La Oración como Adoración

La verdadera adoración implica actos humanos de reverencia, de sumisión y homenaje ante el Soberano divino en respuesta a la revelación de sí mismo y de acuerdo con su voluntad.

Las relaciones significativas siempre implican una comunicación bidireccional. Esto es cierto en las relaciones entre dos o más seres humanos, entre los seres humanos y sus mascotas, y entre los seres humanos y Dios. Pero las relaciones con Dios no son como las relaciones con los cónyuges o con los colegas, a quienes reconocemos como iguales o pares. Dios es nuestro Soberano, y nosotros somos sus súbditos. Mientras que Dios no nos necesita, nosotros lo necesitamos desesperadamente. El impulso de las personas para comunicarse con sus dioses, especialmente en tiempos de angustia, se refleja en muchos textos antiguos del Cercano Oriente.

En la oración citada en el capítulo 2 (“Oración a todo dios”), quien ora busca alivio del sufrimiento personal, el cual ha experimentado aparentemente porque ha violado alguna ley divina. Afirma que sus ofensas se han cometido sin saberlo y se queja de que ni siquiera sabe a cuál dios ha ofendido. De hecho, razona que debido a que toda la raza humana ignora la voluntad de los dioses, no debería ser señalado como un objeto de ira divina.1 En contraste, los israelitas eran un pueblo extremadamente privilegiado. Su Dios se había presentado por su nombre, había revelado claramente su voluntad a su pueblo, y escuchaba a su pueblo cuando oraban. Moisés expresó un gran deleite en la comunicación bidireccional con YHVH en Deuteronomio 4:6–8.

Así que guarden [estas leyes y reglamentos] y pángalas por obra, porque esta será su sabiduría y su inteligencia ante los ojos de los pueblos que al escuchar todos estos estatutos, dirán: “Ciertamente esta gran nación es un pueblo sabio e inteligente.” Porque, ¿qué nación grande hay que tenga un dios tan cerca de ella como está YHVH nuestro Dios siempre que le invocamos? ¿O qué nación grande hay que tenga estatutos y decretos tan justos como toda esta Torá que hoy pongo delante de ustedes?

Aunque los dioses de otros pueblos son obra de manos humanas, hechas de madera y piedra, y no pueden ver, oír, comer ni oler,2 el Dios de Israel les ha hablado, revelando a ellos una Torá que era la envidia de las naciones Y aunque no tiene oídos literales, oye a su pueblo cuando oran.3 Como un acto reverencial de sumisión y homenaje ante el Soberano divino, la oración es la expresión suprema de la adoración verbal.

Expresiones bíblicas para referirse a la oración

El verbo inglés to pray* significa pedirle a una persona algo como un favor o un acto de gracia. Sin embargo, en el uso común, la palabra se usa más estrictamente para dirigirse a Dios en lugar de a un superior humano; también se usa más ampliamente para dirigirse en confesión, intercesión, adoración, alabanza y acción de gracias. La oración es esencialmente un acto verbal de fe; el que ora espera que Dios lo escuche y responda favorablemente.

El vocabulario variado que existe en la Biblia hebrea para referirse a la oración refleja su importancia en la vida diaria y la adoración corporativa. En el Primer Testamento encontramos cuatro palabras específicas para la oración: ʿātar, “suplicar, implorar”;4 hitpallēl, “interceder por”;5 hitḥannēn, “implorar misericordia/gracia de”;6 y hitwaddâ, de la raíz yādâ, “alabar”, aunque como expresión de la oración, la palabra significa “confesar la indignidad propia” o “confesar el pecado”.7 Además de estas palabras específicas para oración, encontramos una variedad de expresiones que reflejan la naturaleza de la pronunciación verbal: “llamar a”,8 “pedir ayuda/liberación”,9 “pedir ayuda a gritos”,10 “un grito (rinnâ) de júbilo11 o lamento,12 o “pedir, solicitar”.13 La respuesta favorable de Dios a todo esto se expresa con ’ānâ, “respondió” (Is. 65:24), o šāma’, “escuchó”. El Primer Testamento también usa varias expresiones metafóricas para orar. Algunas veces las personas son descritas como “buscando el rostro de YHVH”.14 Cuando se deseaba una consulta (1 Sam. 9:9), las personas podían “inquirir” a Dios a través de un profeta o acercarse a él directamente (Gen. 25:22). Dios responde dejándose encontrar (māṣā’, Dt. 4:29; 2 Cro. 15:2, 4, 15; Jer. 29:13) o respondiendo (’ānâ) la búsqueda (Sal. 34:4 [5]).15 A veces la oración implica “humillarse” (nikna) ante YHVH. Aunque este uso se origina en el contexto de corte real, generalmente habla de humillación interna ante Dios.16

La oración a menudo se asocia con gestos físicos, en particular postrarse (hištaḥăwâ) delante de Dios (Neh. 9:3) o “arrodillarse delante de YHVH” (1 Re. 8:54; 2 Cro. 6:13; Esd. 9:5). Mientras que las manos se alzaban cuando se hacían juramentos (HCSB mg.: Ex. 6:8; Ez. 20:5, 15) o se pronunciaban bendiciones (Lv. 9:22; Sal. 134:2), este era generalmente un gesto de súplica de los fieles, que extienden sus palmas a YHVH,17 al templo,18 o al cielo/cielos (1 Re. 8:22, 54; 2 Cro. 6:12–13).19 Contrariamente a la práctica generalizada de hoy, el Primer Testamento rara vez asocia “levantar las manos” con alabanza.20 Con menos frecuencia, las personas se pararían delante de YHVH.21

2 Samuel 7:18 (véase 1 Cro. 17:16) presenta un caso excepcional del suplicante sentado delante de YHVH. La postura de David en respuesta a la promesa de una dinastía eterna recuerda una serie de esculturas de Gudea, rey de Lagash (2150–2100 a.C., figura 8.1). Al igual que Gudea, David estuvo involucrado en la construcción de templos; al igual que Gudea, David recibió un plan detallado del templo, aunque David lo recibió “por escrito de la mano de YHVH” (1 Cro. 28:11–19). La postura puede reflejar su estatus especial como el fundador elegido de una dinastía eterna, de quien vendría el Mesías.

El Nuevo Testamento también tiene una variedad de expresiones para la oración. El verbo proseuchomai, “orar” (ochenta veces), y el sustantivo proseuchē, “oración” (treinta y seis veces), se encuentran en los pasajes de oración más familiares.22 El patrón de la LXX para traducir al hebreo šā’al como aiteō, “pedir, solicitar”, y el sustantivo relacionado aitēma, “solicitud, oración”, continúa en el Nuevo Testamento.23 Mateo 21:22 usa ambas expresiones, “Todo lo que pidas [aiteō] en oración [proseuchē] con fe, eso recibirás”. Sin embargo, el hebreo šā’al, “pedir”, también fue representado por erōtaō o eperōtaō, y el sustantivo correspondiente, “oración”, con eperōtēma.24 Una expresión final, deomai, “rogar, suplicar”, y su sustantivo afín deēsis, “súplica” se refiere a una oración urgente. Esta parece haber sido una palabra favorita para Lucas,25 aunque también fue utilizada por otros.26

1 Para otro ejemplo, ver la súplica del rey hitita Mursilis II (1321–1295 a.C.) por el rescate divino de una plaga que había golpeado a su pueblo. James B. Pritchard, ed., Ancient Near Eastern Texts Relating to the Old Testament, 3ra ed. (Princeton: Princeton University Press, 1969), 391–92.

2 Vea Dt. 4:28; Sal. 115:3–8; 135:13–18; Is. 44:12–20.

3 Este privilegio se refleja en el nombre personal Jaazanías (ya’ăzanyāhû, “Que YHVH escuche”), que fue especialmente común al final de la historia de Judá: 2 Re. 25:23; Jer. 35:3; 40:8; 42:1; Ez. 8:11; 11:1.

* Nota del traductor: Este verbo en español puede ser traducido de forma intercambiable como orar o rezar. Usaremos la traducción “orar”, en lugar de “rezar”, por ser el verbo mayormente usado por las tradiciones evangélicas.

4 Vea Gen. 25:21; Ex. 8:8, 28 [4, 24] (Hiphil), 30 [26] (Qal).

5 Por lo general, la intercesión por otra persona (por ejemplo, Gen. 20:7; Num. 21:7; 1 Sam. 7:5; Job 42:8), aunque con algunas excepciones (1 Sam. 1:10; 2 Sam. 7:27; 1 Re. 8:30, 35, 42, 44, 48; 2 Cro. 7:14; Dan. 9:4). Siempre ocurre en la raíz reflexiva de Hitpael. Su relación con el Piel, pillēl, “pronunciar juicio” no está clara, aunque el Hitpael se usa en 1 Sam. 2:25 en el sentido de “ser el árbitro, intercesor” (cf. Ez. 16:52).

6 Salmo 142:2. En el nivel humano, esto es lo que José había buscado de sus hermanos (Gen. 42:21). En Dt. 3:23 Moisés implora a YHVH para que lo deje entrar a la tierra prometida (vea 1 Re. 8:33, 47, 59; 9:3).

7 Vea Lv. 5:5; 16:21; 26:40; Num. 5:7; Dan. 9:4, 20 (en paralelo con hitpallēl); Esd. 10:1; Neh. 1:6; 9:2–3; 2 Cro. 30:22.

8 El hebreo qārāʾ: Sal. 30:8 [9]; 89:26 [27]; 130:1; 141:1.

9 El hebreo ṣāʿaq/zāʿaq: Ex. 17:4; Sal. 107:6, 28; Jue. 6:6, 7.

10 El hebreo šāwaʿ, Piel; Sal. 72:12; Lam. 3:8; Hab. 1:2.

11 Vea por ejemplo Sal. 17:1; 30:5 [6]; Is. 14:7.

12 Vea 1 Re. 8:28 (rinnâ ûtĕpillâ); Sal. 17:1; 88:2 [3]; 119:169; 142:6 [7].

13 El hebreo šāʾal. Cuando Dios es el objeto, la expresión generalmente se refiere a un tipo específico de oración, pidiendo información, como en una consulta profética. El sentido de la “oración” es más claro en Zc. 10:1: “Pídanle a YHVH lluvia en la primavera”. La palabra también se usa para consultar a los intermediarios (1 Cro. 10:13; Ez. 21:21 [26]), generalmente con una petición específica (por ejemplo, 1 Sam. 8:10; 12:13, 17, 19).

14 Expresado con dāraš o biqqēš, los cuales significan “buscar, indagar, investigar”. Mientras que estas dos palabras a menudo aparecen juntas (por ejemplo, Jue. 6:29; 1 Cro. 16:11; Sal. 24:6) y se intercambian fácilmente, con dāraš la búsqueda tiende a reflejar una relación positiva entre “buscador” y “buscado” (2 Cro. 7:14), mientras que biqqēš sugiere acciones de alguien separado de Dios (Os. 3:4–5).

15 En Dt. 12:5, buscar a YHVH implica una peregrinación al lugar que ha elegido para establecer su nombre.

16 Según lo representado por Ezequías (2 Cro. 32:26), Manasés (33:12, 19) y Josías (2 Re. 22:19; 2 Cro. 34:27). Negarse a humillarse ante el Rey divino tiene consecuencias nefastas, como lo aprendieron Amón (2 Cro. 33:23) y Sedequías (36:12). Esta disposición también se expresa con el verbo ’ānâ, en las raíces pasivas y reflexivas, “afligirse a uno mismo, humillarse”. Esdras 9:5 usa el sustantivo afín, ta ’ănît, para describir la reacción conmocionada/afligida de Esdras con respecto a las personas que se casan con esposas extranjeras, demostrado al rasgarse la ropa, arrancándose el pelo de la cabeza y la barba, sentándose en un estado horrorizado y ayunando. Sobre el ayuno como una expresión de auto humillación, vea Sal. 35:13; Is. 58:5. Esta disposición ante YHVH fue requerida de todos en el Día de la expiación (Lv. 16:31; 23:27).

17 El hebreo pāraš yād/kap ʾel yhvh: Ex. 9:29, 33; Esd. 9:5; Job 11:13; Sal. 44:20 [21].

18 Como en 1 Re. 8:38; 2 Cro. 6:29.

19 La expresión relacionada “levantar la mano” (nāśā’ yād) también se usa en el sentido de “apelar”: Sal. 28:2; 119:48 (ver v. 45); 141:2 (//tĕpillâ); Lam. 2:19. Mientras 2 Re. 19:8–19 no menciona explícitamente las manos, Ezequías ilustró el gesto al tomar la copia escrita de un ultimátum oral de Senaquerib al templo y extenderlo ante YHVH. En acadio, la expresión “abrir las manos” significa en efecto “orar”. En un caso específico, un adorador se lamenta: “Mis manos están llenas de sufrimiento, maldición, pecado, etc.” Ver más Wolfram von Soden, “yād”, en Theological Dictionary of the Old Testament, ed. G. J. Botterweck y H. Ringgren, trad. J. T. Willis, G. W. Bromiley, y D. E. Green (Grand Rapids: Eerdmans, 1974–2006), 5:397.

20 En Sal. 63:4–5 [5–6] el salmista declara su respuesta a una situación desesperada en la que imploraba a Dios por ayuda. Cuando él levantó sus manos en oración/súplica a Dios, Dios respondió llenándolos. La alabanza expresada en vv. 1–5 es su respuesta a esa ayuda. Los versos 4–5 están puestos en paralelismo quiástico, con las líneas externas que coinciden entre sí y las líneas internas haciendo lo mismo.

A Así que te bendeciré [brk] mientras viva;
Voto de alabanza
B en tu nombre, levanto mis manos;
Gesto de súplica
B′ mi alma estará satisfecha como con la comida,
Declaración de confianza
A′ y mi boca te alabará [rinnâ] con labios alegres.
Voto de alabanza

“Levantar las manos” no es sinónimo de “bendición” de YHVH, sino el gesto que lleva a que se satisfaga su “alma”.

El contexto y la estructura de Sal. 134:1–3 sugieren una situación similar: levantar las manos hacia el lugar santo es equivalente a rogar por una bendición. El patrón de cláusulas cambia de A, B, B′, A′ a A, B, A′B′. Si eliminamos las cláusulas subordinadas, “que están de pie en la noche en la casa de YHVH” del v. 1b, y “que hizo el cielo y la tierra” del v. 3b, nos quedan cuatro declaraciones principales.

A ¡Mira! Alaba[brk] a YHVH, todos los siervos de YHVH
Llamamiento a la alabanza
B Levanta tus manos hacia el lugar santo;
Llamamiento a la oración
A′Y alaba [brk] a YHVH.
Llamamiento a la alabanza
B′ Que YHVH te bendiga desde Sión.
Expresión de la oración

21 Así Ana se colocó en la presencia del sacerdote (niṣṣbet ’immĕkem) y oró a YHVH (1 Sam. 1:26); Salomón se paró (’āmad) delante del altar y extendió sus palmas hacia el cielo (1 Re. 8:22).

22 Mt. 6:5–6, 9; Lc. 18:1; Hch. 2:42; Ef. 6:18; Stg. 5:17. En la LXX, esta palabra generalmente se traduce en hebreo hitpallēl/tĕpillâ. Detrás de esta palabra está la forma más simple euchomai/euchē, “orar/oración”, ausente en los Evangelios pero que aparece en Stg. 5:15–16, así como también Rom. 9:3 y 3 Jn. 2.

23 Vea por ejemplo Mt. 7:7–11 (= Lc. 11:9–13); Jn. 14:13–14; Fil. 4:6; Stg. 1:5–6; 1 Jn. 3:22; 5:14–16.

24 El sustantivo aparece solo en 1 Pe. 3:21, mientras que el verbo aparece en Mc. 7:26; Lc. 4:38; Jn. 4:47; 16:26.

25 Lc. 1:13; 2:37; 5:12; 9:38, 40; 10:2; 21:36; 22:32; Hch. 8:22, 24; 10:2.

26 Como en Rom. 1:10; Fil. 1:19; 1 Ts. 3:10; 2 Tim. 1:3; 1 Pe. 3:12.

Block, D. I. (2018). A Dios sea la Gloria: Una Teología Bíblica de la Adoración (pp. 211–216). Salem, OR: Publicaciones Kerigma.

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