Isaías en el plan global de Dios

Este énfasis integral es importante para nuestra comprensión de la misión de la iglesia. Como cristianos, somos parte de un plan global de Dios, hemos recibido un canon de Escrituras y nuestra perspectiva debe tomarlo en cuenta. Las enseñanzas que Dios ha dado a su pueblo por medio de toda la Biblia deben formar nuestra visión de la misión. Así, quiero dejar en claro mis presupuestos al hacer este trabajo. Considero que Isaías es Palabra de Dios, inspirada y dirigida por Dios, y parte del canon, de toda la revelación escrita de Dios. Por supuesto, nuestra primera responsabilidad en la exégesis es encontrar lo que el profeta entendió y quiso decir con su mensaje, y qué comprendieron sus primeros lectores. Para esto siempre es importante tomar en cuenta el género literario del escrito y su contexto histórico y literario.

A la vez, creo que Dios pudo inspirar al profeta de tal manera que lo que predicó y escribió apuntara al futuro. Como decía Childs, estos capítulos de Isaías han llegado a nosotros con este enfoque hacia «el futuro verdadero de Israel». Muchos eruditos bíblicos tienen miedo de ver algo en el texto que creen que el profeta no pudo ver; tienen miedo de caer en el «error» de leer el Nuevo Testamento en estos pasajes del Antiguo Testamento. De hecho, por lo menos a veces es legítimo elaborar el tipo de teología bíblica que trata de limitarse sólo a lo que el profeta pudo saber en su tiempo. Sin embargo, como cristiano también acepto lo que Jesucristo enseñó. Los autores del Nuevo Testamento, siguiendo la pauta que les había enseñado Jesús mismo, vieron que Dios había inspirado a los profetas para decir cosas que se cumplirían más adelante. Los mismos judíos habían hallado en los mensajes de Isaías profecías para el futuro. En pasajes como Isaías 7:14 y 9:1–7 y 11:1–9 empezaban a ver que Dios quería hablar del futuro y de alguien que vendría. Los mismos judíos estaban esperando al Mesías y un futuro glorioso sobre la base de los mensajes de Isaías y otros profetas.

Los profetas se vieron a sí mismos como eslabones en una cadena de profetas de Dios. El fenómeno de la profecía en Israel es algo extraordinario. Aunque se puede hablar de casos aislados de profecías en otros pueblos antiguos, en ninguna parte ha habido una cadena de profetas con una relación continuada histórica y moralmente como en Israel. Debemos más aprecio por el maravilloso aspecto profético de toda la Biblia.

Debemos tomar a Isaías, por lo tanto, como un eslabón en el proyecto global de Dios que se desarrolla a lo largo de toda la Biblia. En Génesis vemos la creación y el deseo de Dios de compartir su amor y su comunión con los seres humanos que creó. Pero, al escuchar a la serpiente y al desobedecer a Dios, los seres humanos se alienaron de Dios, quien en su gran misericordia preparó un proyecto para rescatarlos y restaurarles la vida sana que había planeado para ellos.

Un punto clave en este plan de Dios es el pacto con Abraham, cuyo propósito es bendecir a todos los pueblos por medio del patriarca. Dios forma un pueblo para llevar su revelación y su Salvador a toda la humanidad. Así se hila una serie de pactos o subpactos que culmina en la promesa del Nuevo Pacto. Se podría preguntar por qué Dios empleó este método y demoró tanto tiempo. Lo cierto es que el Mesías vino por medio de este proyecto en el que llegamos a participar y que aún tiene un gran futuro.

Cuando presentamos el evangelio a veces decimos: «Acepta a Cristo y encontrarás que Dios tiene un plan para tu vida.» Esto es cierto, pero la Biblia presenta una visión más grande: «Acepta a Cristo y serás parte del gran plan de Dios para todo el mundo.» Isaías puede ayudarnos a ampliar nuestra visión de la misión de Dios y de nuestra parte en esta misión.

Isaías es uno de los libros del Antiguo Testamento más citados en el Nuevo Testamento. Con razón se lo llama «el evangelio del Antiguo Testamento». Más que cualquier otro libro del Antiguo Testamento, presenta claramente el mensaje de redención, la obra expiatoria del Mesías, la necesidad de arrepentimiento y la invitación a acercarse a Dios. A la vez, presenta una misión integral que abarca todos los aspectos de la vida humana. Dice Stuhlmueller: «Isaías, además, actuaba más que nada desde la perspectiva de la fe: la convicción a toda prueba de que Yahvé era siempre el Emmanuel, “Dios con nosotros”, en todas las esferas de la vida, tanto seculares como religiosas».4

4 Donald Senior y Carroll Stuhlmuellor, Biblia y misión, Verbo Divino, Madrid, 1985, p. 100.

Padilla, C. R. (1998). Bases bíblicas de la misión: perspectivas latinoamericanas (pp. 145–147). Buenos Aires: Nueva Creación.

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