Los evangélicos están de acuerdo en su convicción de que el propósito de Dios siempre ha sido la redención del ser humano. Sin embargo, discrepan sobre el plan que empleó para llevar a cabo ese propósito. El debate gira alrededor de unas preguntas muy relacionadas entre sí; a saber, ¿cuál es la relación entre la iglesia e Israel? ¿Son organismos diferentes o forman parte de una misma entidad? Aunque algunos creerán que estas preguntas son de poco valor práctico, la verdad es todo lo contrario. La respuesta que se dé a estas preguntas afectará dos doctrinas en particular.
1. Soteriología. En el A.T., cada hijo que nacía de padres judíos era incluido automáticamente en los pactos que Dios había hecho con todo el pueblo judío. ¿Es igual para los hijos de los creyentes hoy? O sea, ¿es creyente un bebé por ser hijo de padres creyentes? ¿Se debe evangelizar a los niños? ¿Es el bautismo de un bebé un sustituto o una extensión de la circuncisión que se practicaba en el A.T.? ¿Debemos bautizar a los bebés? Si bautizamos a los bebés, ¿qué es lo que representa dicho acto y qué es lo que logra?
2. Escatología. ¿Figura el pueblo judío en los planes futuros de Dios? ¿Son literales o espirituales las promesas que Dios les hizo sobre su vuelta futura a la Tierra Prometida? ¿Reinará Cristo durante mil años de forma literal en la tierra, o es su reino en esencia espiritual? ¿Habrá una Gran Tribulación literal? ¿Pasará la iglesia por ella? ¿Se cumplen en la iglesia las promesas que Dios hizo a Israel en el N.T.?
Entre los evangélicos existen tres ideas diferentes en cuanto al plan que Dios empleó para llevar a cabo su propósito de salvar al ser humano. Y más concretamente, sobre la relación que existe entre Israel y la iglesia, los dos medios que Dios ha empleado como canales de la redención. Esos tres planes se llaman la teología del pacto, el dispensacionalismo y el eclecticismo. Aunque la teología del pacto ha existido desde los primeros siglos de la iglesia, no fue sistematizada hasta la Reforma del siglo XVII por los teólogos holandeses Herman Witsius (1636–1708) y Johannes Cocceius (1603–1669). El dispensacionalismo nació a mitad del siglo XIX, tomando posición en el polo opuesto a la teología del pacto. El eclecticismo ha existido desde los primeros siglos de la iglesia; sin embargo, no jugó un papel significativo en el debate sobre el plan de Dios hasta mediados del siglo XX.
Teología del pacto
La teología del pacto toma su nombre del pacto que Dios hizo con Adán antes de la Caída en Génesis 3 y de su pacto de gracia con el hombre después de ella. Afirma que Dios tiene una sola operación desde el principio hasta el final de la historia humana, ilustrada por las dos líneas que van en aumento en el dibujo de abajo. No existen diferencias en esta operación. La gracia de Dios es la misma en todas las edades, y la fe es el único requisito para salvarse, tanto en el A.T. como en el N.T. Abraham se salvó por la fe igual que cualquier creyente del siglo XXI. Por tanto, el pueblo de Dios en el A.T. es el mismo pueblo que encontramos en el N.T. No hay ninguna diferencia entre los ciudadanos de Israel que eran creyentes y los miembros de la iglesia. Israel es como la semilla de una planta que va creciendo y que vemos completamente desarrollada en el N.T. De ahí que los teólogos del pacto hablen de «la iglesia en el A.T.». Además, afirman que las promesas que Dios dio a Israel son aplicables a la iglesia.
Los dispensacionalistas y eclécticos llaman la atención sobre varios problemas de este planteamiento, entre los cuales destacan dos. Primero, todos los evangélicos creen que es legítimo aplicar a la iglesia los textos del A.T. que hablan del amor y perdón de Dios. Puesto que Dios no cambia en cuanto a su carácter se refiere, los miembros de la iglesia pueden contar con ese mismo amor y perdón. Pero ¿cómo se pueden aplicar a la iglesia las promesas sobre la vuelta futura de los judíos a Palestina y su restauración como nación? Puesto que estas promesas fueron dadas en el contexto histórico de la destrucción de Israel y Judá como naciones, una interpretación literal es la única forma en que los judíos de aquel entonces las habrían entendido. Los teólogos del pacto son unos defensores ardientes de la interpretación literal de las Escrituras, excepto en estos temas escatológicos. Para aplicarlos a la iglesia, tienen que alegorizar o espiritualizar esos textos.
Segundo, su práctica de bautizar a los bebés delata una incoherencia en su definición del bautismo. Decir que el bautismo salva al infante contradice la fe que ejerció Abraham, haciendo uso de su inteligencia y voluntad de creer lo que Dios le había dicho. Un bebé no tiene uso de razón. Decir que es un símbolo de la salvación por cuanto el bebé ya forma parte del pueblo de Dios los obliga a explicar cómo llegó a ser creyente. ¿Simplemente por ser hijo de creyentes de la misma forma en que un niño judío en el A.T. formaba parte del pueblo de Dios por nacer de padres judíos? Decir que es un acto de dedicación en el cual los padres piden que Dios proteja a su hijo hasta que llegue a la edad en que pueda tomar su propia decisión en cuanto a Cristo contradice lo que dicen los textos didácticos del N.T. en cuanto a la naturaleza y propósito del bautismo. La definición que una iglesia y sus miembros hagan en cuanto al bautismo afectará su ministerio entre los niños. ¿Están perdidos? ¿Deben ser evangelizados? ¿Deben bautizarse de nuevo como mayores si se convierten?

Dispensacionalismo
John Nelson Darby (1800–1882) es el padre del dispensacionalismo. Comenzó su ministerio como pastor anglicano en Irlanda del Norte. En 1845 abandonó la Iglesia de Inglaterra, convencido de que esta había abandonado el mensaje de la gracia y salvación en Cristo Jesús, que no tenía un concepto bíblico de la iglesia local y que había caído en la apostasía. A raíz de esa convicción, Darby y otros salieron de la Iglesia de Inglaterra y fundaron los Hermanos en Plymouth[1].
Darby no inventó la palabra «dispensación», sino que era la palabra que Tertuliano (c. 160-c. 220) empleaba para traducir la palabra oikonomia de 1 Corintios 9:17; Efesios 1:10; 3:2, 9; Colosenses 1:25[2]. En la cultura griega del primer siglo un oikonomos era un siervo que administraba las actividades de una casa. La palabra oikonomia se refería a su oficio o a la actividad que desempeñaba[3]. Con el tiempo oikonomos y oikonomia llegaron a referirse a cualquier clase de administración o administrador[4]. El dispensacionalismo define la dispensación como un período de la historia humana en el cual Dios administra o gobierna el mundo de una forma diferente a como lo hace en los tiempos anteriores y posteriores. Aunque Efesios 1:10 («…de reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos…») es el único texto donde oikonomia parece tener ese significado teológico, el hecho es que este texto existe y ha de tomarse en cuenta. La mayoría de los dispensacionalistas creen que hay siete dispensaciones[5].
Hay cuatro distintivos que caracterizan el dispensacionalismo. Primero, su interpretación literal de las Escrituras, especialmente aquellos pasajes que tratan el futuro escatológico de Israel. A partir de Agustín (354–430) predominó la idea de que las profecías sobre la restauración futura de Israel tenían que ver con el alcance del evangelio durante el tiempo actual de la iglesia. Para llegar a esa interpretación, el intérprete tenía que espiritualizar los textos pertinentes. El dispensacionalismo insiste en que esos textos han de interpretarse de forma literal.
Segundo, su interés por la profecía. En los siglos anteriores a Darby la iglesia creía en la segunda venida de Cristo, la condenación eterna de los perdidos y el futuro glorioso de los creyentes. Pero poco más. No indagaba más en la escatología por considerar los textos proféticos demasiado difíciles de entender. Además, estaban ocupados con otras doctrinas. La interpretación literal de los textos proféticos por Darby demostró que se podían entender, lo cual a su vez promovió un interés por los temas proféticos entre los dispensacionalistas. Como consecuencia, la gran mayoría de los libros escritos sobre temas proféticos durante muchas décadas han procedido de autores dispensacionalistas. Los gráficos que han creado para mostrar la cronología de los eventos futuros han sido muy apreciados por muchos creyentes porque les han permitido colocar todas las piezas de su conocimiento profético dentro de un sistema.
Tercero, su énfasis sobre la revelación progresiva. Este principio obliga al intérprete a tomar en cuenta el momento histórico en que cada revelación fue dada. Por ejemplo, la forma tan diferente en que el Espíritu Santo se relacionaba con los creyentes en las dispensaciones de la Ley y la Gracia. Antes de Hechos 2, el Espíritu Santo venía solamente sobre aquellas personas que Dios había elegido para llevar a cabo una misión. Una vez cumplida esa misión, se retiraba. Pero en la dispensación de la Gracia, el Espíritu Santo mora en cada creyente de forma permanente[6]. Un texto encontrado en la dispensación de la Ley no debe aplicarse a la iglesia que se encuentra en la dispensación de la Gracia, ni viceversa.
Cuarto, su distinción muy marcada entre Israel y la iglesia. Con base en el tercer énfasis del párrafo anterior, los dispensacionalistas hacen una distinción muy clara entre el plan que Dios tiene para Israel y su plan para la iglesia. Aunque los autores dispensacionalistas reconocen las similitudes que existen entre el pueblo de Dios en el A.T. y los miembros de la iglesia en el N.T., a la hora de escribir artículos y libros sobre temas proféticos dejan de mencionar dichas similitudes.
A la luz de estos distintivos, el dispensacionalismo cree que el plan original de Dios para la redención del ser humano contaba con la colaboración de los judíos, su pueblo elegido. Pero puesto que insistieron en desobedecerlo, Dios levantó a la iglesia como su nuevo colaborador, abandonando así de momento a Israel. La iglesia representa un segundo plan, un paréntesis entre la primera y la segunda parte de su plan original. Por tanto, el plan de Dios cuenta con dos operaciones. El dispensacionalismo cree que la iglesia comenzó en Hechos 2 y culminará cuando sea arrebatada justo antes de la Gran Tribulación, tiempo durante el cual los judíos serán perseguidos a escala mundial y se convertirán en masa a Cristo, su Mesías. La iglesia no pasará por la Gran Tribulación puesto que es un tiempo de aflicción para «Jacob»; o sea, Israel (Jer. 30:7). Al final de la Gran Tribulación, Cristo volverá a la tierra con la iglesia y reinará sobre todas las naciones desde Jerusalén durante mil años. Al final de ese reino ocurrirán ciertos eventos y después todos pasarán a la eternidad. En todo este planteamiento el dispensacionalismo hace una distinción muy marcada entre Israel y la iglesia como entidades diferentes, aunque tienen ciertas similitudes.
Este dibujo del dispensacionalismo y el del eclecticismo más adelante reflejan el orden cronológico en que ocurrirán los eventos citados, no el tiempo que durará cada uno de ellos. Por ejemplo, el tiempo que han durado Israel y la Iglesia ha sido de muchos siglos, mientras que el cuadro de «Israel restaurado» ocurrirá a lo largo de los siete años de la Gran Tribulación (G.T.).
En cualquier debate el mayor peso para demostrar que alguien tiene razón recae sobre la persona cuya interpretación es más detallada. Puesto que el dispensacionalismo es la más detallada de las tres posiciones, ha sido también la más escudriñada y criticada. Por ejemplo, en referencia a su posición de que la iglesia será arrebatada antes de comenzar la Gran Tribulación, Gundry dice que «la novedad de una posición escatológica requiere que la evidencia presentada a su favor tenga más peso de lo normal puesto que es dudoso que eruditos santos y muy formados, o la gran masa de los creyentes piadosos, hayan malinterpretado la enseñanza de las Escrituras en un área tan importante como la esperanza gloriosa y que lo hayan hecho durante siglos enteros»[7].

Eclecticismo
El eclecticismo aprecia y acepta ciertos elementos de la teología del pacto y del dispensacionalismo[8], pero no acepta la totalidad de ninguno de los dos. Para el eclecticismo, Dios tiene un solo programa. Igual que el dispensacionalismo, cree que Israel y la iglesia son dos entidades distintas. Por eso, no se refiere a Israel como «la iglesia en el A.T.». No obstante, mientras que no llega tan lejos como la teología del pacto, cree que existe una relación íntima entre Israel y la iglesia. Igual que el dispensacionalismo, el eclecticismo cree que la iglesia comenzó en Hechos 2. Pero al contrario que los dispensacionalistas, los eclécticos creen que la Iglesia pasará por la Gran Tribulación. Durante la Gran Tribulación los judíos reconocerán a Cristo como el Mesías. En su segunda venida al final de la Gran Tribulación, Cristo arrebatará a su iglesia para encontrarse con ella en el aire. Entonces, en lugar de ser llevada al cielo, la iglesia acompañará a Cristo hasta la tierra, donde él reinará durante mil años desde Jerusalén con la iglesia e Israel presentes[9].
Israel | / / / / / | Iglesia | / / / / / | Iglesia e Israel |
Hay varios pasajes que apoyan el concepto de que existe una relación íntima entre Israel y la iglesia, aunque son entidades distintas. En Romanos 11:16-24 los gentiles que se convierten a Cristo son descritos como injertos silvestres en el mismo árbol que representa a Israel. Como hay un solo árbol, este texto deja la clara impresión de que hay un solo programa en el plan de Dios para redimir al ser humano. Sin embargo, los vv. 1 y 13 hablan de los israelitas y los gentiles de la iglesia en Roma como dos pueblos diferentes en el contexto de ese único programa (especialmente en los vv. 17, 19, 23-24).
Las palabras de Jeremías 31:31-34 sobre el nuevo pacto que Dios establecerá en el futuro con su pueblo elegido están dirigidas a Israel (v. 1). Sin embargo, Jesús declaró que la copa es «el nuevo pacto en mi sangre» (1 Co. 11:25). Pero esta copa forma parte de la celebración de la Santa Cena, una ordenanza de la iglesia.
Joel profetizó que en el futuro Dios derramaría su Espíritu sobre su pueblo de Israel, y tanto jóvenes como ancianos profetizarían y recibirían sueños y visiones (2:28-32). Esta promesa fue dada a Israel. Sin embargo, Pedro declara en el día de Pentecostés que esa profecía se cumplió en aquel momento, justamente el día en que los dispensacionalistas y eclécticos creen que la iglesia nació (Hch. 2:16-21). Si la promesa fue dada a Israel, ¿cómo es que se cumplió en la iglesia, a no ser que los dos estén íntimamente relacionados?
Romanos 9 y Gálatas 3 dan la clara impresión de que los gentiles que se han convertido a Cristo en la dispensación de la Gracia, el tiempo de la iglesia, son herederos de las promesas que Dios dio originalmente a Israel. A la luz de estos dos capítulos y los textos citados anteriormente, nos enfrentamos con dos opciones. O tenemos que ignorar o minimizar los pasajes del N.T. que declaran que ciertas profecías dirigidas a Israel fueron cumplidas en la iglesia, o tenemos que reconocer que Israel y la iglesia están íntimamente relacionadas, aunque sean entidades diferentes.
[1] Las iglesias de este grupo son llamadas Asambleas de Hermanos en muchos países. En las pp. 13–14 de su libro Understanding Dispensationalists (Phillipsburg: R & R Publishing, 1994), Vern S. Poythress sugiere que había un factor adicional que animó a Darby y otros a marcharse de la Iglesia de Inglaterra (anglicana). «Los distintivos del dispensacionalismo surgieron por primera vez en el siglo XIX en un momento cuando buena parte de la teología ortodoxa, y en particular la teología sistemática, no hacía un énfasis suficiente en el carácter histórico y progresivo de la revelación bíblica. Al preocuparse tanto por lo que dice la Biblia sobre un tema en particular, la teología sistemática puede ignorar la diversidad y carácter dinámico con los que la Palabra de Dios ha llegado al hombre en las diferentes épocas de la historia. El dispensacionalismo surgió en parte como un intento de reconocer esas diferencias y diversidades. Procuró colocar en un sistema que fuera coherente e inteligible dichas diferencias que, de otro modo, podrían entenderse como tensiones y hasta contradicciones dentro de la misma Palabra de Dios».
[2] Tertuliano estableció mucho del vocabulario teológico que la iglesia latina empleó durante los siglos siguientes.
[3] De ahí que oikonomia se traduzca en la RVR60 como «comisión» (1 Co. 9:17), «dispensación» (Ef. 1:10; 3:9) y «administración» (Ef. 3:2; Col. 1:25).
[4] En la p. 107 de su libro Progressive Dispensationalism (Grand Rapids: Baker, 1993), Craig A. Blaising y Darrell L. Bock dicen que «no solamente el administrador de una finca, sino también un cocinero podría ser designado como un oikonomos. Este título fue empleado para oficiales públicos y políticos desde los procuradores romanos hasta los tesoreros de las ciudades, y hasta los administradores de los baños públicos».
[5] En su Systematic Theology (Grand Rapids: Eerdmans, 1997), tomo II, pp. 373–377, Charles Hodge (1797–1878) reconoció cuatro dispensaciones: de Adán hasta Abraham; de Abraham hasta Moisés; de Moisés hasta Cristo; y la dispensación del evangelio. No obstante, el típico dispensacionalista reconoce entre siete y nueve dispensaciones: (1) Inocencia o libertad: desde la creación hasta la Caída; (2) Conciencia: desde la Caída hasta el Diluvio; (3) Gobierno humano: desde el Diluvio hasta la torre de Babel; (4) Promesa: desde la promesa hecha a Abraham hasta el Éxodo; (5) Ley: desde el monte Sinaí hasta el Calvario; (6) Gracia. Todos los dispensacionalistas creen que esta dispensación comenzó el día de Pentecostés en Hechos 2. Algunos creen que la dispensación actual terminará con el arrebatamiento de la iglesia antes de la Gran Tribulación, y añaden una séptima dispensación de Juicio, la cual comenzará con el arrebatamiento y se extenderá hasta la segunda venida de Cristo al final de la Gran Tribulación. (7) Reino: desde el milenio hasta el gran trono blanco. Normalmente, la eternidad futura no es considerada una dispensación.
[6] Para más información sobre la obra distinta del Espíritu Santo en el A.T. y N.T., ver el libro de Jaime Fasold, Dones espirituales (Grand Rapids: Portavoz, 2000), pp. 77–87.
[7] Robert H. Gundry, The Church and the Tribulation (Grand Rapids: Zondervan, 1973), p. 172.
[8] En el capítulo 5 de su libro Hermenéutica: principios y procedimientos de interpretación bíblica (Miami: Editorial Vida, 1994), Henry A. Virkler describe lo que creen la teología del pacto, el dispensacionalismo, el eclecticismo (lo cual llama «el modelo epigenético») y el modelo luterano.
[9] O sea, el arrebatamiento de la iglesia y la segunda venida de Cristo ocurren simultáneamente.
Fasold, J. (2017). Con precisión: el listón de la hermenéutica bíblica. Carol Stream, IL: Tyndale House Publishers, Inc.

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