Finalmente, debemos tener paciencia en medio de la aflicción por comprender el propósito de Dios para nuestras vidas y saber que nos ama y que busca lo mejor para nosotros. Nos ha conocido desde antes de la fundación del mundo, nos ha predestinado a ser conformados a la imagen de Su Hijo, nos ha llamado, nos ha justificado y, al final nos glorificará juntamente con Jesucristo.
TODAS LAS COSAS NOS AYUDAN A BIEN
Una de las verdades más difíciles de aceptar en la vida cristiana es que todo lo que nos ocurre está bajo el control de Dios y por lo tanto, contribuye a nuestro crecimiento y edificación espiritual. En teoría es una verdad que todos comprendemos, pero cuando estamos sufriendo en medio de las dificultades, nos cuesta aceptarla. Preferiríamos que Dios nos evitara las pruebas.
La razón principal por la cual se nos dificulta entender esta verdad, es que no podemos comprender qué quiere lograr Dios en nuestra vida a través de las circunstancias difíciles. En este pasaje Pablo traza el plan general de Dios para llevarnos hacia la glorificación con Cristo.
Si colocamos nuestra aflicción dentro de este marco, es más fácil ver el problema desde la perspectiva de Dios. Todo este proceso se ha diseñado para que lleguemos a la gloria futura que Pablo mencionó al principio del tema; la gloria que hará insignificante la aflicción actual (8:18).
En estos versículos Pablo trata de darnos un resumen del proceso por el cual Dios nos lleva hacia la perfección. Al reconocer que cada aspecto de nuestra vida, aun los momentos más difíciles, forman parte de Su plan, podemos alabarle por lo que hace. Por supuesto, la condición para aceptar esto es saber que hemos sido llamados conforme a Su propósito. Tenemos que ser Sus hijos por medio de la fe en Cristo para que El lleve a cabo Su plan en nosotros.
Este proceso de perfeccionamiento conforme al resumen que Pablo nos da, incluye cinco pasos. Primero, Dios nos ha conocido desde antes de la fundación del mundo. No somos desconocidos para El. Si fuera así, sería difícil que se interesara tanto en nosotros. Nos conoce muy bien, desde antes de nuestro nacimiento. Desde el principio nos tomó en cuenta al hacer Su plan. Nuestra vida y actividades no le toman por sorpresa. Nos conoce perfectamente bien.
Segundo, Dios nos ha predestinado para ser hechos conforme a la imagen de Su Hijo. La predestinación por parte de Dios como la describe Pablo, va más allá de la salvación. Dios nos ha predestinado a ser como Su Hijo. Su plan para nuestra vida es que lleguemos a ser como Cristo. Dios quiere que haya muchas personas como Jesucristo en el mundo. Por eso, podemos estar seguros de que todo nos ayuda a bien. Todo lo que ocurre en nuestra vida es parte del plan que Dios ha diseñado para que lleguemos a ser como Cristo. Nada es el resultado de la suerte. Dios ha querido transformarnos para que lleguemos a ser como El.
Tercero, Dios nos ha llamado. Los primeros dos pasos se refieren al plan de Dios para perfeccionarnos. A partir de este paso, Dios empieza a realizar lo que estaba en Su plan. Por medio del Espíritu, Dios nos llama. Este llamamiento no es un esfuerzo inútil de Dios. Pablo indica en este sentido que los que son llamados, llegan a ser justificados. Dios logra Su propósito al llamarles. Los que son llamados conforme al plan de Dios, reconocen Su voz y responden a Su llamamiento.
El cuarto paso en el proceso perfeccionador, es que Dios nos ha justificado. Esta carta se dedica a explicar la justificación y la manera en que se realiza. Se refiere a la obra de Dios por medio de la cual nos declara justos, como si nunca hubiéramos pecado, porque nos acredita la justicia de Jesucristo por medio nuestra fe en El. Los que han sido justificados por la sangre de Cristo, pueden estar seguros de ser participantes en este plan de Dios porque El ya les ha llevado por cuatro de los cinco pasos.
El quinto paso hacia la perfección es también el resultado del proceso: Dios nos ha glorificado. ¿Se fijó en que este paso se describe en tiempo pasado? Antes, al hablar de nuestra glorificación, Pablo la presentó como la gloria venidera (8:18). Sin embargo, en este pasaje Dios lo considera un hecho ya consumado. ¿Por qué? Porque Dios nos ve en la persona de Cristo. Así que, cuando Cristo fue glorificado, fuimos glorificados juntamente con El.
Además, esta glorificación, lograda a través de nuestra posición en Cristo, será consumada por medio del proceso perfeccionador por el que Dios nos está llevando. Dios lo considera algo tan seguro que lo describe como si fuera un hecho consumado. Desde el punto de vista de Dios, es una realidad.
Por lo anterior, debemos tener paciencia en medio del sufrimiento. Sabemos que el propósito de Dios es lograr nuestro bien. El será glorificado por medio de este plan, y a la vez, seremos glorificados con El.
CINCO PASOS EN EL PROPOSITO DIVINO:
- Conocidos de antemano
- Predestinados a ser como Cristo
- Llamados
- Justificados
- Glorificados
Porter, R. (1987). Estudios Bı́blicos ELA: Salvos por la fe (Romanos parte I) (pp. 73–75). Puebla, Pue., México: Ediciones Las Américas, A. C.

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