La contribución teológica de Proverbios es rica y variada. Dios como creador es el concepto que está atrás de todo el libro. La perspectiva de la creación es la que domina Proverbios. Las verdades que el libro destaca muestran que la creación tiene un orden impuesto por la sabiduría de Dios.
El temor a Dios es lo que produce sabiduría en el ser humano para entender la creación y conformar su vida a ese orden. El ser humano que se rebela contra Dios y como consecuencia no disfruta de sabiduría está en constante conflicto con el orden de la creación. Proverbios presenta con claridad el concepto de dos caminos y la responsabilidad de cada persona para decidir en cuál de los dos va a andar. Uno conduce a la vida y el otro a la muerte.
Los consejos de Proverbios no tienen sentido si no existe una esperanza de la continuación de la relación con YHWH después de la muerte física. Muchos de los proverbios admiten que a veces los malos prosperan y los inocentes sufren (puede ver una lista de ejemplos en la sección 4.2.1). Además de las citas ya mencionadas que implican una esperanza después de la muerte para el que anda con YHWH, Proverbios 23:17–18 dice “No envidie tu corazón a los pecadores, antes vive siempre en el temor de YHWH; porque ciertamente hay un futuro, y tu esperanza no será cortada”, y la conclusión opuesta está expresada en 24:19–20: “No te impacientes a causa de los malhechores, ni tengas envidia de los impíos, porque no habrá futuro para el malo. La lámpara de los impíos será apagada”. David también tuvo fe de algo después de la muerte porque cuando el bebé que tuvo con Betsabé murió, él dijo, “Yo iré a él, pero él no volverá a mí” (2 Sam 12:23).
Proverbios confirma esta idea en varias partes y la presenta como un motivo para vivir en justicia y rectitud aun cuando no se ve la recompensa en esta vida. Correctamente interpretado, Proverbios complementa y respalda la conclusión de Job.
Es irónico que el libro de Proverbios esté atribuido a Salomón. Él pidió sabiduría a Dios y su respuesta fue: “He aquí, te he dado un corazón sabio y entendido, de modo que no ha habido ninguno como tú antes de ti, ni se levantará ninguno como tú después de ti” (1 Reyes 3:12). La vida de Salomón mostró que el regalo de la sabiduría no fue suficiente para prevenir el comienzo de una apostasía de los caminos de Dios que terminó siglos después en el exilio. ¿Qué pasó? El mismo capítulo de 1 Reyes que registra la petición de Salomón comienza diciendo, “Salomón se emparentó con Faraón, rey de Egipto, pues tomó la hija de Faraón y la trajo a la ciudad de David” (1 Reyes 3:1). Este acto de desobediencia fue el primero de muchos que mostraban que a Salomón le faltaba ese ingrediente indispensable del “temor a YHWH”: esa reverencia humilde y ese profundo respeto que genera absoluta obediencia. Salomón pudo componer tres mil proverbios para aconsejar a otros (1 Reyes 4:32) pero no fue capaz de andar en el camino de obediencia y sometimiento a YHWH. Esto nos enseña que lo importante no es solamente lo que dice una persona sino también cómo vive.
Simons, R. (Ed.). (2019). Introducción a la Teología Bíblica (1a ed.). Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico.

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