¿Como el Altísimo?

En el capítulo anterior vimos que Ezequiel 28 nos presenta el trágico retrato del príncipe de Tiro. El profeta usa la estrategia literaria de basarse en una antigua historia sobre un ser divino del Edén que pensó que él mismo comandaba “el trono de los dioses” (Ez 28:2), el consejo divino. Este ser fue castigado con la expulsión del Edén y arrojado al inframundo. La imagen de este ser como un querubín protector divino, con el uso de imágenes de piedras preciosas brillantes y resplandecientes y una serpiente, tiene vínculos conceptuales con Génesis 3.

Estos elementos también aparecen en Isaías 14. Vamos a considerar este pasaje y después echaremos otro vistazo a la serpiente del Edén.

ISAÍAS 14

En Isaías 14:4, Dios le dice al profeta que pronuncie una “burla” (en hebreo: mashal) contra el rey de Babilonia. La mejor descripción de mashal es la de una parábola en la que se hace una comparación. La pregunta que hay que tener en cuenta a medida que avanzamos es: ¿con quién se compara al rey de Babilonia?1

El comienzo de la parábola suena tan desfavorable para el rey de Babilonia como la descripción de Ezequiel del príncipe de Tiro para ese gobernante. Al rey de Babilonia se le llama “opresor” (v. 4) que ha perseguido con crueldad a las naciones (vv. 5–6). Tel mundo finalmente estará en reposo cuando el opresor “yazca tendido” (nvi; vv. 7–8). Anticipando el gozo de verse libre finalmente del rey de Babilonia, el profeta escribe:

9 El Seol abajo se espantó de ti;

despertó muertos [refaim] que en tu venida saliesen a recibirte,

hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra [ʾerets].

a todos los reyes de las naciones.

10 Todos ellos darán voces, y te dirán:

“¿Tú también te debilitaste como nosotros,

y llegaste a ser como nosotros?”

11 Descendió al Seol tu soberbia,

y el sonido de tus arpas;

gusanos serán tu cama,

y gusanos te cubrirán (Is 14:9–11).

Como ocurre en Ezequiel 28, la figura de Isaías 14 que es objeto de su diatriba va al Seol, el inframundo. Los refaim están allí, identificados aquí nuevamente como los reyes guerreros muertos (“llegaste a ser como nosotros”). El rey de Babilonia será uno de estos muertos vivientes, al igual que el príncipe de Tiro.

Recordemos que Ezequiel 28 pasaba del príncipe de Tiro a una figura divina del Edén. Ese cambio nos alertaba de que el autor estaba utilizando una historia de rebelión divina cósmica para representar, a modo de comparación, la arrogancia del príncipe terrenal. Tras el versículo 11; Isaías 14 pasa a un contexto divino que muestra claros vínculos con Ezequiel 28. Esas conexiones, a su vez, nos devuelven conceptualmente a Génesis 3.

Isaías 14:12–15 dice:

12 ¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!

Cortado fuiste por tierra, tú que debilitabas a las naciones.

13 Tú que decías en tu corazón:

“Subiré al cielo;

en lo alto, junto a las estrellas de Dios, levantaré mi trono,

y en el monte del testimonio me sentaré,

a los lados del norte;

14 sobre las alturas de las nubes subiré,

y seré semejante al Altísimo.”

15 Mas tú derribado eres hasta el Seol,

a los lados del abismo (Is 14:12–15).

El contexto del consejo divino es obvio. Ya hemos visto gran parte de la terminología en el capítulo 6 sobre jardines y montañas divinos.

La persona con la que se está comparando al rey de Babilonia es un ser divino “caído del cielo” (v. 12). Se le llama “lucero, hijo de la mañana”. El lenguaje nos lleva otra vez a Job 38:7, donde los hijos de Dios reciben el nombre de “luceros del alba”. Pero los términos hebreos en Isaías 14:12 son distintos a los de Job 38:7.

“Lucero, hijo del alba” es una traducción castellana del hebreo helel ben-shajar, que significa literalmente “resplandeciente, hijo del alba”. Cuando hablamos sobre Job 38:7 en el capítulo 3, hice la observación de que los “luceros del alba” eran las estrellas brillantes que se ven en el horizonte cuando sale el sol. Los astrónomos (antiguos y modernos) conocían otro objeto celeste que se comportaba de la misma manera, un objeto tan brillante que todavía podía verse al salir el sol. Ese objeto era Venus, así que Venus, pese a ser un planeta, llegó a ser conocido por los antiguos como la “estrella brillante de la mañana.”

Básicamente, al tomar prestado el lenguaje de Ezequiel 28, Isaías presenta este ser divino concreto como alguien perdidamente enamorado de su propio brillo. Tan grande era su arrogancia que se declaró a sí mismo por encima de las “estrellas de Dios” (kokebey el), los demás miembros del consejo divino (Job 38:7).

Que este “ser resplandeciente” buscaba la superioridad sobre los restantes miembros del consejo divino se desprende de la frase “levantaré … mi trono” y su deseo de “sentarse” en “el monte de la asamblea”. Que este “monte de la asamblea” se refiere al consejo divino queda claro por su ubicación en “Zafón” (“al norte”; tsafon) y las nubes. El lenguaje que habla de “trono” resulta familiar por Ezequiel 28:2 (el “trono de los dioses”). La redacción de Isaías 14 suena a intento de golpe de estado en el consejo divino. Helel ben-shajar quería su trono en la asamblea divina, sobre el monte divino, para estar por encima de todos los demás. Deseaba ser “como el Altísimo” (elyon). Pero Altísimo solamente puede haber uno.

No es ninguna sorpresa que helel ben-shajar, el resplandeciente, encuentre el mismo final que el guardián divino del trono en Ezequiel 28. Vemos su destino en tres lugares. Ya hemos leído dos de los versículos. Tomemos nota del énfasis en negrita:

9 El Seol abajo se espantó de ti;

despertó muertos [refaim] que en tu venida saliesen a recibirte,

hizo levantar de sus sillas a todos los príncipes de la tierra.…

12 “¡Cómo caíste del cielo, oh Lucero, hijo de la mañana!

Cortado fuiste por tierra [ʾerets].…

15 Mas tú derribado eres hasta el Seol,

a los lados del abismo (Is 14:9, 12, 15).

El castigo de helel consiste en vivir en el mundo de los Muertos. Helel acaba en el Seol, el abismo (bor); cortado por tierra (ʾerets) por Dios, el verdadero Altísimo.

La tabla que aparece a continuación amplía la que empezamos en el capítulo anterior. A medida que avancemos iré añadiendo términos y versículos a los de Ezequiel 28. Me centraré en las conexiones del consejo divino entre ese capítulo e Isaías 14 y Génesis 3, pero incluiré referencias de otros pasajes cuando resulte apropiado.

EL CONTEXTO DEL CONSEJO DIVINO

Término hebreo
Significado en español
Concepto
Versículos importantes
elim, elohim (plural)
“dioses”
miembros del consejo
Gn 3:5, 22; Sal 82:1, 6; Ez 28:2
beney elim beney elohim kokebey boqer kokebey el helel ben-shajar
“hijos de Dios” “estrellas del alba” “estrellas de Dios” “lucero, lucero del alba”
miembros del consejo apariencia brillante
Job 38:7; Sal 29:1; 89:6; Is 14:13; Ez 28:13 (piedras preciosas)
gan
“huerto”
morada divina, lugar de reunión del consejo
Gn 2:8–10, 15–16 Gn 3:1–3, 8, 10, 23–24 Ez 28:13
ʾed najar yamim
“vapor (de agua)” “río” “mares, aguas”
descripción del huerto bien regado del consejo
Gn 2:6, 10–14 (Sion); Ez 47:1–12 (templo de Jerusalén; cf. Zac 14:8); Ez 28:2
tsafon yarketey tsafon bamot
“norte” “los lados (alturas) del norte” “lados (alturas)”
cadena montañosa donde se reunía el consejo divino
Sal 48:1–2 (templo de Jerusalén; cf. Ez 40:2); Is 14:13–14
jar
“monte, montaña”
cadena montañosa donde se reunía el consejo divino
Ex 24:15 (Sinaí; cf. Sal 68:15–17; Dt 33:1–2); Is 14:13; 27:13 (Sion); Ez 47:1–12 (templo de Jerusalén)
adat sod moʿed moshab
“asamblea” “consejo” “reunión” “trono” (gobernante)
la asamblea divina

1 El mashal de Is 14 presenta en varios lugares una relación directa con la escena de un consejo divino ugarítico en la que interviene una deidad menor que desdeña a El. Véase Michael S. Heiser, “The Mythological Provenance of Isaiah 14:12–15: A Reconsideration of the Ugaritic Material”, Vetus Testamentum 51.3 (Fall 2001): 354–69. Al final del último capítulo mencioné que resulta contradictorio ver una rebelión humana (Adán) detrás de Ez 28 y una rebelión divina detrás de Is 14 cuando todos los eruditos concuerdan en que están conceptualmente relacionados. Entre los estudios sobre Is 14 que investigan algún tipo de rebelión divina como trasfondo de Is 14, véase Joseph Jensen, “Helel Ben Shahar (Isaiah 14:12–15) in Bible and Tradition”, en Writing and Reading the Scroll of Isaiah: Studies of an Interpretive Tradition (Supplements to Vetus Testamentum 70; Leiden: Brill, 1997), 339–57; J. W. McKay, “Helel and the Dawn-Goddess: A Re-Examination of the Myth in Isaiah XIV 12–15”, Vetus Testamentum 20 (1970): 451–64; Peter C. Craigie, “Helel, Athtar and Phaethon (Jes 14 12–15)”, Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 85 (1973): 223–25; W. S. Prinsloo, “Isaiah 14 12–15: Humiliation, Hubris, Humiliation”, Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 93.3 (1981): 432–38; Ulf Oldenburg, “Above the Stars of El: El in Ancient South Arabic Religion”, Zeitschrift für die alttestamentliche Wissenschaft 82 (1970): 187–208. Ante semejante abundancia de posibles correlaciones con una rebelión divina como trasfondo de Is 14, ¿por qué recurrir a Adán en Ez 28, que tan estrechamente relacionado está con Is 14? La principal obra reciente sobre esto es Hugh R. Page, The Myth of Cosmic Rebellion: A Study of Its Reflexes in Ugaritic and Biblical Literature (Supplements to Vetus Testamentum 65; Leiden: Brill, 1996). Mis conclusiones diferirán en algún punto de las de Page. Él prefiere la Epopeya de Keret (que tiene que ver con un rey humano) como telón de fondo de Ez 28. Como maestro en la página web complementaria, todas las evidencias que extrae de esta propuesta se pueden encontrar igualmente en mitos sobre la rebelión de un ser divino. En suma, los motivos de una rebelión divina dan razón de la presencia de todos los elementos en ambos pasajes bíblicos (que tienen claros puntos de contacto con la najash de Gn 3), pero no puede decirse lo mismo del recurso a Adán o a la Epopeya de Keret. Véase la página web complementaria para un análisis más detallado de este punto.

NVI: Nueva Versión Internacional

Heiser, M. S. (2019). El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia. (D. Lambert, Ed.) (Primera edición). Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico.

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