TESTIGOS DE CRISTO

I. Un testigo no testifica de sí mismo (verso 32):

1. Es el nombre de Jesús el que tiene poder. «Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos» (Hechos 4:12).

2. Somos simples instrumentos.

II. Un testigo apela a las obras de su defendido (verso 36):

1. El N. T. está repleto de los milagros, sanidades y obras realizadas por Jesús.

2. La época de los milagros no se ha acabado (Hebreos 13:8).

3. Lo que el Señor ha hecho en nosotros es la mejor apología.

III. Un testigo defiende con las Escrituras (verso 39):

1. La Biblia no se defiende se usa.

2. La Palabra escrita, leída y memorizada es la defensa del creyente.

3. Testifique de Jesús por medio de las Escrituras.

IV. Un testigo no busca gloria humana (versos 41 y 44):

1. La gloria será para Cristo.

2. Pablo decía: «Si es necesario gloriarse, me gloriaré en lo que es de mi debilidad» (2 Corintios 11:30).

3. Aunque seamos pequeños aquí en la tierra, en el cielo seremos grandes.

V. Un testigo necesita tener el amor de Dios (verso 42):

1. El mismo trae desprendimiento personal.

2. Produce preocupación espiritual por los perdidos.

3. Nos convierte en creyentes de «templo» y creyentes de «mundo».

ORACIÓN: Señor, haz de nosotros verdaderos testigos, fieles defensores de tu verdad e insistentes proclamadores de tu obra. Amén.

Silva, K. (1997). Bosquejos para Predicadores (Vol. 1, pp. 142–143). Viladecavalls, Barcelona: Editorial Clie.

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