«El Israel de Dios» (Gálatas 6:16)

6:16 καὶ ὅσοι τῷ κανόνι τούτῳ στοιχήσουσιν, εἰρήνη ἐπʼ αὐτοὺς καὶ ἔλεος καὶ ἐπὶ τὸν Ἰσραὴλ τοῦ θεοῦ. La construcción clásica de la cláusula de apertura habría sido ὅσοι ἄν más subjuntivo. Este κανών parece ser el principio que acaba de afirmar sobre la «nueva creación»: se refiere, por tanto, a los miembros de la nueva humanidad guiados por dicho principio, en contraste con los que mantienen la validez de la circuncisión y requisitos legales parecidos. Para στοιχέω, cf. 5:25.

En cuanto a la mención de Israel, cf. Salmos 125 (LXX 124):5; 128 (LXX 127):6: εἰρήνη ἐπὶ τὸν Ἰσραήλ, y la atribución final de las dieciocho bendiciones: «Bendito seas tú, oh Señor, que bendices a tu pueblo Israel con la paz» (barûḵ’attah Y” hammeḇar’eḵ ’eṯ ’ammô Yisra’el besalôm).

Se ha debatido en torno a la relación entre «el Israel de Dios» y «todos los que andan conforme a esta regla». Una interpretación generalizada hace equivaler ambas categorías y considera el καί ante ἐπὶ τὸν Ἰσραὴλ τοῦ θεοῦ como un καί epexegético. Crisóstomo afirma ad loc.: «Los que buscan estas cosas [las “nuevas cosas de la gracia”] disfrutarán de paz y concordia, y podrán ser llamados “Israel” con propiedad». Esto concuerda con la postura que ya explicitara Justino mártir, de que la Iglesia cristiana es «el verdadero Israel, el Israel espiritual» (Dial. 11.5). N. A. Dahl defiende esta interpretación en «Der Name Israel: Zur Auslegung von Gal 6, 6», Judaica 6 (1959), 161–170. Existe una continuidad entre el antiguo Israel y la Iglesia, por la que la Iglesia es un comunidad de judíos y gentiles; por ello, Luz equipara el Israel de Dios con la Iglesia de judíos y gentiles (Das Geschichtsverständnis bei Paulus [München, 1968], 269). W. D. Davies puntualiza que, de ser así, esperaríamos encontrar apoyo en Romanos 9–11, «donde Pablo trata de Israel con profundidad» («Paul and the People of Israel», NTS 24 [1977–78], 10 n 2).

G. Schrenk sigue el artículo de Dahl en Judaica en su «Der Segenswunsch nach der Kampfepistel» (Judaica 6 [1950], 170–190); según Schrenk, el Israel de Dios designa a los judíos cristianos (en un artículo anterior suyo, «Was bedeutet “Israel Gottes”?», Judaica 5 [1949], 81–84, ofrecía diferentes interpretaciones). D. W. B. Robinson mantiene una postura similar en «Distinction between Jewish and Gentile Believers in Galatians», ABR 13 (1965), 29–48. Pero resulta difícil creer que Pablo, interesado en obviar los rasgos distintivos que dividían a judíos y gentiles, hubiera continuado pensando o hablando de los judíos cristianos como un grupo separado dentro de sus iglesias.

W. D. Davies («Paul and the People of Israel», 10) opina que el Israel de Dios «se refiere al pueblo judío en su conjunto». Posiblemente tenga razón; lo corrobora la observación paulina de que «no todos los descendientes de Israel pertenecen a Israel» (Ro. 9:6). Si ὁ Ἰσραὴλ κατὰ σάρκα (1 Co. 10:18) designa el Israel empírico, ὁ Ἰσραὴλ τοῦ θεοῦ designa el Israel que Dios conoce como el verdadero Israel. En este sentido, Mario Victorinus, el primer comentarista latino de Pablo, comenta lo siguiente: «no “en Israel”, en el sentido de cualquier judío, sino “en el Israel del Señor”; porque Israel es verdadero si sigue al Señor, sin esperar su salvación de ninguna otra fuente».

E. D. Burton (Galatians, 357s) analiza la oración asignando la «paz» a «ellos» (es decir, a «los que andan conforme esta regla») y «misericordia», al Israel de Dios. Afirma que el orden «paz y misericordia» no es lógico si ambos están relacionados, «ya que coloca primero el efecto y después la causa»; el orden lógico sería «misericordia y paz» o «gracia y paz». P. Richardson, en Israel in the Apostolic Church (Cambridge, 1969), 81–81, sigue a Burton y sitúa la coma tras ἐπʼ αὐτοὺς, en lugar de tras καὶ ἔλεος. Según Burton, καὶ ἔλεος es una reflexión secundaria, a la que le sigue otra reflexión posterior: καὶ ἐπὶ τὸν Ἰσραὴλ τοῦ θεοῦ.

Pero la referencia al Israel de Dios no tiene por qué ser secundaria. Si Pablo conocía la decimonovena bendición, añadida a las dieciocho bendiciones, estaría acostumbrado a orar a Dios pidiendo «paz… y misericordia sobre nosotros y sobre todo tu pueblo Israel» (salôm… werahamîm’alênû we’al kol Yisra’el’ammeḵa). De ser así, la expresión «y sobre el Israel de Dios» habría acudido fácilmente a su memoria. Seguramente, F. Mussner alcanza el verdadero sentido en su Galaterbrief, 417 n. 59, cuando identifica el Israel de Dios con el πᾶς Ἰσραήλ de Romanos 11:26. Pese a su menosprecio por la ley y las costumbres, Pablo tenía las esperanzas puestas en la última bendición de Israel. No todos andaban conforme a «esta norma», pero el hecho de que algunos israelitas ya lo estuvieran haciendo le parecía el anticipo de ese remanente que iría aumentando hasta que, con el ingreso de la plenitud (πλήρωμα) de los gentiles, «todo Israel sea salvo». Posiblemente, la invocación de la bendición sobre el Israel de Dios se hace desde una perspectiva escatológica.

 F. F. Bruce, Un comentario de la Epístola a los Gálatas: Un comentario basado en el texto griego, ed. Nelson Araujo Ozuna et al., trans. Lidia Rodríguez Fernández, Colección Teológica Contemporánea (Viladecavalls, Barcelona: Editorial CLIE, 2004), 369–371.