La futura nación de Israel y las naciones. El punto es que Israel como pueblo en medio de las naciones tiene un papel futuro en el plan de Dios que muestra su fidelidad hacia ellos y la consistencia de su gracia como testigo de la calidad de su gracia hacia todos nosotros. Lo que resulta novedoso en esta presentación frente a la forma en que a veces la han descrito quienes ven un futuro para Israel es que, en última instancia, Israel no está por encima de las naciones en el sentido de un poder hostil y opresor una vez que llegue el juicio. No se trata de un retorno a una especie de conflicto tribal y nacionalista. Este papel de Israel refleja la obra reconciliadora del Mesías de Israel, que reúne a judíos y gentiles, no sólo como pueblos, sino como naciones. Es Israel en paz con sus vecinos.
La analogía aproximada que me gusta hacer es que esta relación entre naciones no es como la Europa de la Segunda Guerra Mundial. Lo que se avecina es más parecido a la Unión Europea tal y como fue concebida originalmente, en el sentido de que las fronteras que una vez fueron hostiles durante la Segunda Guerra Mundial, debido a que las naciones estaban en guerra, ahora son fronteras abiertas porque las naciones están en paz. Existe Europa y las naciones dentro de ella. Y así será para Israel y las naciones un día en la tierra. Son las naciones que acuden a Jerusalén para adorar al rey vindicado de todos nosotros. Es Israel y las naciones compartiendo manos levantadas en alabanza a Dios y a su fiel bondad. Es una esperanza asombrosa. Es una esperanza individual, racial y nacional.[26] Es a la vez pactada y dispensacional: una apunta a la unidad, la otra a la reconciliación en la unidad a partir de la diversidad no sólo individual, sino transnacional.
La importancia de la reconciliación a nivel corporativo. Su importancia es asombrosa. Muestra la reconciliación étnica y racial que está en el centro de lo que el Evangelio debe producir más allá de nuestra salvación personal. Demuestra que penetra en las estructuras mismas de la sociedad. A veces, en Occidente, con nuestras perspectivas individualizadas, pasamos por alto estas dimensiones corporativas de la obra de Dios. Muestra cómo las personas pueden amar a Dios y a los demás, tanto como individuos como a través de las estructuras sociales que los seres humanos producen para gestionar el mundo de acuerdo con la llamada de Dios en Génesis 1 a someter y administrar bien la tierra. Esta dimensión corporativa también vincula la llamada ética de las Escrituras a la justicia con la creación de una identidad compartida que nos permite apreciarnos unos a otros a través del conjunto de estructuras que gestionan la realización de la justicia. Nos vincula al Mesías y entre nosotros de un modo que hoy sólo vislumbramos de vez en cuando en las reuniones multinacionales que de vez en cuando se producen en el seno de la Iglesia. La Escritura nos lleva adonde Dios prometió que llegaría: todo el mundo será bendecido a través de la descendencia de Abraham, e incluso la nación que lo inició todo vivirá en paz al compartir todos el aprecio del Dios de Israel, que es también el Dios de las naciones. Todo el mundo experimentará la bendición no sólo en los niveles individuales y en la reunión de los creyentes (como sostienen todas las opiniones), sino en las estructuras del mundo donde la creación es administrada y llega a la restauración completa. No habrá una separación entre la iglesia y el estado, sino armonía entre los creyentes del reino y los estados del mundo que lo componen cuando las muchas tribus y naciones reconciliadas se reúnan para honrar a Dios en la realización de su promesa. Una vez más, no se trata de Israel sobre las naciones, sino de Israel con las naciones.
26 En otras palabras, la diferencia entre los dos puntos de vista progresistas estriba esencialmente en que donde el pactalismo progresista ve una esperanza que implica la reconciliación racial, el dispensacionalismo progresista ve además una reconciliación nacional y estructural.
Darrell L. Bock, «Progressive Dispensationalism», en Covenantal and Dispensational Theologies: Four Views on the Continuity of Scripture, ed. Brent E. Parker y Richard J. Lucas, Spectrum Multiview Books (Downers Grove, IL: IVP Academic: An Imprint of InterVarsity Press, 2022), 138-139.
