Texto original
6 וַיְהִי בְּבוֹאָם וַיַּרְא אֶת־אֱלִיאָב וַיֹּאמֶר אַךְ נֶגֶד יְהוָה מְשִׁיחוֹ׃ 7 וַיֹּאמֶר יְהוָה אֶל־שְׁמוּאֵל אַל־תַּבֵּט אֶל־מַרְאֵהוּ וְאֶל־גְּבֹהַּ aקוֹמָתוֹ bכִּי מְאַסְתִּיהוּ כִּי לֹא אֲשֶׁר יִרְאֶה הָאָדָם כִּי הָאָדָם יִרְאֶה לַעֵינַיִם וַיהוָה יִרְאֶה לַלֵּבָב c׃ 8 וַיִּקְרָא יִשַׁי אֶל־אֲבִינָדָב וַיַּעֲבִרֵהוּ לִפְנֵי שְׁמוּאֵל וַיֹּאמֶר גַּם־בָּזֶה לֹא־בָחַר יְהוָה׃ 9 וַיַּעֲבֵר יִשַׁי שַׁמָּה וַיֹּאמֶר גַּם־בָּזֶה לֹא־בָחַר יְהוָה׃ 10 וַיַּעֲבֵר יִשַׁי שִׁבְעַת בָּנָיו לִפְנֵי שְׁמוּאֵל וַיֹּאמֶר שְׁמוּאֵל אֶל־יִשַׁי לֹא־בָחַר יְהוָה בָּאֵלֶּה׃
Notas textuales
7.a. Entendido por HALOT, BDB y CDCH como un adj. neutro (i.e., ¿sustantivado?) en const. Es más probable que las consonantes deban reorientarse hacia el const. del sustantivo atestiguado גֹּבַהּ (govah).
7.b. La LXX lee τὴν ἕξιν μεγέθους αὐτοῦ (tēn hexin megethous autou) (“su posesión de altura”).
7.c. La LXX lee ὅτι οὐχ ὡς ἐμβλέψεται ἄνθρωπος, ὄψεται ὁ θεός, ὅτι ἄνθρωπος ὄψεται εἰς πρόσωπον, ὁ δὲ θεὸς ὄψεται εἰς καρδίαν (hoti ouch hōs emblepsetai anthrōpos, opsetai ho theos, hoti anthrōpos opsetai eis prosōpon, ho de theos opsetai eis kardian) (“Porque Dios no verá como un humano observaría; porque un humano verá una apariencia externa [πρόσωπον, prosōpon; = עֵינַ֔יִם, einayim, “cara”], pero Dios verá un carácter interno [lit., corazón]”). Lo que interesa aquí no es solo el texto más largo, que bien podría ser original, sino la sustitución de ὁ θεός (ho theos) (“Dios”) por הוהי (yhvh) (“Yahvé”) y la variación ἐμβλέψεται … ὄψεται (emblepsetai… opsetai) (“observará… verá”) frente al par idéntico del TM יִרְאֶה … יִרְאֶה (yir’eh… yir’eh) (“ve… ve”). Al utilizar verbos diferentes para la percepción humana y la divina, o bien la LXX está siendo interpretativa o bien tenía en realidad una vorlage* hebrea diferente, quizá יַבִּיט (yabbit) (cf. Isa 5:12, 30; 8:22; 22:8, 11; 51:1). Lo más probable es que el texto más largo asumido por la LXX sea primitivo, pero el uso de “Dios” (ὁ θεός, ho theos; = האלהים, h’lhym) en lugar de “Yahvé” es menos probable, y la variación de los verbos para la percepción es igual de probable que el uso del mismo verbo.
Traducción
6 Cuando llegaron, miró a Eliab y pensó:6 “Ciertamente el ungido de Yahvé está delante7 de él”. 7 Pero Yahvé dijo a Samuel: “No te fijes en su apariencia ni en lo alto de su estatura, porque lo rechazo;8 porque Yahvé no mira como lo hacen los humanos; ellos solo ven la apariencia exterior, pero Yahvé mira el carácter interior”.9 8 Entonces Isaí llamó a Abinadab y lo presentó a Samuel. Este le dijo: “Tampoco a este ha elegido Yahvé”. 9 Luego Isaí presentó a Sama. Y dijo: “Tampoco a este ha elegido Yahvé”. 10 Isaí presentó a cada uno de sus siete hijos a Samuel, y Samuel le dijo a Isaí: “Yahvé no ha elegido a ninguno de estos”.
Comentario
Samuel no era un neófito sin experiencia: ya había dado la vuelta a la manzana en términos de liderazgo espiritual y había visto a los hombres que amaba —primero Elí y luego Saúl— fracasar estrepitosamente. Sin embargo, incluso el experimentado Samuel necesitaba esta palabra de advertencia: no te precipites; ora y observa más, y espera la confirmación o el rechazo de Dios a tus propias impresiones e instintos.
16:6 Samuel sabía que debía esperar la voz interior de Yahvé. La elección no era suya. Pero no pudo evitar tener su propia primera impresión. Cuando Samuel vio a Eliab, que tal vez era tan alto y guapo como lo había sido Saúl cuando lo conoció, pensó: “Esta será una elección fácil para Yahvé. Este es el que estaba buscando, de pie aquí a la vista de todos”. Pero también existen otras posibilidades. Eva también fue identificada como la “ayudante apropiada/adecuada” (עֵזֶר כְּנֶגְדּוֹ, ezer kenegdo) para Adán. Esta comparación podría sugerir que Samuel pensó en Eliab como una persona perfecta para Yahvé. También es posible que Samuel haga aquí un juego de palabras: el elegido sería el נָגִיד (nagid) de Yahvé (1 Sa 13:14; 25:30; 2 Sa 5:2; 6:21; 7:8).
16:7 En el momento en que Samuel miró y consideró a Eliab, la voz de Yahvé se dirigió a él no para ordenarle que ungiera a Eliab, sino para hacerle saber que él, Yahvé, se guiaría en su elección por lo que viera del carácter interior del hombre (su “corazón”). Los humanos no pueden ver esas cosas cuando conocen a alguien por primera vez, pero Dios sí. Probablemente, Jesús escuchó versículos como este con frecuencia durante sus años de infancia; por eso, estos versículos resuenan en dichos como Mt 5:8, 28; 6:21; 9:2; y Mr 7:18–23, donde “corazón” también se refiere al carácter interior de una persona.
Estas palabras, aplicadas principalmente a Eliab, pueden asumirse también para los otros hermanos mayores de David. Implican no solo que Dios no eligió a los hermanos mayores de David por su buena apariencia, sino también porque no eran aptos en carácter. Si es así, no es de extrañar que Jonadab, un hijo del hermano de David, Simea, diera más tarde consejos a Amnón sobre cómo violar a la inocente Tamar (véase 2 Sa 13:3–4). Si Samuel hubiera ungido como rey a alguno de estos hermanos mayores, ese rey habría abusado del poder real tal como lo hizo Amnón.
16:8–9 ¿Cuánto le había dicho Samuel a Isaí acerca de por qué estaba ahí? Isaí parece saber que Samuel iba a elegir a uno de sus hijos para algo importante: después de cada hijo, Samuel indicó que Yahvé no lo había “elegido” (גַּם־בָּזֶה לֹא־בָחַר יְהוָה, gam-bazeh lo-vachar yehvah).
¿Esta presentación10 de sus hijos a Samuel se hizo en público o en privado, antes o después del sacrificio comunal? Lo más probable es que no fuera pública, para no despertar las sospechas de Saúl. Los hijos parecen haber sido presentados a Samuel en orden de mayor a menor, ya que el privilegio iba con el orden de nacimiento. No se nos dice si todos los hijos de Isaí tenían la misma madre. Si no la tenían, los hijos de la primera esposa gozarían de cierta preferencia sobre los de la esposa o esposas secundarias.
16:10 Algunos ven una dificultad en el hecho de que en 1 Sa 17:12 se dice que Isaí tiene ocho hijos en total, lo cual parece también implícito aquí, y sin embargo en la genealogía de 1 Cr 2:13–15 David es el séptimo y más joven hijo.11 Es posible que uno de los siete hermanos mayores de David muriera sin descendencia y, por tanto, fuera omitido en la genealogía de 1 Cr 2 (así Youngblood, 684).
Una vez presentados todos los hijos presentes, Samuel dio el veredicto final: Yahvé no había elegido a ninguno de ellos. Samuel había aprendido la lección y no intentó cuestionar la elección de Yahvé. Ninguna voz interior había venido de Yahvé, así que Samuel no sería presuntuoso. Yahvé no había “elegido” a ninguno de ellos. Pero ¿“elegido” con qué propósito? ¿Acaso Isaí seguía ignorando lo que ocurría?
Aplicación e implicaciones devocionales
Cuántas veces tenemos la tentación de contentarnos con las primeras impresiones de las personas, sin tomarnos la molestia de profundizar en ellas conociéndolas. Ojalá pudiera contar las veces que he sido culpable de juzgar mal a otra persona de esta manera. Es notable la diferencia que hay en nuestras reacciones a las peculiaridades y hábitos de los demás cuando llegamos a conocer lo que realmente les hace funcionar. La mayoría de las veces me inclino a dejarme llevar por una mala impresión inicial. Pero lo contrario también es cierto. A veces tenemos que refrenar nuestro entusiasmo inicial por alguien hasta haber estado cerca de él durante un tiempo. Por eso Pablo aconsejó a su joven aprendiz Timoteo: “No te precipites en la imposición de manos, o te verás implicado en las fechorías ajenas” (1 Ti 5:22 REB). La imposición de manos se refiere a la ordenación de otro creyente para un ministerio. El ministerio cristiano, como la realeza del antiguo Israel, puede ser un asunto exigente, y hay demasiados que hacen naufragar sus ministerios, así como su fe personal.
Bibliografía seleccionada
Kalimi, I. “A Transmission of Tradition: The Number of Jesse’s Sons”. TZ (2001): 57:1–9.
6 En el hebreo, al igual que en otras lenguas del ACO (acadio, hitita), los verbos del habla pueden denotar procesos de pensamiento, no el habla realmente pronunciada (véase Streck, “Selbstgespräch”, RIA 12:365–66). El soliloquio silencioso (“se dijo a sí mismo” > “pensó”) en hebreo se expresa con דִּבֵּרבְּלִבּוֹ/אָמַר (dibberblibbo/amar) (“dijo en su corazón”, Gn 17:17; 27:41; 1 Re 12:26; Is 47:10; Abd 1:3 3; Sal 10:6, 11, 13; 14:1; etc.), ʾāmar/dibbēr ʾel libbô (“dijo a su corazón”, Gn 8:21 y aquí), o ʾāmar/dibbēr ʿal libbô. HALOT da el siguiente tratamiento léxico en su artículo אָמַר (amar), “decir” (1:66 qal sign. 4), pero también se refiere a otros verbos que muestran esta característica, como דִּבֵּר (dibber) (HALOT 1:210 piel sign. 8c). Para otros ejemplos en 1 Samuel, véase 1 Sa 18:17, 21. La descripción del proceso de pensamiento en el hebreo bíblico como discurso se discute en C. L. Miller, Representation of Speech, 290–96. La descripción de los pensamientos internos en la narrativa bíblica está relacionada con el concepto de “narrador omnisciente” (véase “El narrador omnisciente” en la introducción y D. M. Howard, Introduction, 51–52). La expresión para el proceso de pensamiento en acadio es qabû ina libbišu (“hablar en/a su corazón”, CAD Q 26 sign. 1d). En hitita es ištanzani peran mema- (“hablar ante la propia alma/mente”) o ištanzani āppa mema- (“hablar de vuelta a [i.e., dialogar con] la propia alma/mente”, CHD L-N 260 mema-sign. 9). Un equivalente poético, que se encuentra en la Epopeya Hurro-Hitita Kumarbi (KUB 33.96 i 9–10, ed. H. G. Güterbock, “The Song of Ullikummi. Texto revisado de la versión hitita de un mito hurrita [Parte 1]”, JCS 5 [1951]: 146; traducido en H. A. Hoffner, Jr., Hittite Myths [Atlanta: Scholars Press, 1990], 57 [§3], 66), es: Kumarbiš-za ištanzani peran ḫattatar daškezzi n-at kunnan mān išgariškezzi (“El dios Kumarbi no deja de tener pensamientos sabios [i.e., un plan] ante su mente/alma, y no deja de alinearlos como cuentas [en una cuerda]”). Para la traducción “alinea, orienta” en lugar de “pega, ata”, véase ya A. Goetze, “Contributions to Hittite Lexicography”, JCS 1 (1947): 309. Esta es una descripción muy vívida del proceso de deliberación. Pero en los textos hititas estas descripciones del proceso deliberativo de otros ocurren en narraciones mitológicas más que históricas.
7 La prep. aquí es נֶגֶד (neged), no לפני (lpny). La idea es “a la vista” (véase נֶגֶד, neged, en Pr 15:11, donde igualmente se subraya la capacidad de Yahvé de ver más allá de las apariencias y dentro de los corazones humanos).
8 Un performativo perfecto.
9 Lit., “el corazón” (לבב, lbb).
10 הֶעֱבִיר (he’evir) (“presente”), cf. HALOT 2:780 (עבר, ‘br; hifil signs. 3 y 7, obj. niños dedicados a Dios).
11 Véase McCarter1, 276 (entre otros).
Harry A. Hoffner Jr., 1 y 2 Samuel, ed. H. Wayne House y William D. Barrick, Comentario Exegético Evangélico (Bellingham, WA: Editorial Tesoro Bíblico, 2021), 1 Sm 16:6–10.

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