y adorado a su estatua. Tanto la bestia como el falso profeta fueron lanzados vivos al lago de fuego que arde con azufre» (NTV).
Las dos bestias del dragón, la bestia-Anticristo y la bestia-Falso Profeta serán los dos primeros prisioneros del lago de fuego y azufre. Inaugurarán ese lugar de reclusión y tormento espiritual, donde después del juicio del gran trono blanco, los cautivos del infierno serán eternamente confinados.
c) La muerte de los combatientes. «Y los demás fueron muertos con la espada que salía de la boca del que montaba el caballo, y todas las aves se saciaron de las carnes de ellos» (Apoc. 19:21).
«Todo su ejército fue aniquilado por la espada afilada que salía de la boca del que montaba el caballo blanco. Y todos los buitres devoraron los cuerpos muertos hasta hartarse» (NTV).
Esa «espada que salía de la boca» del Cristo Conquistador, es el poder de su palabra, que al ser hablada traerá derrota y muerte sobre aquellos desafiantes combatientes en la batalla del Armagedón. La misma prefigura cómo el poder del evangelio inflige derrotas ante el antagonismo de las fuerzas del mal.
Conclusión
Cerrando esta ponencia solo puedo decir que debemos leer las profecías del fin con la Biblia abierta en una mano y los diarios o periódicos en la otra mano. Vivimos en tiempos proféticos y la Iglesia debe cumplir con la Gran Comisión y rescatar el mayor número posible de perdidos para Jesucristo.
- RVR-60 Versión Reina Valera de 1960
- TLA Traducción en Lenguaje Actual
- NVI Nueva Versión Internacional
Silva Bermúdez, K. (2017). Sermones actuales sobre los animales en la biblia: 70 homilías de animales (pp. 473–491). Barcelona, España: Editorial CLIE.

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