La sección de apertura del Evangelio de Marcos se encuentra entre corchetes con el incipit en un extremo que describe el “comienzo del evangelio de Jesucristo” (Marcos 1:1) y en el otro lado con la descripción del mismo Jesús predicando el “evangelio de Dios” y el “reino de Dios” al comienzo de su ministerio galileo (Marcos 1:14–15). En el medio se encuentra el ministerio de Juan el Bautista (Marcos 1:2–8), el bautismo de Jesús (Marcos 1:9–11) y la tentación de Jesús en el desierto (Marcos 1:12–13). El bautismo es crucial porque presenta el debut de Jesús en la historia de Marcos. Más específicamente, presenta a Jesús como un israelita fiel que es bautizado por Juan. Los portentos que acompañan a una voz celestial y la visión de una paloma que desciende del cielo indican, al menos, una revelación de aprobación divina de Jesús presentándose a sí mismo para el bautismo. Pero, ¿una aprobación a qué?
Καὶ ἐγένετο ἐν ἐκείναις ταῖς ἡμέραις ἦλθεν Ἰησοῦς ἀπὸ Ναζαρὲτ τῆς Γαλιλαίας καὶ ἐβαπτίσθη εἰς τὸν Ἰορδάνην ὑπὸ Ἰωάννου. καὶ εὐθὺς ἀναβαίνων ἐκ τοῦ ὕδατος εἶδεν σχιζομένους τοὺς οὐρανοὺς καὶ τὸ πνεῦμα ὡς περιστερὰν καταβαῖνον εἰς αὐτόν· καὶ φωνὴ ἐγένετο ἐκ τῶν οὐρανῶν· σὺ εἶ ὁ υἱός μου ὁ ἀγαπητός, ἐν σοὶ εὐδόκησα. | Aconteció en aquellos días, que Jesús vino de Nazaret de Galilea, y fue bautizado por Juan en el Jordán. Y luego, cuando subía del agua, vio abrirse los cielos, y al Espíritu como paloma que descendía sobre él. Y vino una voz de los cielos que decía: Tú eres mi Hijo amado; en ti tengo complacencia. (Marcos 1:9–11) |
Según Dunn, “Tanto si Marcos lo quiso como si no, su tratamiento en este punto dejó su explicación abierta a la interpretación de que Jesús se convirtió primero en el Hijo de Dios al comienzo de su ministerio, dotado del Espíritu y la ratificación divina, y Marcos evidentemente no se tomó el trabajo de descartar tal interpretación”.1 El bautismo en sí mismo, cuando es separado de su contexto narrativo más amplio, ciertamente puede prestarse a tal lectura. Tal vez aún más si los lectores posteriores del Evangelio de Marcos se sumergieron en la tradición de los dioses griegos y romanos que engendraban descendientes en la tierra y las tradiciones de los emperadores romanos adoptando herederos en la familia imperial y haciéndolos, tarde o temprano, hijos de los emperador divinizados.
1 Dunn, Christology in the Making, 47 (cursiva original)
Bird, M. F. (2017). Jesús el eterno Hijo de Dios: Una respuesta a la cristologia adopcionista. (J. Ostos, Trad.) (pp. 97–99). Salem, OR: Publicaciones Kerigma.
Comentario de Marcos 1:10
Marcos 1:10 Mientras salía del agua, vio que los cielos se partían y el Espíritu descendía como una paloma sobre él (καὶ εὐθὺς ἀναβαίνων ἐκ τοῦ ὕδατος εἶδεν σχιζομένους τοὺς οὐρανοὺς καὶ τὸ πνεῦμα ὡς περιστερὰν καταβαῖνον εἰς αὐτόν). Marcos comienza con su característico “e inmediatamente” (καὶ εὐθύς), que queda sin traducir porque suena un tanto raro en inglés y castellano y porque la traducción temporal del participio (“mientras salía”) ya captura el sentido de inmediatez. Como señalamos en la introducción, Marcos utiliza “inmediatamente” (εὐθύς) cuarenta y dos veces en su evangelio, veinticinco veces con la frase introductoria “e inmediatamente” (καὶ εὐθύς). El adverbio a veces significa “inmediatamente” o “justo entonces” (p. ej., 1:10, 18, 20, 42; 14:43), pero a menudo sirve como un simple conector, que indica lo que va a suceder después (1:12, 21, 29, 30). También puede significar “de pronto” (1:23 NTV). El efecto en su conjunto es el de impulsar hacia adelante la narración de Marcos, dando una sensación de urgencia y de cosas que suceden en el acto.
La descripción de Jesús “saliendo” del agua sugiere que el bautismo de Juan implica una inmersión total del receptor. El poderoso lenguaje de Marcos hablando de los cielos “partiéndose” o “rasgándose” (σχίζω) indica una teofanía o revelación de Dios.1 Isaías 64:1 dice: “¡Ojalá rasgaras los cielos, y descendieras! ¡Las montañas temblarían ante ti!”2 Puede que haya una inclusio (paréntesis) entre este pasaje y el grito del centurión en el clímax del evangelio (15:38–39), cuando la cortina del templo se rasga (σχίζω) en dos y el centurión grita: “¡Verdaderamente este hombre era el Hijo de Dios!” Las aclamaciones de que Jesús es el hijo de Dios enmarcan pues la narrativa del evangelio. Si esta inclusio es intencionada, Marcos está indicando que ese acceso al Padre ahora está disponible a través de Jesús el Hijo.
Que el Espíritu descienda “como una paloma” puede significar que el Espíritu se parecía a una paloma, o que descendiera como lo haría un ave. Si existe simbolismo o no relacionado con la paloma ha sido tema de mucho debate. Davies y Allison enumeran ¡dieciséis posibles interpretaciones!3 Las que se suelen citar son las del Espíritu moviéndose sobre las aguas en la creación (Gn 1:2) o la paloma de Noé representando la liberación misericordiosa tras el diluvio (8:8–12).4 Estamos más seguros en cuanto al papel del Espíritu. Isaías predijo la llegada del Mesías davídico:
El Espíritu del Señor reposará sobre él:
espíritu de sabiduría y de entendimiento,
espíritu de consejo y de poder,
espíritu de conocimiento y de temor del Señor.
Él se deleitará en el temor del Señor;
no juzgará según las apariencias,
ni decidirá por lo que oiga decir,
sino que juzgará con justicia a los desvalidos,
y dará un fallo justo en favor de los pobres de
la tierra. (Is 11:2–4)
Al Mesías se le representa como alguien que vivirá dependiendo totalmente de Dios a través del Espíritu. El evangelio de Lucas directamente vincula el descenso del Espíritu sobre Jesús como “unción” por el Espíritu (Lc 4:18; citando Is 61:1–2; cf. Lc 3:22; 4:1, 14) y por tanto con su identidad como Mesías (p. ej., “El ungido”). Aunque Marcos no hace esta conexión de forma explícita, el descenso del Espíritu claramente representa una confirmación de la identidad de Jesús y su capacitación para el servicio mesiánico.
NTV Nueva Traducción Viviente
1 Taylor, Mark, 160, escribe: “El desgarro de los cielos es una característica común del pensamiento apocalíptico, la idea que se subraya aquí es que la separación fija que hay entre el cielo y la tierra sólo puede romperse en especiales circunstancias.” Cf. 2 Bar. 22:1; T. Leví 2:6; 5:1; 18:6; T. Jud. 24:2; Jn 1:51; Hch 7:56; Ap 4:1; 11:19; 19:11.
2 Cf. T. Leví 18:6–7: “Los cielos se abrirán y desde el templo glorioso bajará sobre él la santificación con la voz del Padre, …Le será concedida la gloria del Altísimo, y el espíritu de sabiduría y santidad reposará sobre él” (aludiendo a Is 11:2; OTP, 1:795).
3 W. D. Davies y D. C. Allison, A Criticial and Exegetical Commentary on the Gospel according to Matthew (3 vols.; ICC; Edinburgh: T&T Clark, 1988, 1991, 1997), 1:331–34.
4 Pesch, Markusevangelium, 1:91–92, piensa, quizá acertadamente, que no hay un simbolismo adscrito, sino que un descenso del cielo se explicaría de forma natural en forma de pájaro (¿qué otra cosa puede descender del cielo?) y que las asociaciones positivas del AT relacionadas con palomas explican la elección de este pájaro en especial.
Strauss, M. L. (2017). Marcos. (C. E. Arnold & J. Haley, Eds., B. Fernández Fernández, Trad.) (1a edición, pp. 79–80). Barcelona, España: Andamio.

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