VEINTICUATRO

Al ser un múltiplo de doce, expresa de una manera más elevada la misma significación (como sucede con 22 de 11). Es el número asociado con el gobierno y el culto celestial, del que la forma terrenal en Israel era sólo una copia. Se nos dice que tanto Moisés como David ordenaron todas las cosas relacionadas con el culto del Tabernáculo y del Templo por revelación directa de Dios, y como copia de las cosas celestiales (He. 8:5; 1º Cr. 28:12, 19). Y la séptuple frase (en Éx. 40), «como Jehová había mandado a Moisés», da testimonio de la ordenación divina del todo. Así era con los veinticuatro órdenes de sacerdotes en el Templo terrenal; fueron instituidos en base a «las figuras de las cosas celestiales». ¿Por qué nos es necesario, cuando Dios nos dice algo, llegar a la conclusión de que nos quiere decir algo diferente? ¿Por qué razón, entonces, cuando leemos en Ap. 4 de los veinticuatro ancianos celestiales, debemos suponer que se trata de algo diferente de lo que leemos, esto es, los conductores de la adoración celestial? ¿Por qué intentar hacer de ellos hombres redimidos, o la representación simbólica de hombres redimidos? ¿Por qué no dejarlos solos? Es por adiciones como ésta a lo que está escrito que el pueblo de Dios queda dividido en tantas escuelas y partidos.

Los que los consideran como representando a los redimidos lo hacen sobre la supuesta autoridad de Ap. 5; pero han sido extraviados por algún escriba que, al copiar Ap. 5:9, alteraron ciertas palabras bien para hacer que el pasaje se conformara a Ap. 1:5, 6 (que es algo similar), o para sustentar este punto de vista concreto. Así se ha transmitido la enseñanza de que estos veinticuatro ancianos son redimidos, y por tanto seres humanos glorificados.

Pero se sabe ahora que la lectura antigua y verdadera era muy diferente. Esta lectura es dada así en la Versión Moderna: «Y cantaban un cántico nuevo, diciendo: Digno eres de tomar el libro y de abrir sus sellos, porque tú fuiste inmolado, y con tu sangre compraste para Dios a gente1 de toda tribu, lengua, pueblo y nación; y los2 has hecho un reino3 y sacerdotes para nuestro Dios; y reinarán4 sobre la tierra».

Así la lectura antigua y verdadera quita toda base para hacer de estos ancianos hombres redimidos, y los deja como líderes angélicos del culto celestial.

1 La palabra ἡμᾶς (hemas), «nos», queda eliminada, con la autoridad de Lachmann, Tischendorf, Alford, Westcott y Hort, los Revisores y el Códice A. Es cierto que las autoridades están divididas en cuanto a esta palabra, pero como son unánimes en cuanto a los otros cambios en el versículo, esta palabra debe ser necesariamente eliminada como resultado de ellos.

2 La palabra ἡμᾶς (hëmas), «nos», debe ser cambiada por αὐτους (autous), «los», siguiendo a todas las autoridades críticas.

3 La palabra βασιλεις (basileis), «reyes», debe ser cambiada por βασιλείαν (basileian), «un reino», en seguimiento de todas las autoridades críticas.

4 La palabra βασιλεύσομεν (basileusomen), «reinaremos», debe ser cambiada por βασιλεύουσιν (basileuousin), «reinarán», con Lachmann, Tregelles, Alford, Westcott y Hort, los Revisores y los Códices A y B. O por βασιλεύσουσιν (basileusousin), «reinarán», con Griesbach, Scholz, Tischendorf, Tregelles en el margen, y el Códice Sinaítico.

Bullinger, E. W. (n.d.). Cómo entender y explicar los números de la biblia (pp. 285–286). Barcelona, España: Editorial CLIE.

Deja una respuesta

Introduce tus datos o haz clic en un icono para iniciar sesión:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s

A %d blogueros les gusta esto: