— Teología Histórica o Dogmática —
Podría denominarse también Historia de las Doctrinas; en cualquier caso se trata de exponer en su trayectoria histórica el impacto de la verdad de la revelación en el pueblo de Dios desde el final del período apostólico hasta nuestros días, y la manera en que este impacto ha obrado en la vida de la Iglesia.
Se traza en este apartado teológico el desarrollo doctrinal, el proceso mediante el cual el pueblo de Dios ha ido adquiriendo una mayor comprensión de las verdades reveladas y las fructíferas avenidas que se le abren a la meditación cristiana.
La Teología Sistemática presta su concurso insustituible a la Teología Histórica, pero ésta a su vez se lo presta de nuevo a aquélla con las perspectivas y los discernimientos aprendidos del pasado, de los que saca instrucción tanto de las victorias como de las apostasías de pasados siglos.
Vemos, pues, una profunda inter-relación en el trabajo teológico y entre sus varias secciones.
Una rama muy importante de la Teología Histórica es la que estudia los Símbolos o Credos que las distintas Iglesias han ido formulando para confesar su fe delante del mundo y de las doctrinas heterodoxas. Es realmente importante este estudio por la precisión con que han sido definidas a veces ciertas enseñanzas bíblicas y por la comprensión que nos da de las dificultades y los embates con que han tenido que enfrentarse las varias ramas de la Iglesia a lo largo de los siglos. Esta dimensión confesante de la fe, por medio de las formulaciones doctrinales, nos enseña cómo la dinámica de la ortodoxia ha tenido que expresar su fe en medio de los tiempos y navegando contra corrientes poderosas de pensamiento.
— Teología práctica o Etica —
Ha sido definida como la Teología en acción; es decir, la aplicación de la doctrina a la vida práctica.
Una de sus vertientes más importantes es la Teología Pastoral, que trata de la llamada «cura de almas» y tiene que ver con la compleja y múltiple actividad del pastor —o los pastores— que apacientan los rebaños del Señor.
La sección moral, o ética, no es menos importante hoy cuando las corrientes de la «nueva moral», o la «moral de situación» tratan de destruir los fundamentos bíblicos de la conducta cristiana. Los volúmenes X y XI de esta colección versarán sobre ETICA CRISTIANA y PASTORAL Y HOMILETICA; allí podrá el lector y estudioso encontrar estas materias tratadas con más extensión. Por el momento, remitimos al libro Iglesia, sociedad y ética cristiana (José Grau, J. M. Martínez, Ediciones Evangélicas Europeas, Barcelona, 1971).
Huelga decir que sin una sólida base de Teología Bíblica y Teología Sistemática, la reflexión ética adolecerá de superficialidad y será coto abierto a toda suerte de incursiones exóticas. Tal es el caso de mucho del secularismo que ponen de moda algunos teólogos, ignorando la doctrina bíblica de las realidades seculares tan rica en sugerencias y tan generosa en avenidas que todavía no han sido suficientemente recorridas.
Asimismo, la experiencia que aporta la Teología Histórica no le viene nada mal a la Teología práctica, o Etica, puesto que puede evitarle muchos tropiezos innecesarios. Un ejemplo elocuente de no prestar suficiente atención a esas otras especialidades nos lo ofrece mucho del Catolicismo progresista moderno, el cual después de fustigar al clericalismo está cayendo él en un nuevo clericalismo cuya única diferencia con el antiguo es que ha mudado de colores. Asimismo el Protestantismo de signo liberal (modernismo teológico) se ve arrastrado a un nuevo constantinismo pese a haberlo condenado en el pasado de manera apasionada.
Grau, J. (1973). Introducción a la Teología (Vol. 1, pp. 30–32). Barcelona: Editorial Clie.

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