(ἀπόστολος, apostolos). Alguien o algo enviado. Deriva del verbo “enviar” (ἀποστέλλειν, apostellein). En el Nuevo Testamento, generalmente se refiere a alguien enviado como un representante autorizado por Jesús o por la comunidad cristiana (Mat 10:2; 2 Cor 8:23; Heb 3:1).
Evolución del término
El término “apóstol” originalmente se usaba como un adjetivo para describir un envío que generalmente se hacía por mar. También podía designar el objeto que se enviaba. Por consiguiente, en el idioma griego clásico y helenístico, se suele aplicar en un modo impersonal; por ejemplo, para referirse a una flota enviada o a la nota de entrega que va junto con un envío. Se lo utiliza una sola vez en la Septuaginta (LXX), para referirse al profeta Ahías (3 Kingdoms 14:6), y Josefo lo utiliza una vez cuando habla sobre los mensajeros enviados a Roma (Ant. 17.300).
En el NT, el término “apóstol” nunca se refiere a un despacho o a un objeto que se envía. En cambio, a veces se lo emplea para señalar a un mensajero (ej., Juan 13:16). Con mayor frecuencia, se refiere a una persona enviada como representante autorizado, ya sea de Jesús o, a comienzos de la obra misionera, de una congregación destacada. Es probable que esto se relacione con el uso rabínico de “emisario” o del “enviado” (שָלִיחַ, shaliach), que alude a alguien que tiene autorización para actuar en nombre de otro y que representa la autoridad de esa persona.
El origen de los apóstoles cristianos
El origen de la noción de apóstoles en el movimiento de Jesús está en debate.
Según Marcos y Lucas, Jesús eligió a doce discípulos y los llamó apóstoles (Mar 3:14; Luc 6:13). La evidencia del texto en cuanto a que Jesús nombrara apóstoles a los discípulos es escasa. La porción del Evangelio de Marcos que menciona el hecho (3:14, “A estos les dio el nombre de apóstoles” (DHH)) no está en los manuscritos más antiguos, lo cual implica que el Evangelio de Lucas es la única evidencia textual de que los doce discípulos recibieron la designación de apóstoles (Agnew, “The Origin of the NT Apostle-Concept: A Review of Research”, 85–90).
Karl Heinrich Rengstorf sostiene que puede rastrearse el origen de los apóstoles hasta Jesús mismo. Es posible que Jesús haya usado el concepto judío ya existente de “emisario” al elegir a los discípulos y nombrarlos apóstoles. Los emisarios representaban la plena autoridad de sus amos, ya que realizaban funciones en nombre de ellos (Rengstorf, “ἀπόστολος, apostolos”, 421–22, 425–27). Sin embargo, el concepto judío de emisario no se encuentra en ninguna fuente anterior al siglo II d.C.
Otras tentativas por entender el origen de la noción de apóstoles se enfoca menos en el concepto de emisario y más en la terminología de enviar, tanto del AT como del NT. Aunque el sustantivo “emisario” rara vez aparece en fuentes anteriores al NT, en el AT y en la LXX abundan los verbos que significan “enviar” (שָׁלַח, shalach; ἀποστέλλειν, apostellein). Lo mismo aplica para los Evangelios, que incluyen muchos ejemplos del verbo “enviar” pero solo unos pocos ejemplos del sustantivo “apóstol”. Además, las descripciones que los Evangelios hacen del término comisionar están de acuerdo con el AT (Hahn, “Der Apostolat im Urchristentum”, 69–75).
Arnold Ehrhardt, Günter Klein y Walter Schmithals argumentan que el origen de la idea de apóstoles no puede rastrearse hasta Jesús. Según ellos, la idea de apóstol se desarrolló a comienzos del movimiento de Jesús y de la misión posterior a la Pascua del movimiento. La mayoría de los pasajes que usan la palabra apóstol se encuentran en Hechos y en las cartas paulinas, escritos que se relacionan estrechamente con la experiencia misionera del movimiento de Jesús en sus inicios. Por eso, estos eruditos afirman que la idea de apóstoles se originó a comienzos de la obra misionera, a medida que surgían las figuras del nuevo liderazgo, y proveyó el antecedente para el uso abundante del término apóstol en las cartas paulinas y en Hechos. Luego, los autores del Evangelio incluyeron la idea cuando describieron cómo Jesús llamó a sus discípulos (Ehrhardt, The Apostolic Ministry, 4–5; Klein, Die zwölf Apostel, 22–52; Schmithals, The Office of Apostle in the Early Church, 98–110).
Apóstol en el Nuevo Testamento
El término “apóstol” se usa pocas veces en los Evangelios. Sin embargo, la comisión de los discípulos de Jesús tiene muchos rasgos en común con la descripción que hizo Jesús de la comisión que Dios le dio. En Hechos, “apóstol” se refiere a los Doce o a emisarios destacados de congregaciones distinguidas.
Independientemente de cómo se responda la pregunta histórica sobre el origen de los apóstoles, hay diferencias identificables en cuanto a cómo utilizan el término los escritos del NT. Apóstol nunca se aplica a Jesús en los Evangelios y se usa solo una vez en el resto del NT para describirlo a Jesús (en Heb 3:1). Sin embargo, a partir de las expresiones de Jesús se puede entender con claridad que se veía a sí mismo como enviado por Dios para realizar la comisión de su Padre (ej., Mar 9:37; Mat 15:24; Luc 10:16; Juan 5:36).
De los 79 pasajes que usan “apóstol” en el NT, 66 se encuentran en Hechos y en las Epístolas (y tres en el Apocalipsis). Aunque el término es poco común en los Evangelios, la descripción de la comisión de los discípulos (ej., Mar 6:7–13) comparte muchas características con la forma cómo Jesús retrata su propia misión. Así como Jesús, ellos principalmente son enviados a la casa de Israel (después de la resurrección de Jesús hay otra comisión que es de un alcance más amplio; ver Mat 28:18–20) y no a todo el mundo (comparar Mat 10:5–6 y 15:24). Además debían proclamar el mismo mensaje que Jesús—que el reino de Dios (o el reino de los cielos) había llegado—con palabras y con hechos (comparar Mat 4:17 y 10:7–8). Es más, la forma en que son recibidos los discípulos muestra si las personas reciben a Jesús y a Dios (Mat 10:40: “El que a vosotros recibe, a mí me recibe; y el que me recibe a mí, recibe al que me envió”). De este modo, el ministerio de los discípulos se encuentra ligado al de Jesús mismo. Incluye el llamamiento a continuar el ministerio de Jesús con la autoridad de Jesús.
Hechos presenta dos interpretaciones diferentes de apóstol. Desde su primera aparición en Hech 1:2, el uso más común del término es para referirse a los Doce como grupo. El otro uso se encuentra en varios lugares (entre ellos el capítulo 14) en los cuales Pablo y Bernabé son llamados apóstoles (Hech 14:4, 14). Primero se los menciona entre los profetas y maestros de la iglesia de Antioquía, donde el Espíritu los selecciona y los llama para una obra especial (Hech 13:1–2). De este modo, el término apóstol se usa para los emisarios importantes de una congregación destacada, independientemente de si pertenecen a los Doce o no.
Anteriormente, en Hechos, Pedro da una forma de definición para el apóstol que reemplazará a Judas, que está a punto de ser elegido: “Es necesario, pues, que se estos hombres que han estado junto con nosotros todo el tiempo que el Señor Jesús entraba y salía entre nosotros, comenzando desde el bautismo de Juan hasta el día en que de entre nosotros fue recibido arriba, uno sea hecho testigo con nosotros, de su resurrección” (Hech 1:21–22). Sin embargo, existe un debate sobre si “apóstol” es una función que continuó después de la muerte de los Doce. Este debate surge, en parte, debido a la mención que Pablo hace de los apóstoles en Efe 4:11, donde enumera a los apóstoles junto con otras funciones dentro de la Iglesia.
Pablo como apóstol. El punto de vista de Pablo sobre el rol de los apóstoles y sobre su propio rol como apóstol se desarrolla en diferentes cartas. Desde el primer momento, empieza a llamarse “apóstol”, así como a algunos de sus compañeros. Luego, restringe el término para sí y para los doce discípulos. De acuerdo con Pablo, él pertenece al grupo de los apóstoles debido a su encuentro con el Señor resucitado y porque el Señor lo había comisionado.
En las epístolas de Pablo, no hay una idea uniforme sobre los apóstoles o sobre su papel individual como tal. Sus cartas demuestran un progreso en sus puntos de vista. En 1 Tesalonicenses (probablemente, la carta más antigua), Pablo no habla de sí mismo como apóstol cuando saluda. Lo mismo sucede con 2 Tesalonicenses. Pablo se sitúa junto con Silvano y Timoteo y principalmente usa la primera persona del plural, dándoles a los tres por igual el carácter de autores y remitentes. En una oportunidad, se refiere a ellos como “apóstoles de Cristo” (1 Ts 2:6). No obstante, quizás haya sido criticado por esto; en cartas posteriores, habla de sus co-remitentes simplemente como “hermanos”.
En Gálatas, que posiblemente se haya escrito después de 1 Tesalonicenses, Pablo nuevamente se presenta junto con un grupo. Esta vez, los otros son anónimos y los menciona como “los hermanos que están conmigo”, mientras que se llama a sí mismo apóstol, ya como precepto (Gál 1:1–2). En las cartas a los Corintios nombra a los co-remitentes, pero se refiere a ellos como hermanos, mientras que se nombra a sí mismo apóstol (2 Cor 1:1); o “llamado” a ser apóstol (1 Cor 1:1), similar a los discípulos de Jesús. En la carta a los Romanos, Pablo se presenta como el único remitente (a diferencia de todas las otras indiscutidas cartas paulinas). Además, dice que es llamado a ser apóstol (Rom 1:1), se explaya sobre su apostolado (Rom 1:5) y se refiere a sí mismo como “apóstol a los gentiles” (Rom 11:13). Durante su ministerio, Pablo reinterpreta de este modo el rol de los apóstoles, así como su propio rol como apóstol. También usa el término apóstol cuando enumera los servicios y los dones de la iglesia (ej.: 1 Cor 12:27–31; Efe 4:11).
Sin embargo, Pablo es claro sobre su propia condición de apóstol cuando ésta se pone en discusión (ej., 1 Cor 9:1–18). En las cartas a los Corintios, Pablo rechaza la idea de que un apóstol sea simplemente alguien que conoció a Jesús durante su ministerio terrenal. Asevera que conoció al Señor resucitado y que trabajó más que los apóstoles originales en su obra misionera. Irónicamente llama a sus adversarios “superapóstoles” o, directamente, “falsos apóstoles” (ej., 2 Cor 11:5 DHH, 13). Por otra parte, Pablo deferentemente habla de sí mismo como “el más pequeño de los apóstoles” cuando se compara con los discípulos de Jesús (1 Cor 15:9–10). Al mismo tiempo, parece poner límites al alcance de los apóstoles: “Y al último de todos, como a un abortivo, me apareció a mí” (1 Cor 15:8). Por lo tanto, aunque se refiera a sí mismo como el último, sigue perteneciendo a un grupo muy exclusivo; conoció al Señor resucitado quien lo comisionó para que fuera a los gentiles (ej., 1 Cor 9:1; Gál 1:11–17).
La diferencia entre apóstol y discípulo. Los términos “apóstol” y “discípulo” no tienen el mismo significado en el Nuevo Testamento. El término “discípulo” solo se usa en los Evangelios y en Hechos (generalmente para referirse a los Doce), mientras que “apóstol” se usa principalmente en Hechos y en las Epístolas. Si bien los discípulos en los Evangelios son todos aquellos a los cuales Jesús llama al discipulado, solo a unos pocos de ellos envía como apóstoles. En las epístolas, la palabra “discípulo” no se usa nunca y los doce discípulos originales de Jesús se mencionan como apóstoles (o los Doce): “Y estableció a doce, para que estuviesen con él, y para enviarlos a predicar, y que tuviesen autoridad para sanar enfermedades y para echar fuera demonios” (Mar 3:14–15; ver también Luc 6:13). Posteriormente, en Hechos, eligen a Matías como el sustituto de Judas y a quien llegaron a contar entre los “once apóstoles” (Hech 1:15–26; ver en particular Hech 1:26).
Bibliografía
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Dan Nässelqvist
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