LA GRAN TRIBULACIÓN

¿Qué se entiende por «Gran Tribulación»?

Se entiende por «Gran Tribulación» el período de siete años que ha de mediar entre el arrebatamiento de la Iglesia y la Segunda Venida del Señor. Coincide, como veremos en la lección siguiente, con la 70.a Semana de Daniel 9:27. El nombre se aplica especialmente a la segunda mitad de dicha semana = «tiempo, tiempos y la mitad de un tiempo» (Dan. 12:7), es decir, tres años y medio = «42 meses» (Ap. 11:2) = «1.260 días» (Ap. 11:3). Que este tiempo es referible únicamente a la segunda parte de la semana 70.a de Daniel está claro por la especifìcación de que, durante ese tiempo, los gentiles. «hollarán la ciudad santa» (Ap. 11:2), lo cual no puede ser mientras se mantenga el pacto concertado por el Anticristo y continúen en el nuevo templo «el sacrificio y la ofrenda» (Dan. 9:27 a).

Las cifras que Daniel añade en 12:11 y 12 (1.290 y 1.335 días respectivamente), tienen su explicación cuando se considera el tiempo que se invertirá en los juicios de Dios sobre las naciones (Mt. 25:31–46), y la reunión y juicio del propio Israel (Ez. 20:34–38). Los 45 días restantes (v. 12) parecen indicar la limpieza final que se ha de llevar a cabo, a fin de que todo esté a punto para el comienzo del reino milenario.16

La primera parte de la semana será relativamente pacífica, porque, como acabamos de decir, el Anticristo comenzará su reinado concertando un pacto con Israel, y otro con la Iglesia apóstata (v. Ap., cap. 17).

El carácter de la Gran Tribulación se muestra en los diferentes epítetos que le aplica la Palabra de Dios: «Día de ira» (Sof. 1:15–18, comp. con 1.a Ts. 1:10; 5:9; Ap. 6:16–17, nótese aquí el gran contraste: «la IRA del CORDERO»; 11:18; 14:10, 19; 15:1, 7; 19:2); «indignación» (Is. 26:20–21; 34:1–3); «la hora de la prueba» (Ap. 3:10); «angustia» (Jer. 30:7; Dan. 12:1; Sof. 1:14–15); «destrucción» (Jl. 1:15; 1.a Ts. 5:3); «día de tinieblas y de oscuridad, día de nublado y densa niebla» (Jl. 2:2, comp. con Am. 5:18; Sof. 1:14–18); «desolación» (Dan. 9:27; Sof. 1:14–15); «quebrantamiento, desmenuzamiento, sacudida, castigo» (Is. 24:19–21); «trastorno, esparcimiento, vaciamiento y saqueo» (Is. 24:1–4).

Las Escrituras relatan con gran detalle los acontecimientos que tendrán lugar durante el período de la Gran Tribulación:

A) Ap. 17 (comp. con Dan., caps. 2 y 7) nos ofrece la descripción del nuevo Imperio Romano con diez naciones,17 a la cabeza de las cuales estará el Anticristo, descrito en Dan. 7:8 como el «cuerno pequeño».

B) 2.a Ts. 2:3 llama el Anticristo «el hombre de pecado, el hijo de perdición»; es la bestia de Ap. 13:1 ss. Esta bestia sale del mar; el mar, a su vez, es símbolo de las naciones—los gentiles—, pero también representa el Mediterráneo, neo, junto al que está asentada la ciudad de los «siete montes» (Ap. 17:9). El versículo 4 describe a esta mujer con unos colores que no cuadran a la Roma pagana, sino a la Roma papal.18 Pero muchos evangélicos cometen el error de identificar al papado con el Anticristo, sin percatarse de que la mujer aparece, en Ap. 17:3, «sentada sobre una bestia escarlata»; esta bestia, como puede verse comp. con 13:1, es el Anticristo, quien apoyará a la religión universal—ecuménica—apóstata (véase todo el contexto), hasta que el imperio formado por el Anticristo aborrezca a la ramera, «y la dejarán desolada y desnuda» (v. 16).

C) La bestia que es el Anticristo, no sólo hará pacto con la mujer, sino también con el pueblo de Israel (Dan. 9:27) durante la primera parte de la 70.a semana, para deshacerse, después, de ambos aliados cuando ya no necesite de la ayuda de ellos para imponer su ley

16 Véase J. F. Walvoord, Daniel, pp. 295–296, y E. L. Carballosa, Daniel y el Reino Mesiánico, pp. 279–281.

17 Todos los indicios actuales apuntan a la formación de este nuevo «imperio», con sede en Roma. ¿No será ésta la confederación que lleva el nombre de «Mercado Común Europeo», fuera del cual—durante el reinado del Anticristo—, nadie podrá comprar ni vender, a no ser que lleve «la marca de la bestia» (Ap. 13:17)? Henri Spaak, uno de los fundadores del Mercado Común y Secretario General de la OTAN, dijo en un discurso: «Nosotros no queremos ya más Comités; tenemos ya demasiados Comités. Lo que necesitamos es contar con un hombre que posea la suficiente estatura para coligar a todas las demás personas, y que nos saque de esta triste crisis económica en que estamos a punto de hundirnos. ¡Mandadnos ese hombre! Lo vamos a recibir, lo mismo si viene de Dios que si viene del Diablo.»

18 Véase J. F. Walvoord, The Revelation of Jesus Christ, p. 245, y I. E. Davidson, Readings in Revelation, pp. 341–347. Juan XXIII mandó acuñar una medalla, en cuyo dorso figuraba precisamente la mujer de Ap. 17, con la descripción que de ella hacen los vv. 4 y 9 (¡!). El v. 2 habla de la embriaguez que la mujer ha producido en los moradores de la tierra (véase el Curso por Correspondencia de la Academia Cristiana del Aire, Exposición del Apocalipsis, pp. 94–99), como se ve por el homenaje que todos los jefes políticos del mundo, y muchos líderes de denominaciones religiosas le prestan.

Lacueva, F. (1997). Escatología II (Vol. IX, pp. 155–157). Barcelona: Editorial Clie.

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