Las escaramuzas espirituales contra los poderes de las tinieblas son evidentes a lo largo del ministerio de Jesús. Una de las más espectaculares es la que se describe en Mateo 16:13–20. Jesús se dirige con sus discípulos al distrito de Cesarea de Filipo. Por el camino hace la famosa pregunta de “¿Quién dicen los hombres que soy?” Pedro responde: “Tú eres el Cristo, el Hijo del Dios viviente”. Jesús alaba a Pedro:
Bienaventurado eres, Simón, hijo de Jonás, porque esto no te lo reveló carne ni sangre, sino mi Padre que está en los cielos. 18 Yo también te digo que tú eres Pedro, y sobre esta roca edificaré mi iglesia; y las puertas del Hades no prevalecerán contra ella (Mt 16:17–18 lbla).
Este pasaje se encuentra entre los más controvertidos de la Biblia, ya que es un punto central de debate entre los católicos romanos, que hacen referencia a él para argumentar que el pasaje convierte a Pedro en el líder de la iglesia original (y por tanto en el primer papa) y aquellos que se oponen a esta idea. En realidad aquí está teniendo lugar algo mucho más cósmico. La ubicación del incidente (Cesarea de Filipo) y la referencia a las “puertas del infierno” proporcionan el contexto de la “piedra” de la que Jesús está hablando.
La ubicación de Cesarea de Filipo debería resultar familiar por lo que hemos visto antes acerca de las guerras contra los clanes de gigantes.

Cesarea de Filipo está junto al río Farfar. Teniendo en cuenta esta geografía, Podemos ver exactamente dónde se encontraba Jesús cuando le dijo a Pedro las famosas palabras acerca de “esta piedra” y las “puertas del infierno”.

Cesarea de Filipo estaba situada en la parte norte de la región veterotestamentaria de Basán, el “lugar de la serpiente”, a los pies del Monte Hermón.10

Las cosas no habían cambiado mucho en tiempos de Jesús, al menos por lo que se refiere al control espiritual. Quizás se haya percatado de que en estos mapas a Cesarea de Filipo también se la llamaba “Panias”. Eusebio, el historiador de la iglesia primitiva, apunta lo siguiente: “Hasta hoy, el monte que se encuentra frente a Panias y el Líbano es conocido como Hermón y es respetado por las naciones como un santuario”.11
El lugar era famoso en el mundo antiguo como un centro cúltico de Pan y por contar con un templo dedicado al dios supremo Zeus, que en tiempos de Jesús se consideraba que se había encarnado en Augusto César.12 Como cuenta una autoridad:
Se han inspeccionado más de veinte templos en el Monte Hermón y sus alrededores. Este es un número sin precedentes si lo comparamos con otras regiones de la costa fenicia. Parecen ser los antiguos lugares cúlticos de la población del Monte Hermón, y representan el concepto cananeo/fenicio de centros cúlticos al aire libre dedicados, evidentemente, a los dioses celestiales.13
La referencia en la cita a “dioses celestiales” hace que nuestra mente recuerde “las huestes celestiales”, los hijos de Dios que fueron puestos a cargo de las naciones en Babel (Dt 32:8–9) y que los israelitas no debían adorar (Dt 4:19–20; 17:3; 29:25).
La base de la tesis del catolicismo de que la Iglesia está edificada sobre el liderazgo de Pedro es que su nombre significa “piedra”.14 Indudablemente hay un juego de palabras en la confesión de Pedro, pero yo sugeriría que también hay un importante doble sentido: la “piedra” se refiere a la ubicación de la montaña donde Jesús hace la declaración. Cuando lo vemos desde esta perspectiva, Pedro confiesa a Jesús como Cristo, el Hijo del Dios viviente, en “esta piedra” (esta montaña —el Monte Hermón). ¿Por qué? Este lugar estaba considerado como las “puertas del infierno”, la pasarela al mundo de los muertos, en tiempos del Antiguo Testamento.15
El mensaje teológico no podría ser más espectacular. Jesús dice que edificará su iglesia y que las “puertas del infierno” no prevalecerán contra ella. A menudo pensamos en esta frase como si el pueblo de Dios estuviera en posición de ahuyentar con bravura a Satanás y sus demonios. Esto simplemente no es correcto. Las puertas son estructuras defensivas, no armas para atacar. El reino de Dios es el agresor.16 Jesús comienza en la zona cero de la geografía cósmica de ambos testamentos para anunciar la gran reversión. Son las puertas del infierno las que están siendo atacadas —y no resistirán contra la Iglesia. Un día, el infierno será la tumba de Satanás.
10 Véase el capítulo 24. Como observa un especialista de la geografía histórica de la Biblia: “La frontera norte de Canaán va desde el Mar Mediterráneo hasta el Monte Hor, al norte de Gebal (Biblos). Se extiende hasta Afeka (‘Afqa) en el Nahr ‘Ibrahim y luego hasta Lebo-hamat (Labweh) en el Valle del Líbano, y abarca la tierra de Damasco y el norte de Transjordania, el Basán, en el límite meridional de Lago Kinéret.… La Transjordania extracananea se extiende y abarca también a Basán.… Así pues, la tierra de Israel incluye el Monte Hermón y la parte septentrional y central de Transjordania, que comprende Basán, Galaad y la Llanura (Mishor) hasta llegar al río Arnón” (Zecharia Kallai, “The Patriarchal Boundaries, Canaan, and the Land of Israel: Patterns and Application for Biblical Historiography”, Israel Exploration Journal 47.1–2 [1997]: 71–73).
11 Tal como se cita en Rami Arav, “Hermon, Mount (Place)”, en The Anchor Yale Bible Dictionary (ed. David Noel Freedman; Nueva York: Doubleday, 1992), 159. Panias es la pronunciación árabe del griego Banias.
12 Véase “Archaeological Sites in Israel-Banyas: Cult Center of the God Pan”, en la página web del Ministerio de Asuntos Exteriores de Israel: http://www.mfa.gov.il/MFA/IsraelExperience/History/Pages/default.aspx. Para un completo tratamiento académico de Banias/Panias y su historia religiosa, incluidas sus conexiones con los lugares bíblicos de Basán y Hermón, véase Judd H. Burton, “Religion, Society, and Sacred Space at Banias: A Religious History of Banias/Caesarea Philippi, 21 BC–AD 1635” (tesis doctoral, Texas Tech University, 2010).
13 Arav, “Hermon, Mount (Place)”, 159.
14 El nombre “Pedro” es el griego petros, una palabra que hace referencia genéricamente a una piedra. La palabra traducida “piedra” en Mt 16:18 es petra (“lecho de piedra, una formación rocosa de gran tamaño”), un término estrechamente relacionado con petros. Véase BDAG, 809. Pedro también fue llamado Cefas (Jn 1:42; Gal 2:11), que es una transliteración de kefas, derivada del arameo kefaʾ, y que asimismo significa “piedra”. Sobre el juego de palabras, véase Gerald L. Borchert, Jn 1–11, New American Commentary 25A (Nashville: Broadman & Holman, 1996), 143–44.
15 Véase el capítulo 24.
16 Véase el análisis en John Nolland, The Gospel of Matthew: A Commentary on the Greek Text, New International Greek Testament Commentary (Grand Rapids, MI; Eerdmans, 2005), 675.
Michael S. Heiser, El Mundo invisible: Recuperando la cosmovisión sobrenatural de la Biblia, ed. David Lambert, Primera edición. (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2019).
