Uno de los más destacados estudiosos del pentecostalismo en Europa ha sido Walter Hollenweger. Según él, el aporte más importante de este movimiento a la iglesia universal ha sido su manera nueva y singular de hacer teología, junto con el desarrollo de una espiritualidad única y fuertemente impactante. “Según mi entender,” dice Hollenweger, “la piedad pentecostal tiene una contribución importante para la Iglesia Universal, por lo menos en dos puntos cardinales, que merecerían considerarse como una ‘teoría teológica’ concienzuda. Estos son: la alternativa pentecostal a favor de una teoría de la acción social y a favor de un nuevo método que reemplace la teologización europea y occidental.” En cuanto al pentecostalismo como alternativa a la teologización europea, Hollenweber señala:
Walter Hollenweger: “Pese a considerables diferencias doctrinarias, existe en el movimiento pentecostal cierto sentido de solidaridad universal. Eso significa que la ‘ecumenía’ pentecostal no se basa en una doctrina impresa y bien definida, sino en una experiencia comunitaria y especialmente en un modo comunitario de comunicación, que supera todas las barreras de la educación, del color y de la piel, de la clase social y de la nacionalidad.
Quien toma en serio esta posibilidad, descubre en ella un tipo de teologización en forma de cultura oral, en la que el medio de comunicación—como en los tiempos bíblicos—no es la definición sino la descripción, no la tesis sino la danza, no la enseñanza sino el canto, no el libro a estudiar sino la historia y la comparación, no la suma teológica sino el testimonio. Dudar de que una verdadera teología pueda existir en esas categorías, sería como poner en tela de juicio que la Biblia es un libro teológico… La mayoría del movimiento pentecostal pertenece a esta cultura oral y dialogal. Desde este punto de vista, cumple una función crítica y humanizadora.”
Respecto a la espiritualidad pentecostal como alternativa a la espiritualidad europea, Hollenweger comienza destacando lo que a su entender son las raíces africanas de la misma, tal como se expresan en la espiritualidad de los africanos de Norteamérica. Según él, hay varios elementos de esta espiritualidad pentecostal, que explican la gran expansión del movimiento por todo el mundo. Entre otros factores, menciona: el lugar de la oralidad en la liturgia, la teología y el testimonio narrativo; la participación dinámica y democrática de todos los creyentes en la oración y la liturgia, la inclusión de los sueños y las visiones en el proceso de adoración, y una comprensión muy particular de la relación cuerpomente, que se aplica al ministerio de la sanidad divina mediante la oración.
Deiros, P. A. (2012). Historia del Cristianismo: El testimonio protestante en América Latina (1a ed., Vol. 6, pp. 255–256). Buenos Aires, Argentina: Ediciones del Centro.

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